"Cuán dañado habrá quedado el tejido social, político y cultural de la sociedad argentina después de la dictadura que aún no nos alcanzan las fuerzas, la imaginación, los saberes o la confianza para dedicar esfuerzos a la concepción de metas de mediano y largo plazo que nos encaminen hacia un objetivo común", expresa la diputada y jefa de la comisión de Educación del Congreso de la Nación, Adriana Puigross, correspondiendo al terrorismo de Estado con nuestra cada vez más notable pérdida de rumbo como país.
Que la larga noche militar, además de haberse cobrado la vida de miles de argentinos, nos legó su fatídica impronta no caben dudas. Las rasgaduras en el tejido social y la exacerbación y culto al individualismo tuvieron su génesis y propósito en aquella lamentable época.
Ahora y de cara al futuro...
¿Nos podremos volver a encontrar? ¿Es una utopía proyectarnos hacia adelante dejando de lado nuestras diferencias en busca de un objetivo común?, ¿o acaso el daño producido por las juntas militares y sus nefastos protagonistas es irreparable?
Avanzar, construir, participar, decidir y asumirnos tal cual somos... menuda tarea para una sociedad que hace 33 años entraba en una de las etapas más oscuras de su historia.
Titánica labor para un pueblo que en poco más de 25 años de vida democrática sigue buscando el sendero de la estabilidad, del encuentro y de las esperanzas.
Camino al bicentenario y luego de haber transitado uno de los períodos democráticos más extensos de nuestro periplo como Nación, EL DIARIO convocó a cinco villamarienses de diversos ámbitos en torno a una Mesa de Debate.
El golpe militar, el retorno de la democracia, las desilusiones, los desencuentros y el porvenir son abordados por nuestros invitados: Nancy Arroyo, Liliana Costabella y Gabriela Manfredi quienes junto a Teodoro Menna y Gabriel Ríos reflexionaron sobre el porqué no encontramos aún el camino al diálogo, al consenso y a la consecución de un proyecto que nos ampare como integrantes del mismo territorio a todos y cada uno.

"El cambio está en uno mismo"

Liliana Costabella es trabajadora social (actualmente estudia para la Maestría en Trabajo Social) y desde hace algunos años sostiene, con escaso apoyo oficial, la copa de leche "Un rayito de esperanza", donde atiende a niños de barrio Las Playas.
"Mi formación es producto de la dictadura, en plena dictadura hice la primaria y al término de la misma comencé la secundaria. Todos sabemos que los cambios no se producen instantáneamente, esto lleva un proceso de cambio que en mi caso lo viví como adolescente.
Esa formación primera, la que obtuvimos de niño, es difícil cambiarla de adulto. En mi caso he podido pensarme como miembro de una sociedad, trabajar en comunidad, ser voluntaria en todo esto que hago, apoyar al cambio y apostar a los vínculos y a conformar una nueva red social donde nos podamos insertar todos.
No dejo de darme cuenta que, como yo, muchos otros pasaron por este proceso y seguramente no tuvieron la oportunidad de seguir formándose y detectar que el cambio radica en uno mismo.
Seguramente, muchos de mis compañeros de aquellos años y otros que no ven a la educación como una opción, hoy estarán diciendo ‘como no vuelven los militares a corregir este gran desorden e inseguridad’.”

"Hacernos responsables"

"Desde el ‘conmigo y sinmigo’ de Herminio Iglesias, pasando por la casa está en orden de Raúl Alfonsín, han pasado muchas cosas a lo que tenemos hoy en este país", dice el profesor de Psicología Gabriel Ríos, quien además condujo durante quince años la "Granja Los Amigos", entidad que se dedica a la contención de jóvenes en situación de riesgo.
"Creo que en la actualidad existe muy baja tolerancia al que piensa diferente. Hasta que no se entienda que cuando se trabaja juntos los resultados son más fuertes y duran más, es como que estamos viviendo el día a día, como si fuera el último.
No tenemos proyección, pero creo que es una concepción filosófica que viene desde una época donde los españoles vinieron, saquearon y ni siquiera intentaron instalarse acá.
Desde aquellos tiempos es como que tenemos instalada la cuestión del saqueo, nos vivimos saqueando material e ideológicamente.
Los que llegan al poder lo hacen aprovechándose de la credibilidad de la gente y cuando están en el gobierno se olvidan del pueblo. Se olvidan de las promesas y de lo que los hizo ascender.
Además creo que lo que no está instalada es la concepción de grupo. Sigue prevaleciendo el individualismo y la baja tolerancia al que piensa diferente. Si sos peronista tenés que ser negro y ésta es una concepción que viene desde hace años.
Lo ideal sería empezar a ver al hombre. En un país democrático como el nuestro, nosotros somos responsables de quienes nos gobiernan y da pena de ver en las aulas que alumnos adolescentes y adultos te digan yo no creo en los políticos, pero son parte de nuestra organización civil y son los que elegimos.
En la medida que nosotros nos vayamos apropiando de nuestros propios errores y de nuestras elecciones y podamos ver la cuestión comunitaria y grupal, seguramente aparecerán los resultados que no los vamos a ver inmediatamente, sino quizás en tres generaciones al paso que vamos”.

