Tengo tanto para decir que no sé por dónde empezar y para colmo, como Martín Fierro, si me pongo a cantar no tengo cuándo acabar y me envejezco cantando: las coplas me van brotando como agua de manantial. O sea: ¿tiene un rato para mí? Sí, sí, a usted le digo doctor Freud, siento que nadie me escucha cuando hablo. Tengo el Síndrome de Naselli. Protesto, pido informes, reclamo cuentas claras, quiero saber cuánto de esto y cuanto de lo otro, pregunto, insisto, y es como si en vez de hablar yo, pasara un carro. Nadie me da bola. Mi mujer me dice que efectivamente, es el carro de la historia, que me pasó por encima y yo no me di cuenta, que me quede en el tiempo, hinchando con eso de la tradición, que los festivales aquellos del acervo popular nuestro, argentino, latinoamericano, se pasaron de moda, que si insisto con eso me voy a aislar del mundo y voy a entrar en default. Pero es que ¡es tan lindo ver a la gente tomándose un vinito, comiendo locro y empanada, bailando zamba y chacarera, los pañuelos al aire como cheque volador o haciendo palmas al ritmo endiablado de un charango, meta cumbia, nomás! ¿Qué tiene que ver tanta música romántica del otro lado del charco, de las tierras del Rajoy ese, con nuestra identidad? ¡Ma’ qué Rajoy ni Rajoy! Yo digo: ¡Rajá, Rajoy! Con decirles que me enteré que andaban los de la organización del Festival queriendo sacarme a mí. A míííí, que soy el isotipo del Festival desde la primera hora, para poner un cuervo o un buitre o un águila o un bicho de esos. ¡Malaya con los buitres! Lo único que falta es que lo quieran traer a Griesa como jurado de la Reina del Festival. Tamo todo loco, tamo.
Pero vuelvo al principio, porque soy un bicho de principios. La cuestión, acá, es que se juega la identidad de nuestro pueblo sobre el Hernán Figueroa Reyes.Y el problema es que los organizadores no saben qué son, si son de acá o son de allá. Como el intendente Accastello (que seguro que leyéndome ayer pensó que se iba a salvar, porque no lo había mencionado). Primero decía que estaba con la presidenta Cristina Fernández, a fin del año pasado se mostró por todos lados con Scioli, hace unos días, dijo que no tenía problemas en hacer una alianza con Juez, el PRO y el radicalismo (?????); ahora los invitó a Scioli, a Mestre y a Rodríguez Saá para presenciar el espectáculo. Entonces ¿que somos? ¿Nac y Pop? ¿Pop & Rock? ¿Rock y PRO? Si falta que en vez de Lola Ponce (otra que se cayó y se quebró) venga de sorpresa a conducir el Festival Lilita Carrió.
Le diría entonces a don Eduardo, candidato a gobernador: ¿le puedo hacer una pregunta? ¿De qué lado está? Y me imagino que me respondería: “¿Yo... del mío?” Y entonces le repreguntaría: ¿y eso a mí, en tanto ciudadano de a pie de esta bendita provincia mediterránea, de qué me sirve? A lo que, imagino, él me respondería: “Ya son dos preguntas, no una, en primer lugar. Y en segundo lugar, yo soy un ser humano, como todos, y no tengo todas las respuestas”.
¡Hábil el hombre! Tiene más cintura que la Xipolitakis, y seguro que si se cae, no le va a pasar lo de Alejandro Sanz, porque va a caer parado.
Cómo será de hábil que, a último momento, y midiendo, a traves de Management & Fit tal vez, que la gente disfruta muuuuucho de las peñas, del locro, de la empanada, del vino tinto, decidió que siga habiendo peñas en las afueras del Anfi hasta el domingo, porque ahí está la verdadera fiesta de la gente común. Esa es su línea Nac y Pop. Mientras tanto, en el Anfi, metemos un par de fichas Rock & Pop, y a los diez, para salvar la ropa de última, unas fichitas Rock y PRO. Para que no se queje Capitani, que anda llorando por los diarios que el oficialismo nunca escucha a las minorías.
O sea, locro y empanada y de postre, Frozen yogur. Todo mezcladito en la coctelera festivalera.
Lo de Accastello me hace acordar a aquella frase que se le atribuía al General Perón, que solía decirle a su chofer “ponga el guiño hacia la izquierda y doble a la derecha”. Frase que nunca se demostró que fuera cierta, pero forma parte del folclore. Será para que aquellos fanáticos del más profundo acervo cultural local, no digan que en el Festival Internacional de Peñas no hay lugar para el folclore. Si falta el bombo, no más.
