“El habla de los pueblos siempre emerge”
Tal como el título de esta carta, así comienza el doctor Héctor Muñoz su carta-opinión sobre la anunciada marcha del 18F.
Y sí... ¡Es cierto! Ahora bien: de cada párrafo se desprende que el doctor Muñoz cree que esa voz, que ese pueblo, que ese “emerger” están únicamente del lado de los que piensan de una determinada manera: “la suya”.
Toda la nota aparece plagada de ataques y descalificaciones.
Parece que el autor, emulando a Freud, se adentra en la mente de todos y sabe, con total seguridad, sin el menor atisbo de duda, los motivos que llevan a este pueblo (que decididamente no es el que piensa como él) a manifestarse.
Apoyarse en el hecho de ser “mayoría”, para descalificar al que eventualmente no lo es, se convierte en un acto de soberbia que no habla bien del que lo ejerce.
Si algo distinguió y distingue a los grandes hombres de la historia fue la humildad, el no creerse únicos (Jesús, Ghandi, Mandela).
Además, ¿qué es la tan declamada “mayoría”?
Entre las numerosas acepciones que nos trae el diccionario, leemos “parte más numerosa de los individuos que componen una nación”. Nunca encontraremos una definición que hable de la “verdad” y de la “eficiencia”.
Las mayorías son erráticas y, por lo tanto, pasajeras. Lo que ayer fue “mayoría” puede que mañana no lo sea.
Además, ¿qué nos dice la historia sobre las tan mentadas “mayorías”? Mayorías son las que aclamaron a muchos dictadores que luego sembraron de terror y muerte no sólo a sus propios países, sino también al mundo.
También fueron una “mayoría” aquellos que, preguntados a quién se debía crucificar, condenaron a Jesús y salvaron al ladrón.
La nota del doctor Muñoz da para un análisis mucho más amplio y profundo, aunque quizás yo no tenga la capacidad para formularlo. Por eso solo digo “y bueno, qué lástima”.
Yo soy parte de esa “minoría” que tanto menosprecia el autor de la nota.
Siempre estuve en esa categoría. Y si yo le contara todas las amarguras que eso me acarreó, a mí y a todos los que como yo creíamos y creemos en la honestidad, en la transparencia y en la filosofía del trabajo.
Pero no tengo que arrepentirme de nada. Mi vida la viví así, como me lo enseñaron mis padres, con consejos, con ejemplos de vida y porque estoy segura de que (como lo dice el doctor Muñoz) “la voz del pueblo siempre emerge”, llegará el día en que los valores tan devaluados hoy emergerán sobre la corrupción.
Como madre, abuela, maestra de alma, no puedo con mi genio y me atrevo a darle al doctor Héctor Muñoz un consejito: no se preocupe tanto.
Si los que organizan o van a la marcha son tan calculadores y ruines que sólo persiguen desgastar y destituir a este Gobierno, su momento de gloria se limitará sólo a eso: “un momento”.
Y si así no fuera, se cumplirá su profecía “y la voz del pueblo emergerá”.
¡Ah! Me olvidaba... yo voy a ir a la marcha del 18F y no soy ni destituyente ni golpista.
Sólo me gané el derecho a concurrir, con el título de una humilde ciudadana honesta.
Susana Isabel Pasquali - Afiliada al Partido Demócrata Cristiano
Juan Luis Guerra, un artista con favor de Dios
Queridos lectores:
La participación de Juan Luis Guerra lo consagró a ser el artista más aplaudido de la edición 48 del ahora Festival Internacional de Peñas.
Y ese clima de alegría y fiesta que hubo en el Anfiteatro llegó -sin lugar a dudas- a los hogares que estaban sintonizando el Festival por televisión.
La respuesta que logró es porque el favor de Dios está con este artista...
Seguramente, algunos que estén leyendo esto se preguntarán: ¿cómo es eso del favor de Dios?
Quiere decir que cuando crees que Dios es el que creó el Universo y acepta a Jesús como su Salvador, tu vida empieza a cambiar.
Y cuando uno entiende que las cosas que logra no son por mérito propio, sino simplemente gracias a Dios, es allí donde está el favor de Dios.
No es una utopía lo que digo, Juan Luis Guerra dio su testimonio en el Festival (cosa que hace en todos sus conciertos) cuando presentó uno de sus temas: “Esta canción se la dediqué a alguien muy importante para mí, porque me solucionó muchos problemas y los de muchas personas: ese se llama Jesús”.
Realmente es así, la autora de esta carta puede decir lo mismo: Jesús cambió mi vida, ya que también me solucionó dificultades y siempre me da la fortaleza que necesito.
Lectores, los animo a que acepten a Jesús en su corazón, hablen con El en oración y pidan su ayuda. Cualquiera sea el área de sus vidas que está en crisis, no se rindan y digan sí a Jesús.
El va estar ahí para fortalecerlos y escucharlos y los ayudará a salir de esa situación. Lean la Biblia, allí encontrarán muchas enseñanzas y todas las respuestas.
Confíen en Dios, porque El es real y porque con El nada es imposible.
¡Saludos y bendiciones!
Noelia Livetti de Ontivero - DNI: 31.062.668