"Nunca más rupturas institucionales"

"Creo que la experiencia que hemos tenido los argentinos en esos tremendos ocho años nos han llevado a casi un nunca más de ruptura institucional, además del nunca más de secuestros, rupturas y asesinatos", enfatiza en el comienzo de su alocución el ex bancario y jubilado Teodoro Menna.
“Considero que a pesar de que existan nostálgicos que añoren ese cruel período de nuestra historia, esto no genera intranquilidad en cuanto a que volvamos de nuevo a una situación tan tremenda.
Se me ocurre pensar que vamos a ir consolidando a lo largo del tiempo estas convicciones democráticas, que son duras de asimilar máxime cuando utilizando el argumento de la falta de seguridad en el país aparezcan personajes mediáticos diciendo cosas absolutamente imprudentes y sin dudas descalificables.
Uno pide la pena de muerte, el otro dice que vuelva el paredón y algunos piden el retorno de los militares. Son expresiones absolutamente cuestionables, pero tengo la tranquilidad de que estas cuestiones que quieren imponerse no son compartidas por la mayoría de los argentinos."

"Nuestra historia: una mezcla compleja"

Gabriela Manfredi es docente en la Escuela de Bellas Artes y escultora. Sus trabajos se relacionan con la apropiación cultural del espacio público.
"Mi período de formación educativa fue el de la dictadura. No había mucha posibilidad de análisis y juicio crítico, era todo intuitivo.
Cuando la guerra de Malvinas yo estaba en cuarto año y no me crié justamente en un medio donde se analizara lo que pasaba, yo y muchos en realidad sospechábamos acerca de los entretelones de cada situación que acontecía.
Creo que tiene que ver mucho la sensibilidad personal que hace que cada uno reaccione ante determinada situación histórica de diferente manera.
Para mí el punto está en el individualismo. Está bien acotar lo que nos pasa hoy a los efectos del último golpe de Estado, pero en realidad la proyección se podría remontar a muchos años atrás.
Yo no lo viví, pero a través de mis viejos pude conocer lo que significó la “Revolución Libertadora” y me parece estar viéndola en la realidad de hoy.
Mucho más atrás podríamos ver cómo fue originada en realidad nuestra historia y lo accidental de su configuración, o sea todo una mixtura muy compleja.
Me pareció interesante esto de vivir al día, creo que es una sensación permanente que nosotros convivimos desde siempre. No podemos todavía diseñar un proyecto de largo plazo y saber que esto nos va a llevar tiempo y que vamos a tener que aprender a convivir."

"Generar acuerdos y consensos”

"Tenemos que analizar el contexto global que de hecho han impactado en todos los países latinoamericanos con mayor profundidad. Dentro de este nuevo sistema capitalista mundial, globalizado, quizás el problema radique en no saber adónde vamos con respecto a lo que queremos y cuáles son los aspectos básicos que debemos tocar", puntualiza al momento de abordar la temática propuesta Nancy Arroyo, licenciada en Sociología y maestra de grado en la escuela Mariano Moreno.
Todos los discursos hablan de la educación y la salud como ejes fundamentales, sin embargo eso todavía es una materia pendiente.
Creo que no en vano hemos llegado hasta donde lo hemos hecho. En el imaginario colectivo queda esta idea de que todo tiempo pasado fue mejor y no rescatamos las fortalezas. Argentina tiene muchas debilidades institucionales que tienen que ver con el rol que los actores sociales y políticos han desempeñado a lo largo de la historia.
El punto está en generar consensos y acuerdos. Cuando se recuperó la democracia todos pensamos que estábamos encaminados hacia lo mismo pero con el transcurrir del tiempo nos dimos cuenta que no.

