En el año 1952 en Villa María se cometió un gran atropello al ser intervenida la Biblioteca Bernardino Rivadavia y sus Anexos. Tal como supimos escribir en esta columna y en algún que otro libro, las razones reales de esa intervención no fueron las declaradas públicamente, sino que se trató de cuestiones políticas y, claro está, relacionadas con la persecución a expresiones políticas diferentes a las sostenidas desde el Gobierno peronista. Una de las principales fuentes de información con las que contaron las autoridades para tomar la decisión que llevó a la intervención fueron los informes redactados por organismos que espiaban haciendo lo que comúnmente se denomina “inteligencia” acerca de los principales actores del mundo educacional local y provincial.
Reparticiones para espiar
Se ha podido guardar un expediente, que lleva el número 2.114, de la Oficina de Control de Estado. Esta fue una dependencia instalada en la Casa Rosada por Juan Domingo Perón en el año 1946 y cuya jefatura supo ser ejercida por el gendarme Guillermo Solveyra Casares. La oficina realizaba un trabajo de “inteligencia” reuniendo información acerca de organizaciones sindicales, políticas e incluso educacionales. En especial los sectores considerados opositores al Gobierno, siendo objeto de una especial vigilancia aquellos que eran vistos como militantes comunistas. El referido expediente nos permite visualizar el accionar de los servicios en Villa María y la provincia, en relación a la identificación de quienes consideraban educadores simpatizantes con el comunismo.
Ese expediente contiene una serie de escritos titulados como “memorándum” y calificados como “confidencial - personal”, “para información” y “confidencial y secreto”. El primero de estos informes está fechado el 12 de mayo de 1948. Fue producido por el jefe de control, el teniente coronel Vicente Arnaldo Sosa Molina. El documento está clasificado como “confidencial - personal”. Un sello aclara: “Este memorándum no debe circular, siendo el destinatario responsable de su custodia. Las anotaciones deben limitarse a lo estrictamente indispensable”. El destinatario de esa información fue el delegado de la Secretaría de Educación. Se trata de un informe acerca del “Doctor Manuel Antonio Sobral (sic), abogado, diputado nacional y rector de la Escuela Normal Víctor Mercante de la ciudad de Villa María”, al cual se lo cataloga como “activo dirigente comunizante”. Este documento parece haber sido confeccionado en base a datos proporcionados por la Dirección del Interior de la Policía Federal, elevados en sendos informes fechados en enero de 1947 y a finales de marzo de 1948. En esos escritos de la fuerza policial se puntualiza información personal y política de Sobral. Así es que, entre otras cuestiones, se dice que el mismo “en la policía de Córdoba se halla registrado bajo prontuario N° 3.194, Sección Orden Social y Político, no registrando antecedentes desfavorables”. Debe recordarse que por entonces las actividades de las policías, también la de Córdoba, incluían el control y vigilancia de los sectores políticos. Actividad que lamentablemente diferentes dependencias estatales mantendrían en diversos momentos históricos de nuestro país.
Espiando actos políticos
Retornando a los informes de la Federal acerca de Sobral, encontramos que en el de 1947 se dice que es “hijo de Constante y de Angela Calvo. Argentino, nacido en Villa María, Córdoba, el 20 de diciembre de 1897. Casado, domiciliado en José Ingenieros 60... Activo dirigente de la Unión Cívica Radical, Comité Nacional, representándolo actualmente en la Cámara de Diputados de la Nación. Se trata de un elemento contrario a la revolución y al Gobierno nacional. Muy vinculado al Dr. Amadeo Sabattini y con elementos de la izquierda”. También se señala que es director de la Escuela Víctor Mercante y que había sido director de la Escuela Normal Superior Doctor Agustín Garzón Agulla, fundada durante la gobernación del radical Santiago Castillo. El otro informe la Policía Federal señala que Sobral “a partir del año 1943 ha sido de oposición al actual Gobierno de la Nación, militando en las filas de la Unión Cívica Radical (intransigente), bajo la bandera de Alem-Irigoyen y actualmente la de Sabattini”, aclarándose que “según versiones recogidas... es de tendencia comunista, con marcada inclinación (sic)”.
Paso siguiente se informa acerca de un “acto público programado por la” UCR el 20 de febrero de 1948 a las 22, donde disertó Sobral, quien, según el informe policial, “...destacó la importancia de las elecciones del 7 de marzo; se refirió luego al riesgo que significaba que el oficialismo obtuviera mayoría en el Congreso Nacional, ya que entonces sería posible la reelección de presidente, modificándose la Constitución Nacional, lo que permitiría la continuación de la Dictadura del General Perón...”. También se dice que Sobral sostuvo que el denominado Plan Quinquenal del Gobierno nacional estaba siendo ejecutado por técnicos norteamericanos y que era copia del Plan Marshall, mediante el cual EE.UU. planteaba la reconstrucción de los países europeos y que comenzó a tener vigencia a partir de julio de ese año. El informe policial también dice que Sobral habría criticado la firma del Acta de Chapultepec, que Argentina realizó luego de que el 27 de marzo de 1945, según le solicitaba EE.UU., le declarara la guerra a Japón y a Alemania (como aliada del Japón).
Educadores “comunistas”
En otros informes originados en Control y Coordinación Federal se señalan a educadores como de ideología comunista. La preocupación por señalar a quienes, supuestamente, militaban desde esa ideología política es una constante en la quincena de informes a cuyas copias tenemos acceso. Es así que aparecen frases como “actúan elementos comunistas como Adelmo Montenegro, Santiago Monserrat, Jaime Cullere, Contreras y otros...”. En algunos casos, como en el informe número 134, fechado en noviembre de 1947, directamente se titula “Sobre la actuación de docentes y pedagogos comunistas en Córdoba”. Allí se habla de que habrían “confirmado sospechas” acerca de que “Córdoba pudiera ser un centro de espionaje o un nudo de comunicaciones e informaciones de agentes de alguna potencia extranjera...”. Es así que se la señala como “personaje importante” en ese aspecto a la “señorita Luz Viegra, exsubdirectora de la Escuela Normal Superior, amiga y admiradora del director del Observatorio Astronómico de Córdoba, Dr. Enrique Gaviola, con quien mantiene correspondencia”. En cuanto a Sobral se dice que la “pedagogía comunista ha encontrado (en él)... y en la señorita Viegra dos realizadores muy eficaces”.
Por las limitaciones propias de este espacio no continuamos analizando estos informes (regresaremos al tema en otras notas), pero lo que aquí presentamos alcanza para tener una idea de la utilización de reparticiones del Estado, como es el caso de las policías o la propia oficina de Control, para producir informes acerca de políticos y militantes que no coincidían con la ideología del sector gobernante. Lamentablemente los ciudadanos señalados como opositores y/o comunistas en nuestra ciudad sufrieron consecuencias.