Durante 15 días, la docente y productora de teatro Marisabel Demonte estuvo acercándoles esta rama artística a niños de entre 6 y 10 años, en un espacio habitualmente propiedad del deporte.
Es que la escuela de verano del Complejo Integral de Educación Física (CIEF) la convocó y ella aprovechó la ocasión para demostrarles que el teatro puede ser tan o más integrador que el deporte.
“El deporte por ahí es muy integrador, pero tenés que tener condiciones físicas, y si no las tenés no te pasan la pelota, en el teatro sí o sí te pasan la pelota”, comparó Demonte y afirmó que “el teatro es una herramienta extremadamente integradora”, porque “todo lo que para otros puede ser un inconveniente, para nosotros son herramientas de trabajo”.
La experiencia con los niños “fue hermosa”, definió quien durante el año se desempeña en el espacio La SalaMandra. “Hicieron teatro sin saber que lo estaban haciendo, es tan natural, es un juego tomado absolutamente en serio”, describió.
Las actividades consistieron en “talleres, espacios muy lúdicos de juegos teatrales, entonces los nenes, sin darse cuenta, están jugando con códigos y herramientas teatrales” y contó que los niños estaban muy predispuestos, eran unos 50 minutos de juego en los que creo que aprendí más yo que ellos, porque si no jugamos, difícilmente podamos hacer teatro”.
Para Marisabel fue una oportunidad para que el arte pueda sumarle al concepto integrador con el deporte. “Para los niños es fabuloso porque tal vez en otros espacios siente que algunas cosas no las puede hacer, pero en el teatro, si quiere, lo puede todo”.
Según explicó, el acercamiento con los niños fue “muy personal”, y “lo que hace es integrarlos, pero también una manera de respetar las individualidades, porque el niño aprende que no tiene por qué burlarse de lo que está haciendo el otro sino compartirlo”.
Finalmente, resumió que “el teatro es un modo de expresión que a los niños los hace felices”.