Esta es una de las historias más importantes de mi vida. La guardo con mucho celo, pero por lo que significa. En esto de no perder la memoria, me animo a relatarla con el permiso de mis seres amados, que son sus protagonistas.

El 3 de febrero se cumplieron 24 años de la primera presentación de José Luis Perales en Villa María. Por entonces era domingo y hacía mucho calor, el "Anfi" no tenía tribunas, estaba el viejo escenario y ni hablar del techo, que era algo imposible.

Patricia, mi señora, es fanática de Perales. Estaba embarazada de Horacio y la fecha de parto era para mediados de febrero.

Con la panza grande, enorme (sabíamos que venía nuestro segundo varón), dejamos al primero (Alexis) con mi vieja, que estaba en las inmediaciones del Anfiteatro tomando mate.

Patricia había sacado la entrada con tarjeta de crédito. Eran épocas duras, de hiperinflación.

Estábamos sentados en un par de butacas de las últimas filas. Por esas cosas del destino, a nuestro lado se ubicó Stella de Montes, edil de Villa Nueva y radióloga de profesión. Recuerdo que estaba con una amiga y detrás nuestro el periodista Raúl José con su esposa.

Comenzó el espectáculo y el "Anfi" no estaba lleno. Era uno de los primeros números internacionales que llegaban al lugar.

A la hora de iniciado, Patricia comenzó con contracciones. Stella, desde entonces una de nuestras amigas entrañables, comenzó a controlarlas. Cerca de la medianoche de ese domingo nos dijo: " Vayan ya a la clínica porque el bebé nace ya".

Dejamos el recital, bajamos lentamente las escaleras, tomamos un taxi y hasta el Marañón no paramos. Una vez allí se avisó al ginecólogo y antes de la 1 Horacio había llegado a este mundo, con el recital de Perales que hacía pocos minutos había concluido.

Volví a casa, busqué los bolsos y esa noche la pasamos los tres en la clínica. A las 7 comencé a informar a la familia de la buena nueva.

Patricia se quedó sin ver todo el recital, por eso este sábado, casi en el mismo lugar que ella eligió por entonces, podrá concluir de ver aquel recital que quedó interrumpido y soñar con todas las canciones de José.

Horacio, por esas cosas del destino, nació el 4 de febrero, día del cumpleaños del padre Hugo Salvato quien, al saber de la noticia, se alegró mucho y de chico siempre lo vino a saludar cada 4 de febrero. Claro está que Horacio no entendía nada.

Estas vivencias que te da la vida, que guardas en el corazón, hoy quiero compartirlas con emoción, porque el destino quiso que Perales volviera y Patricia siga disfrutando de sus canciones y su corazón, seguramente, palpitará mucho más.

 

Osvaldo Rinero

DNI 13.726.712