Durante todo el verano, la escritora y narradora oral Alicia Perrig se lo pasa contando cuentos. Detrás de algo que parece tan sencillo, se esconden emociones, secretos y sonrisas de cientos de niños.
Desde la Biblioteca Municipal Mariano Moreno la convocan año tras año para que con su voz atrape a los más pequeños y los lleve imaginariamente a un mundo hecho para ellos. Así, con el objetivo de promover la lectura, se pasea todos los días por escuelas de verano y playones deportivos o a cada rincón adonde llegue el Bibliomóvil. Ahora, también, lo hace durante el Festival, en el espacio que la institución tiene en el recorrido peñero.
“Creo que en este mundo tan vertiginoso de la imagen, tenemos necesidad de escuchar, porque escuchando nos escuchamos”, analizó Alicia. Contar un cuento no es una acción aislada. Responde, para Alicia, a necesidades que los niños tienen. “No sé cuánto se los escucha o se les habla, la vida es muy vertiginosa”, apuntó, y planteó: “Cuándo los adultos se detienen a brindarles palabra a los niños, pero que esa palabra sea sólo para ellos y que no sea aleccionadora”.
“Yo tomo la narración oral como una ofrenda, yo me ofrendo a ese que me escucha y es recíproco”, explicó. Ganarse la atención de un niño es un desafío para cualquiera, pero Alicia tiene la receta para lograrlo. “Juego mucho con la palabra, con mi cuerpo, con mi imagen cuando cuento, los chicos me ven como una señora, pero luego me tiro al suelo, les hago upa, les pongo cara de bruja, entonces juegan conmigo. Son muchos los que me dicen que cuando me vieron por primera vez creyeron que era mala o que era vieja”.
Alicia verdaderamente disfruta compartir sus relatos con los niños. “Si el que cuenta no lo está disfrutando, menos lo va a hacer el que escucha”, reflexionó.
El desafío de captar la atención
El contexto del recorrido peñero tiende a la distracción, por la gran cantidad de imágenes, sonidos y colores que allí conviven. Es ahí donde en los últimos días Alicia se lo pasa tratando de captar la atención para seguir contando cuentos, seguir promoviendo la lectura y la biblioteca.
“El de las peñas es un espacio muy especial porque la gente pasa y pasa y pasa, entonces no lograba la intimidad que se necesita para que la narración oral cumpla su cometido. Para esto necesitaba un espacio, así que decidí ir con una sombrilla e invito a la gente a que entre en mi mundo de palabras y ahí les cuento un cuentito muy corto”, describió.
Alicia dijo que “son microrelatos o con los chicos juego con trabalenguas o piropos cuando veo venir parejas abrazadas o de la mano, es muy lindo”, y aseguró que “ocurren cosas muy conmovedoras, por ejemplo, gente grande que se para y camina despacito y mira como esperando que uno le cuente el cuento o los chicos que vienen más de una vez, como también el que viene solo y como le gustó después busca a los amiguitos y vuelve”.
“La sombrilla crea el espacio de intimidad, es más, a tal punto lo crea que a veces se juntan tres o cuatro niños debajo de la sombrilla y yo les cuento, pero el que queda afuera se queda esperándome y quiere volver a entrar”, concluyó.