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Los tres villamarienses veteranos en el cementerio de Malvinas |
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Tres villamarienses ex combatientes de la guerra de Malvinas visitaron durante siete días las islas después de 27 años.
Se trata de Walter Balsen (47), Guillermo Gutiérrez (54) y Eric Langer (47), quienes, acompañados por la esposa de Langer, Silvia Funes, partieron el sábado 14 de Río Gallegos y regresaron en la madrugada de ayer a Villa María.
Walter Balsen dialogó con EL DIARIO y relató su experiencia.
“En un primer momento nosotros teníamos un poco de recelo, de cómo nos iba a ir y de cómo nos iba a caer, como veteranos de guerra, todo ese entorno. En resumen, volvimos bien. Por momentos el estado de ánimo fue ciclotímico, porque se pasa de la risa al llanto con facilidad, especialmente cuando uno va a visitar ciertos sitios donde se vivieron momentos muy duros, pero haciendo turismo la pasamos muy bien”, comienza diciendo Walter.
Luego agrega: “Volver a Malvinas no fue un revivir la guerra, sino que fue un reconocimiento de lugares. Los que volvimos fuimos a recuperar esos lugares, a visitar las posiciones donde estuvimos, a hacer un poquito de remembranza histórica, quizás. No surgieron sentimientos pasados, fuimos preparados”.
En cuanto a los motivos a hacer este viaje después de tantos años, Walter responde que “es un poco por los años que tenemos y no sé si lo vamos a poder hacer en un futuro. Otro de los motivos, fue porque la naturaleza va cambiando los lugares y nosotros queríamos volver a ver esos sitios. Hay posiciones en las que ya hay barrios construidos o la vegetación las tapó”.
Pero aclara que “también nos encontramos con lugares que se preservaron desde aquella época, tenemos fotos de posiciones o pertrechos que han quedado, marcas de bombardeos intactos”.
Walter cuenta que “nosotros cuatro programamos el viaje y, sin saberlo, nos encontramos en Río Gallegos con un contingente muy grande de Luján y otro de La Plata (ambas localidades de la provincia de Buenos Aires) y llegamos a Malvinas cerca de 40 personas, por lo que la gente de las islas lo tomó con un poquito de recelo. A la larga nos recibieron bien, porque nosotros hicimos una vida social muy activa, hablamos con mucha gente, cenamos con personas de ahí que habían estado en el momento de la guerra”.
Ser buenos embajadores
“Nos agradecen por haber hecho la guerra porque ellos la estaban pasando muy mal antes del ‘82, había mucho éxodo de jóvenes, porque no había trabajo, la comida no era abundante y no tenían futuro. Después de la guerra eso cambió, viven con mucho confort, porque los ingleses ahí se acordaron que los kelpers existían, pero a la hora de elegir siguen eligiendo a los ingleses”, revela Walter.
En ese sentido, también aclara: “Aunque hay símbolos que demuestran que tampoco es tan así, en la isla conté sólo dos banderas inglesas, una en la Gobernación y otra en una casa. Los militares ingleses están muy separados de los isleños, la base está a unos 70 kilómetros y no tienen mucho contacto entre ellos”.
Ya concluyendo su relato, Walter confiesa que “todos fuimos con la misma idea: hacer presencia en la isla, que deberíamos hacerlo más seguido, porque es la mejor forma de que esa soberanía por la que siempre luchamos esté latente. Todos llevamos también la idea de ser buenos embajadores, con una buena conducta, para que los que vayan en el futuro sean mejor recibidos que nosotros”.
Con respecto a si volverían a hacer el viaje, Walter responde que está muy conforme con éste y que le va a recomendar que vayan a quienes no lo hicieron, pero agrega “sé que Eric Langer quiere volver con los hijos en el futuro”.
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