omo si todavía resonara en sus oídos el pedido exclusivo del “muerda Alem” que supo acreditar la recordada Doña María, Alem expuso anoche, en Plaza Ocampo, ese plus de sacrificio que lo caracteriza y se quedó con el primer clásico provincial, ante Alumni, que volvió a equivocar los caminos en un partido áspero, de hacha y tiza.
El 2 a 1 conseguido por el “León” se basó, prácticamente, en ese terreno del nervio y el músculo que los leones supieron manejar con mayor oficio ante un rival que necesita recuperar la memoria.
Claro que Alem no fue sólo gotas de sudor, sino también eficacia en el primer tiempo, como para tomar distancia en el tanteador que luego sí defendió con uñas y dientes.
Alumni tuvo la pelota en los primeros minutos y trató de plasmar su ritmo de juego por los costados, sobre todo por el sector de Nicolás Rey, quien era acompañado por Maximiliano Villa para volcar el ataque sobre el mismo lado. Sin embargo, el equipo villamariense apenas se aproximó con un remate de Patricio Cabral que controló Matías Gómez. En lo demás, no encontró los caminos ni el centro justo para sus delanteros.
Alem esperó en su campo para salir rápido, guiado por la sapiencia de Emanuel Coria -que respondió con un remate que atrapó Leonel Luciani- y la velocidad de Federico Figueroa, que preocupó por la izquierda.
No obstante, hasta los 30’ no hubo emociones ni gran juego, sólo imprecisiones, garra para disputar la pelota y decisiones erráticas a la hora del ataque.
Después Alem se animó cuando Coria empezó a recibir tras las espaldas de González y Cabral, convirtiéndose en el jugador más lúcido y haciendo participar a sus compañeros en el toque para adelante.
Ante la mejoría de Alem, Alumni empezó a mostrar sus falencias en la recuperación de la pelota y se repitió en infracciones. Y fue precisamente por la vía de un tiro libre que el “León” abrió el marcador, a los 32’, luego de un rechazo de Luciani, cuando la pelota quedó boyando en el área y Martín Porporatto, con su olfato de goleador, la peleó para terminar definiendo con derecha.
El gol fue una bisagra. Alem se embaló porque entendió cómo había que lastimar al rival, mientras Alumni empezó a llenarse de preguntas y dudas. Y cuando se cocinaba esa historia, apareció un Maximiliano Le Roux embravecido con la pelota, encaró por donde Alumni no paraba a nadie y armó una pared fantástica con el “Manu” Coria, quien la devolvió redonda para dejar al 8 de cara al gol. Y Le Roux definió como los dioses, a los 36’, para aumentar las cifras y dejar al clásico bien candente.
Golpeado y sin respuestas, Alumni estuvo tan groggy que hasta casi sufre el tercero en contra, con una réplica mal finalizada de Porporatto.
El partido, con mucha gente en las tribunas, cambió de ambiente cuando, en el arranque del segundo tiempo, Federico Chiocarello guapeó en el área y rubricó el descuento para Alumni, que había salido más decidido y con cambios que parecían positivos (con el ingreso de Ramírez y “Facu” Depetris).
Ante ese escenario y faltando casi todo un capítulo para el final, Alem tuvo que apelar a su oficio para cubrir espacios atrás, hacer tiempo y cortar en el medio con la bandera intachable de Pablo Fernández, quien contagió por esfuerzo y se erigió en el mejor de su equipo.
Desesperado por el empate, Alumni fue sin ideas, pero tocando por abajo, y estuvo muy cerca del objetivo a los 23’, tras una gran maniobra de Matías Barbuio (volvió oficialmente al club y entró desde el banco) que Chiocarello completó con un remate al gol, pero justo se la sacaron en la línea, en la salvada milagrosa de la noche.
De ahí hasta el final, Alumni siempre jugó en campo contrario, pero abusando de los arrebatos individuales y de los errores en la zona de gestación. Y Alem intentó salir de contragolpe, cambiando delanteros, pero sin poder liquidar el partido.
Sobre el final, el “Fortinero” volvió a quedar cerca con un remate de Chiocarello, que llegó exigido a pelear con el arquero.
Entonces Alem, aferrado a la ventaja, esperó el final con astucia y terminó celebrando la victoria ante los cánticos de su gente, que reconoció a su equipo por haber defendido ese estilo intocable, donde bajar los brazos no existe.
El árbitro
Oscar Palacios
Intentó utilizar las tarjetas para controlar el partido, pero se las guardó en algunos momentos donde hacía falta. A su favor es que dirigió bajo un clima muy complicado, donde las protestas fueron desmedidas. Le faltó acelerar más el juego.
La figura
Pablo Fernández
El mediocampista de Alem fue capo en el medio y cortó todo lo que Alumni podía generar en el complemento. En el primer tiempo, lo mejor fue Emanuel Coria, aportando su talento para jugar y hacer jugar.