Una familia de calle Las Magnolias al 300 asegura que no puede vivir en paz. Apunta a sus vecinos por la basura en la calle, condiciones sanitarias inadecuadas y, esencialmente, la música a alto volumen.
Mientras, los ciudadanos que fueron señalados como responsables de esta situación negaron todas esas cuestiones.
El conflicto se desarrolla en el fin de barrio Las Acacias y no es nuevo: ya en la edición del 30 de octubre del año pasado EL DIARIO se había hecho eco.
Ahora, Marita Bergero, integrante de la familia que se siente afectada, volvió a contactarnos.
“Pedimos que cuenten con las condiciones sanitarias mínimas e indispensables y sobre todo que no tengan la música a alto volumen”, reiteró ayer.
La mujer dijo que no recibió respuestas de la Municipalidad de Villa María. Hablaron con el secretario de Prevención Comunitaria, Carlos De Falco, con el trabajador de esa área Germán Danna y con Daniel Ferreyra, de la misma repartición. Ahora acaban de presentar una nota ante la Defensoría del Pueblo, “donde nos dijeron que si nos convocan a una mediación, no tienen las herramientas legales para obligar a la otra parte a concurrir”.
En la nota periodística de octubre habían sido varias las familias que se quejaron por este cuadro. Bergero indicó en la víspera que “los más afectados somos nosotros”, por la cercanía física con los residentes que cuestiona.
“No quiero que los desalojen, sino tratar de convivir sanamente. Cada vez es peor. Suben la música a la hora de la siesta o un domingo, que es un día de descanso. Es agotante”, afirmó la joven.
Desmentida
Ante la reiteración de la queja ante este medio, EL DIARIO concurrió ayer a este sector de Las Acacias.
Era cerca del mediodía y estaban todas las mujeres de los hogares aludidos, con numerosos niños y niñas.
Atendieron amablemente a este cronista y dijeron estar al tanto del reclamo, “del que nos enteramos en la anterior oportunidad a través de ustedes y no por ellos, que nunca vinieron a hablar”.
Alejandra Díaz fue la que decidió atender a este matutino. “Nosotros hacemos fiestas para los cumpleaños o para Navidad y Año Nuevo. En los cumpleaños terminamos a las 12 de la noche. Yo vivía en Formosa y allá estábamos hasta las 2 ó 3 de la mañana”, contó.
“No podemos tener la música a alto volumen porque no tenemos equipos. Vivimos en paz. Vengan cuando quieran y verán”, afirmó y las tres mujeres que estaban con ella concordaron con sus dichos.
Indicó que los niños suelen jugar al vóley hasta las 20, no más de esa hora.
“Ninguno de los que se quejaron en EL DIARIO vino a hablar con nosotros, ni siquiera nos miran a la cara. Cuando los miramos, nos dan vuelta la cara”, aseguraron.
“Pueden venir cuando quieran a conversar, pero no lo han hecho. Nosotras estamos de lunes a viernes reunidas acá mientras nuestros maridos trabajan”, revelaron.
Según precisaron, los hombres de la familia se dedican a la construcción. Con la labor diaria “hemos podido levantar lo poco que tenemos”. Así se ve en esta zona el avance de las viviendas.
Por los reclamos, “han venido varias veces desde el MuniCerca y también pasan cada tanto para ver si hacemos ruido, algo que no es cierto”.
Dijeron ser cuatro familias. Ninguna es de Villa María. Hay de Paraguay, Buenos Aires, Chaco y Formosa. Arribaron a este localidad entre tres y cinco años atrás, motivadas por una fuente laboral.
Alejandra señaló que su suegro “consiguió trabajo acá y nos vinimos, porque hay más empleo”.
Detalló que en su tierra natal tal vez en una jornada pueden hacer mil pesos, pero luego sufren varios días sin laburo. “Acá nada que ver, el trabajo es más constante”, remarcó al finalizar.