El plantel de Biblioteca Rivadavia retornó ayer a los entrenamientos, luego de disfrutar de la jornada libre del día lunes, y comenzó a trabajar con vistas al partido que jugará este sábado ante Sonder de Rosario.
Los “Canarios” sumaron dos victorias durante el pasado fin de semana, al igual que Sonder y se reacomodaron en las posiciones de la Zona A, de la Liga Argentina A2 de voleibol.
Con el fin de semana que se aproxima, comenzará la segunda ronda de la fase clasificatoria y Rivadavia y Sonder volverán a enfrentarse, en el duelo interparejas.
Los rosarinos ganaron en el partido del debut por 3 a 2, en un ajustado quinto set, aunque Rivadavia estuvo arriba por 2 a 0, y la victoria se escapó por muy poco.
El equipo “Canario” va creciendo en su nivel de juego, apoyado en una mixtura de jugadores de experiencia y un grupo de juveniles de su cantera. Uno de los refuerzos, que aportan experiencia y temperamento es el opuesto Andrés Ferreyra, que ayer dialogó con EL DIARIO.
El jugador de 30 años, lleva en su bolso una larga trayectoria, tanto en el torneo de la Liga Metropolitana, como la A2, A1, y en Europa, donde ha jugado en equipos de España y Hungría.
Ferreyra nació en Luis Guillón (provincia de Buenos Aires), en noviembre de 1984, nos contó de su extensa trayectoria
“Empecé a jugar al vóley en Boca Juniors, cuando tenía 17 ó 18 años, desde el comienzo como federado. Cuando llegué a Boca, el entrenador era “El Negro” Silva y luego llegó Marcelo Gigante. En esa etapa de Boca, fui compañero de equipo de Guillermo García, con quien compartíamos el departamento. Ahí jugaba de opuesto y era suplente de “Guille”. En Boca ganamos el Metropolitano, luego ganamos el Torneo de Ascenso”, contó el jugador.
“Luego estuve un año jugando en La Coruña, volví a la Argentina y jugué en Olímpico de Azul. Regresé a España, volví un año a la Argentina y me fui a Hungría. Posteriormente estuvo dos temporadas en Pellegrini de Tucumán jugando la A1, donde me tocó competir con el Villa María Vóley. Luego jugué en Universidad de Tres de Febrero (Untref) donde fui compañero de otro villamariense, Christian Brión. En Untref ganamos la Liga A2 y jugué al año siguiente la A1”, relató el opuesto.
Ferreyra contó que “cuando empecé a jugar lo hacía como opuesto, hasta el año que estuve en Olímpico de Azul. Luego siempre lo hice de punta, por lo que ahora en Rivadavia vuelvo a mi anterior puesto y me estoy readaptando. A Rivadavia llegué a través de Brión, ya que fue él el que me contactó. Les pasó mi nombre al manager y al cuerpo técnico y ahí hicimos el primer contacto”.
“No tenía referencias del equipo, lo poco que sabía era lo que me contaba “Clina” Brión. Me contó que era un equipo a formar, y que por su experiencia en el VM Vóley se iba a entrenar mucho, que no íbamos a pasar desapercibidos en el torneo, que algo íbamos a lograr”, comentó.
El jugador contó también que “desde que llegué siento que los entrenamientos no se me hacen largos, no son aburridos y uno no se da cuenta todo el tiempo que se entrena. Trabajamos todos los aspectos y a pesar de que es un equipo con muchos menores, yo soy uno de los más grandes, hay muchas ganas, y saben a lo que apunta”,
En cuanto al equipo y a su evolución en el nivel de juego, tras haber disputado cinco encuentros, opinó que “lo veo bien. Obviamente que me ha quedado ese gustito raro por haber perdido 3 a 2 ante Sonder en el debut. En ese partido nos faltó ruedo. Yo recién había llegado al equipo y no había podido jugar el amistoso contra Alianza porque estaba lesionado y eso me jugó en contra. Creo que nos faltó una semana más de entrenamiento juntos o un amistoso para sacar otro resultado. Para eso nos hubiera servido ganar ese partido”.
“Luego con Alianza también perdimos, pero es un equipo al que todos inflaron, tiene con qué jugar, pero nosotros lo tuvimos acorralado y no le fue fácil ganarnos, le creamos conflicto dentro y afuera de la cancha. Después de esos partidos que perdimos y toda la experiencia que sumamos, me parece que lo que viene va a ser más fácil y que vamos a lograr varios resultados positivos. Estamos bien acomodados, sabemos que se puede. Esos dos partidos ante Sonder y Alianza los perdimos por poco, pero nunca tuvimos el partido perdido. Lo bueno es que venimos de menor a mayor”.
Desde el banco también nos apoyan y nos dicen qué hacer, siempre en el momento justo. Eso es esencial”.
Sobre lo que viene, dijo que “siento que ante Sonder tenemos que ganar tranquilamente. Es una instancia decisiva y hay que ser muy finos. Nadie quiere quedarse afuera o volverse a su casa antes. Todos quieren seguir. Nosotros tenemos un grupo de jugadores de 15 ó 16 años que disfrutan ese momento y tienen mucho valor para meterse en el partido. Este fin de semana les pusieron el pecho ante Echagüe y Rowing. Todos estos pibes me sorprendieron. Somos conscientes de que nos tenemos que romper en cada entrenamiento y en cada partido. Poner ganar y jugar al ciento por ciento, si no no vamos a lograr nada. Le vamos a hacer partido a todos, por más nombres que tengan”.
Finalmente, el opuesto agregó: “Jugando de local hemos sentido el apoyo de la gente, la verdad que eso es esencial. Nos quedamos todos contentos por la gente que nos acompañó. El público nos transmite esa energía y se levantaban cuando estábamos abajo y cuando estábamos arriba, también. Sé que el Villa María movía mucha gente y ahora Rivadavia está haciendo lo mismo. Que eso sea contagioso. Nosotros hemos jugado de visitante y no hemos sufrido esa presión, pero a nuestros rivales se les va a hacer difícil jugar si seguimos siendo acompañados de esa manera”.