Democracia y debate

El 10 de diciembre de 1983 Argentina volvía a respirar el hálito siempre rejuvenecedor de la democracia. El Gobierno liderado por Raúl Alfonsín comenzaba una nueva etapa en la vida institucional de nuestro país. Luego se sucederían otras historias, se erigirían otros protagonistas encabezando nuevos modelos y visiones de un país que sigue sin terminar de configurarse.
"Estos 25 años de democracia hablaron de rupturas y de continuidades. Rupturas necesarias y continuidades que le hicieron daño al país. Al margen persiste la marca de la deuda social", lanza el historiador Felipe Pigna, marcando el prólogo del intercambio de ideas protagonizado entre los convidados a la Mesa de Debate.
GR: Una de las cosas negativas que hemos visto en democracia es que lo que construyen unos, lo derrumban otros. Si lo hizo el peronismo no lo retomó el radicalismo, y viceversa, sin analizar lo que es bueno y malo del proyecto.
No hay una continuidad y objetividad de los que nos dirigen a la hora de cumplir su rol.
GM: Esto responde a nuestra historia. Este siempre ha sido el territorio de venir, llenarse los bolsillos y sembrar los emprendimientos sólidos en otro lado. Si hay que proyectar algo que funcione lo debemos hacer en otro lugar, forma parte casi de nuestra identidad.
Es muy compleja la trama, vivimos en un momento donde la tentación consumista es cada vez más grande.
LC: Creo que el entretejido social que nos une está roto. Ante esta circunstancia estamos desvinculados y no nos responsabilizamos del otro. Estamos atentos por lo que nos pasa, pero no nos hacemos cargo de lo que le pasa al vecino. Muchos te dicen “qué bueno esto que hacés”, pero a la hora de querer sumar a los que te felicitan aparece el “mirá... no te puedo ayudar porque no tengo tiempo”.
TM: ¿Qué es lo que pasó en estos 25 años es una gran incógnita? ¿Lo podemos atribuir a que es una democracia muy joven?, ¿esto será suficiente explicación para justificar que todavía no encontramos el rumbo? Es muy difícil encontrar una respuesta concreta y por eso uno recurre a las comparaciones.
En países latinoamericanos con historias similares a la nuestra, algunos de una manera u otra y sin entrar en comparaciones odiosas se pueden vislumbrar cuestiones importantes.
Tomando como ejemplo el caso de Chile, allí se sucedieron luego de la dictadura liderada por Augusto Pinochet una serie de gobiernos democráticos de diversa extracción política, siguiendo un hilo conductor medianamente acordado entre los responsables políticos. Lo que no sucedió allá es lo que nos pasa a nosotros: cada gobierno llega con su libreto bajo el brazo y tira abajo absolutamente todo lo hecho y comienza de cero.
En Argentina siempre estamos comenzando, no tomamos nunca la posta y generamos continuidad. Esto es una falencia considerable de nuestra parte.
Lo que nos falta a nosotros es establecer políticas de Estado que respondan a ideas de fuerza de desarrollo que no se toquen, que no puedan ser desaparecidas y que sirvan como cimientos para construir en Salud, Educación y Trabajo.

El poder y los medios

GM: Los que viven muy bien acá, viven muy bien. Nadie quiere largar el poder y entonces se producen estas posiciones tan extremas. No soy una defensora de nadie ni estoy adherida partidariamente al gobierno de turno, pero lo que sí veo es esta intención permanente de descalificar a la presidenta y los medios tienen mucho que ver.
Muchas veces cuando pongo esto de ejemplo muchos me dicen que lo hacen por demagogia, sin embargo creo que somos unos avanzados en políticas de Derechos Humanos. Uruguay, si vamos a comparar, recién está tratando de lograr para ver si pueden empezar a pensar en enjuiciar a los responsables de crímenes de lesa humanidad.
En esto de construir sobre las diferencias también pongamos también sobre la mesa aquello que es rescatable como positivo para ir apostando en eso. No creo que estos personajes desestabilizadores sean propios de esta época, sino de mucho tiempo atrás de nuestra historia.
NA: Creo que hay una cuestión mediática y los medios juegan un rol muy importante junto a la oposición política. Yo veo en los opositores, Macri, Carrió y otros, que tampoco tienen un proyecto alternativo, utilizan la descalificación por la descalificación misma. No creo que todo lo que ha hecho el Gobierno está mal.
Tenemos que apuntar a un proyecto inclusor. No siempre en todo reparto la gente queda conforme, pero me parece que tenemos que apuntar a eso, sino en vez de construir estaríamos destruyendo. Empecemos por trabajar juntos en función del sistema democrático que todos queremos.
Ahora que la democracia tiene sus años y que a pesar de las crisis sucesivas se ha mantenido como sistema, más allá de lo electoral, empecemos a fortalecer lo otro, es decir la democracia social. No puede ser que ante cualquier problema, crisis o desajuste apelemos a la intolerancia.
Esta concientización viene, creo, desde la formación y a eso hay que apuntar. La identidad es lo que tenemos que empezar a reconstruir desde la Educación de nuestros niños y jóvenes.

