Sin lugar a dudas, el locro fue la estrella gastronómica de la decena de noches en que se extendió el recorrido peñero.
Según los datos recogidos por EL DIARIO en los espacios donde se ofreció el plato típico, fueron más de 20 mil porciones las consumidas por los comensales de peñas y patios de comidas.
Ni las agobiantes noches de calor fueron obstáculo para todos aquellos que quisieron saborear el guiso a base de zapallo, porotos, maíz y carne.
Con un ritmo sostenido que sólo flaqueo durante las jornadas que la lluvia se hizo presente, la tradicional especialidad reinó en los puestos de venta por sobre las empanadas, choripanes, carne asada y otras variedades gastronómicas.
En lugares de corte solidario como el patio del Rotary Club, o atendido por deportistas tal el caso del Jockey Club, por músicos en el Salón Dorado, vecinos de barrio Botta como en “La Cantina” o referentes de la movida folclórica local como “Los Soñadores” o la Agrupación Folklórica Villa María, el factor común fueron las colas para hacerse del producto alimenticio.
Párrafo aparte para el control de calidad del locro, tarea que llevó adelante la comuna durante las noches peñeras.
Los inspectores velaron a través de asiduas visitas de control que lo producido se ajustara a las legislaciones vigentes.
La labor se cumplió en tiempo y forma
En cuanto a convocatoria, los números fueron parejos entre las instituciones que desde hace más de una década proponen iniciativas que incluyan comidas.
De todos modos el último fin de semana, mientras el Festival Internacional de Peñas brillaba en el Anfiteatro, miles de personas elegían sentarse a la mesa junto a amigos o familiares para paladear un locro que parece más rico en febrero que en cualquier otro mes del año.
¡Provecho y hasta el año que viene!