Víctor Hugo Alvez DE NUESTRA
El lujo es vulgaridad. Indio Solari
Sólo 11 minutos de escenas sexuales resumen en una totalidad de más de dos horas el nuevo fenómeno comercial. Si bien el libro contiene más escenas de alto voltaje erótico-sadomasoquista, se limitó para permitir la entrada de mayores de 16 años.
La Cenicienta
El tradicional cuento de "La Cenicienta" ha hecho escuela, remozadas con las novelas donde la chica pobre y doméstica se relaciona afectivamente a su patrón. Este simbolismo reaccionario toma desde ya a la mujer como objeto "comprable", que se somete al dinero y poder de su amo. En "Mujer Bonita" había ocurrido el mismo fenómeno de "Cincuenta...", una película apologética de la prostitución, que incrementó el oficio más viejo del mundo en el ámbito adolescente: el banquero que contrata a una prostituta callejera para que le haga compañía, que resulta enamorándose, yendo con su limusina blanca para declararle su amor en la ventana, el cuento de la "Ceniputacienta" volvió a trasladarse. "Cincuenta..." superó con creces a "Mujer...".
La corrida a la boletería para comprar el ticket fue comparable con las moscas que buscan en lo edulcorado, pero más en el olor fétido, para deglutir y vomitar la porquería. En su mayoría mujeres asistieron a la primera función de las ya agotadas entradas anticipadas por una semana. Un público compuesto por señoritas y señoras desde los 18 a los 40 años, de clase media, y media alta, lo que supone un grado de instrucción, lo que no tiene nada que ver con el buen gusto. Catapultado por tres libros "Corín Tellado Hot", encontramos a una joven virgen que cae rendida a los pies de un joven, y (qué casualidad), con mucho dinero y exitoso. Si bien no es una versión de "La Cenicienta" lo es de un "culebrón venezolano", con agregados de sexo sadomasoquista y una transacción comercial que recorre toda la película, sobre un acuerdo de "confidencialidad", donde se analiza los deberes de la "sumisa" y el "amo".
Pero lo más triste y lapidario de todo es que la mayoría del público ruge en aplausos cuando la espera en un helicóptero y le regala un auto 0 kilómetro. La lógica indicaría que los aplausos surgieran en el primer beso o el primer encuentro amoroso, pero el reflejo condicionado del mercado indica una platea "objeto", que roza con actitudes comunitarias cuestionables.
Durante 15 años he hecho comentarios de cine, tengo que ver todas las películas, pero nunca he visto aplaudir en plena función a dos acciones tan reaccionarias como éstas.
Cuando diversas organizaciones no gubernamentales trabajan por reivindicar los derechos de las mujeres, la trata y la violencia de género, este filme atrasa en su concepto a siglos pasados. Bien me decía un amigo: "Nada más machista que una buena mujer".