¿La culpa es de los otros?

GR: Se me ocurre que también debemos hacer consciente el principio de la realidad, nosotros como sujetos sociales.
Nos hemos acostumbrado a tercerizar todo, la culpa la tienen los políticos, los militares. Con este criterio el Gobierno actual le echa la culpa al Gobierno anterior, a la oposición, a los medios, a Menem (cuando en su momento estuvieron juntos). Es muy difícil que podamos progresar en el tiempo si de las cosas que nos ocurren no nos hacemos cargo y ponemos la responsabilidad en terceros. Es como si fuéramos levantando una pared y al mismo tiempo la derrumbáramos, en el mismo tiempo y espacio.
Creo que la mejor opción que tenemos, sin dudas, es la democracia aunque sostengo que nos falta el ejercicio democrático.
De a poco esto va cambiando. Antes canjeaban un voto por un bolsón de comida, ahora la gente recibe la mercadería, pero adentro vota al que cree más conveniente. Con el paso del tiempo he notado que se va tomando un poco más de conciencia de que los que nos gobiernan son frutos de nuestras decisiones.
Si hoy renegamos de Menem o Angeloz, supongo que en algún momento tenemos que hacernos cargo de que votamos a estos tipos. Considero que el primer principio de superación de esta instancia es hacernos cargo de las decisiones, aunque sean erróneas, que hemos tomado a través de elecciones.
Por el lado del consenso, tenemos que pensar que no siempre gana uno solo, las partes tienen que ceder un poco. Se entiende mal que el consenso es la imposición de una de las partes y no es así.
LC: Cuando pienso en un proyecto de cambio de nuestro país no puedo dejar de considerar lo que sucede en mi barrio, en sus escuelas e instituciones. Siempre analizo que proyecto de país hay en esos lugares cuando se tienen que hacer cargo de las necesidades de personas que asisten allí.
Si miramos lo que pasa en las escuelas, las maestras además de dar clases tienen que servir la comida a los chicos. No digo que esté mal que haya un comedor escolar, si hace falta tiene que estar, lo que sí sería ideal es que cada uno de los niños pudiera comer en su hogar junto a su familia.
Desde mi trabajo comunitario me considero integrada a una sociedad que reclama, critica, se posiciona y analiza qué país quiere. Pero también me hago cargo de decir que con algo tengo que colaborar. No me quedo atrás de la taza de café para cuestionar, sino busco y colaboro para que, desde mi profesión, mi país avance.


En dos palabras

Para concluir, los invitados eligieron varios términos y frases que deberían tenerse en cuenta al momento de la construcción de propuestas y emprendimientos para lograr la tan ansiada evolución democrática en Argentina.
Gabriela Manfredi optó por autocrítica y compromiso, Nancy Arroyo eligió las palabras responsabilidad y participación, Gabriel Ríos también se inclinó por el término participación a lo que agregó coherencia entre el discurso y los hechos, Liliana Costabella consideró que encuentro con el otro y solidaridad son las expresiones más adecuadas para tener en cuenta, en tanto Teodoro Menna seleccionó las palabras nunca más junto a unión y respeto por el compromiso como las acertadas.
Por el lado de las frases se destacaron: "Cada uno, desde su lugar, puede hacer cosas", "hay jóvenes que siguen sosteniendo la utopía. Sólo les hace falta un faro que los oriente", "es mucha más la gente que quiere ayudar al prójimo de la que imaginamos", "la gente está ávida de participar, pero no sabe cómo" y "nos falta apropiarnos de nosotros mismos".