Con la intención de encontrar herramientas que le permitan atender y tomar decisiones respecto a la problemática de adicciones, se acaba de conformar un grupo de padres a tal fin en barrio Los Olmos de Villa María.
Ya se registró un primer encuentro, que se vio interrumpido por la trágica noticia de la muerte de Leandro Morales, el pibe de 22 años que fue asesinado a golpes en la cabeza a cuadras de un boliche de la costanera.
Los padres volverán a encontrarse mañana a las 20 en la sede de la Biblioteca Eva Perón del citado sector villamariense.
La primera reunión tuvo notable concurrencia, según contó María Inés Rigaldo a EL DIARIO. De la misma fueron parte distintos actores de la Municipalidad, como miembros de Salud, Viviendas y Descentralización.
“El tema nos preocupa a todos. La intención es armar un grupo con personas que nos puedan brindar herramientas para que nos capaciten en cómo tratar y abordar la temática. Cuando encontramos un caso, tenemos que saber cómo hacer para acercarnos a la persona afectada y a su familia”, precisó Inés.
“Nosotros vemos al pibe, niño o preadolescente y queremos acercarnos a su familia y suele ocurrir que el grupo niega la realidad, le cuesta aceptarla. Es una enfermedad social que debemos tratarla como tal y entre todos. Estoy convencida de que esto no podemos hacerlo solos”, recalcó.
Sostuvo que “de una vez tenemos que ponernos los pantalones largos”.
“Con todo el respeto que se merecen los profesionales, les manifesté que detrás de un escritorio una trabajadora social o una psicóloga no va a hacer nada. Hay que salir a la calle, porque los pibes están en las esquinas, en las plazas”, advirtió la referente barrial.
“Con todo lo que nos pasó, más que nunca queremos trabajar en serio. El doctor Gauna siempre manifesta que está la Casa de Medio Camino, pero es transitoria. Cuando los sacan de ahí, llegan a la esquina y ya están consumiendo de nuevo. Contamos con eso pero Villa María, que creció tanto, ya debería contar con una comunidad terapéutica. Estuvimos en Buenos Aires meses atrás y tuvimos una jornada de capacitación con especialistas y nos llevaron a las comunidades. Tenemos que contar con algo así”, sugirió. “No puede ser que un pibe que tiene que ser internado lo tenga que hacer en las Sierras, en comunidades que pertenecen a iglesias evangélicas, no a la provincia. Es hora de que trabajemos en serio”.
Rigaldo recalcó que se hacen cosas, pero no alcanza. “Sabemos que desde la Secretaría de Prevención Comunitaria efectúan actividades, pero es prevención y nosotros ya tenemos una sociedad de consumo”, expresó.
El grupo fue impulsado por padres que han tenido que atravesar duras situaciones y que no hallaron las respuestas adecuadas por parte del Estado. Una mamá tuvo que acudir a una comunidad evangélica. Una de las vecinas estuvo un mes llamando a Sedronar para lograr la autorización para internar a un joven y se le terminó contestando que el chico debe pasar primero por una instancia de desintoxicación, pero no hay demasiadas opciones.
Por otro lado, una ciudadana del barrio contó que jóvenes de un sector no acuden a la nueva plaza de Los Olmos porque lo ideal sería contar con un playón deportivo.
“Yo apunto a reforzar las actividades deportivas. Con la batucada Los Dragones podemos contener a un grupo, pero no a todos”, admitió Inés Rigaldo.
En el primer cónclave hubo adultos que no tienen hijos pero que están preocupados por el flagelo.
-La droga está presente en todos los sectores y en todas las edades, pero estamos hablando de este barrio en particular. ¿Ven su presencia a una corta edad?
-Sí, sí, claro que sí. Pero no es en Los Olmos nomás. Después ocurre que nos estigmatizan. No es que en este barrio hay droga, sino en todos lados, es transversal. El muchachito de saco y corbata también consume, pero tiene otra vida y no se lo cuestiona. He estado con pibes de una organización que me contaron que fuman, pero nadie les cuestionaría que ellos fumen marihuana. En cambio, a chicos de estos barrios los condenan. Es un tema que da para mucho, nosotros recién arrancamos con este grupo de apoyo para otros padres. Tenemos contacto con gente de Buenos Aires que puede dar una mano. Hay que unir a los padres, a los chicos, al Estado, sin dejar de reconocer que se hacen cosas, porque el equipo de Salud hace, pero no puede ser que a una trabajadora social no se la pueda llamar a las 4 de la mañana.