El próximo domingo 15 de marzo dará inicio la temporada oficial de avistaje de ciervos en brama, que, como cada año, tiene lugar en la Reserva Provincial Parque Luro, un área protegida ubicada en el corazón de La Pampa, 35 kilómetros al sur de la capital de aquella provincia y a 550 de nuestra ciudad. Allí, el viajero podrá presenciar un espectáculo natural único: la reunión de los preciosos ejemplares de ciervo colorado que habitan las amplias extensiones del lugar y que alcanza su cénit en la disputa de los machos por el control de la manada.
La temporada dura entre 30 y 45 días. Tiempo más que suficiente para que estos animales exhiban su belleza y sus interesantes costumbres de cara a visitantes que no dan crédito a la explosión de instinto que monopoliza el cuadro. Entonces, grupos de 20 ó 30 ejemplares se reúnen rodeados de llanura, bosques de caldenes y ambiente salvaje para dirimir cuestiones de mando.
El primer acto estremece. Los machos adultos enseñan con bríos y orgullo sus esplendorosas cornamentas y desde el pecho lanzan bramidos que sorprenden a propios y ajenos. Así hacen saber de su presencia a los demás candidatos al trono. Acto seguido, viene la pelea entre ellos, a puro golpe de astas y furia, en batallas que muchas veces transportan a algunos cuadrúpedos hacia una mejor vida. Todo, ante la mirada expectante de las hembras, que se entregarán luego a los impulsos sexuales del vencedor.
Para poder asistir a la cita, hará falta realizar un tour guiado que parte desde el mismo centro de visitantes del parque en dos horarios: 7 (al ritmo de bucólicos amaneceres) y 19 (en la compañía de los misterios del atardecer). La excursión demanda unas dos horas e incluye una caminata de tres kilómetros por el lugar, descubriendo la pureza de la pampa, el sabor a poesía de unos cielos infinitos, pastizales bravos y miles de pájaros (las lechuzas, los loros, los ñandúes…).
En el meridiano del paseo, cuando lo poco de civilización que hay en esta reserva de siete mil hectáreas ha quedado bien atrás, el grupo descansa y a una señal del guía se dispone a disfrutar del encuentro de los ciervos y el acto de supervivencia. Ojos incrédulos y campo, mucho campo, son testigos de la hazaña.
Otros atractivos
Además del avistaje, el Parque Luro ofrece una gama de atractivos bastante amplios. En ese sentido, destaca la visita a El Castillo (una enorme y centenaria mansión hoy convertida en museo, que sirviera como epicentro del primer coto de caza del país), los jardines con estatuas, el añejo Tambo Modelo, el Museo San Huberto (en el que sobresale una quincena de carruajes antiguos y el sector de las caballerizas) y el Museo El Caserío.
Después, hay que nombrar los distintos senderos, como el del Bosque, el educativo y los que llevan a la Hermita (punto panorámico) y a la laguna, donde es común encontrarse con jabalíes, flamencos y hasta los mismos ciervos.