Un caso policial de estremecedoras y sórdidas características empezó a ventilarse ayer en los Tribunales de Villa María a raíz de la muerte de una beba recién nacida, cuyo cuerpo fue encontrado a la vera del río Ctalamochita hace dos años y cuatro meses.
Por este hecho está sentada en el banquillo de los acusados Paola Verónica Ortiz (31), una joven mujer que comparece imputada como presunta autora de “homicidio calificado por el vínculo”, un delito que es castigado con la pena máxima: prisión perpetua.
Las circunstancias legales de la causa obligaron a la Cámara del Crimen local a conformar un jurado popular integrado por 12 ciudadanos, mientras que el tribunal está compuesto por los jueces René Gandarillas (presidente), Silvia Saslavsky de Camandone y Osvaldo Samuel.
A poco de iniciada la audiencia de debate, Ortiz se abstuvo de declarar, pero el testimonio brindado por un funcionario policial dejó al descubierto las escabrosas circunstancias en que se produjo la muerte y posterior abandono de la criatura.
De acuerdo con la acusación, alrededor de las 9 de la mañana del 31 de octubre de 2012 Ortiz dio a luz a una beba de aproximadamente 3 kilos en la vivienda que por entonces ocupaba en barrio Residencial América de Villa Nueva, tras lo cual la metió adentro de una bolsa de tela y la escondió en la mesita de luz de su dormitorio.
Cinco días después, en horas de la tarde, el cuerpo sin vida de la niña fue hallado en avanzado estado de descomposición, en un sector del Parque Hipólito Yrigoyen próximo al río y cerca de unos asadores.
Testimonio revelador
La declaración del oficial principal Lucas del Valle Altamirano, quien a la fecha del conmovedor episodio se desempeñaba como sumariante en la Comisaría de Distrito de la vecina ciudad, permitió conocer algunos detalles de lo sucedido, ya que fue receptor de una declaración espontánea efectuada por la propia Ortiz, quien el 6 de noviembre de 2012 se presentó en la sede policial para contar que tenía “un problema”.
El uniformado señaló en la víspera que luego de algunos minutos de escuchar sus explicaciones, la mujer se quebró y, entre sollozos, le confesó que había dado a luz a una beba, que primero lloró y después ya no emitió sonido alguno, dando por sentado que había muerto.
Minutos más tarde, una vez recuperada del alumbramiento (lo hizo en soledad, es decir sin asistencia médica ni de familiares), Ortiz introdujo a la criatura en una bolsa de tela y la guardó adentro de la mesa de luz de su habitación, donde la mantuvo escondida por espacio de cinco días, para luego abandonarla en la zona ribereña del Parque villanovense.
Siempre de acuerdo al relato de la mujer, Altamirano dijo que ella le contó que durante el tiempo que mantuvo escondido el cadáver, lo limpiaba periódicamente con lavandina para que no despidiera olores.
El macabro hallazgo se produjo el lunes 5 de noviembre, alrededor de las 17, cuando un transeúnte paseaba por la costa del Parque Hipólito Yrigoyen, quien dio inmediato aviso a la Policía.
Al realizarse la autopsia, el forense determinó que el deceso de la niña se produjo por “sufrimiento fetal perinatal”.
Amigas en alerta
Al día siguiente, EL DIARIO publicó el caso en su portada: “Hallaron bebé muerto a la vera del río”. Ese titular alertó a dos amigas de Ortiz, quienes sabían que estaba embarazada y sospecharon que la criatura encontrada era suya.
Ambas mujeres, quienes ayer fueron mencionadas en la sala sólo por sus nombres de pila, Yamila y Cecilia (están citadas como testigos, por lo que comparecerán hoy o mañana), fueron a la casa de Paola y le recriminaron airadamente lo que había hecho.
Detalles de esa discusión, registrada en la puerta de la vivienda de Carlos Pellegrini 862, fueron proporcionados durante la audiencia de ayer por Jorge Luis Moreno, hermano del exesposo de Ortiz, Ricardo Daniel Moreno.
Cabe señalar que en el citado inmueble convivían la acusada, su cuñado, su suegro y el hijo más pequeño de la pareja, actualmente de 8 años. Además, Ortiz y Moreno tuvieron otros dos hijos, una nena de 13 y un varón de 11.
La relación matrimonial se inició en 2002 y concluyó hace unos cinco años, cuando la pareja se separó y Ricardo Moreno optó por abandonar la casa de su padre. Sin embargo, Paola y sus tres hijos continuaron radicados allí, hasta que en 2011 la nena y el mayor de los varones se fueron a vivir con su padre.
Al declarar en la Cámara del Crimen, Jorge Moreno dijo que aquella mañana del 6 de noviembre golpearon las manos en la entrada de su casa y Paola salió a atender. Eran sus amigas Yamila y Cecilia, con las que conversó afuera.
“Estaban enojadas”
Moreno dijo que a través de la ventana de su habitación, que da a la calle, vio y escuchó discutir a su cuñada con las dos mujeres. “Estaban enojadas y hablaban en voz alta”, contó el testigo, quien dijo que desde hacía un tiempo sospechaba que Paola estaba embarazada, aunque ella lo negaba, aduciendo que estaba gorda.
También refirió que, pese a vivir en la misma casa, no tenía relación con Ortiz, de quien dijo que era “muy descuidada con mis sobrinos” (los hijos de la mujer), que su dormitorio “estaba siempre desordenado” y que “no hacía nada” en la casa, en relación a las tareas hogareñas.
Si bien Moreno aportó algunos datos relevantes, el testimonio del policía Altamirano fue revelador y por momentos conmocionante, sobre todo cuando contó los detalles aportados por la propia mujer en su espontáneo relato.
“Muy aturdida”
“Cuando llegó a la Comisaría estaba muy aturdida. Lo primero que me dijo fue ‘vengo porque tengo un problema’, por lo que decidí escucharla sin preguntarle nada”, señaló el uniformado.
Altamirano continuó relatando que “en principio pensé que había sido víctima de algún hecho de violencia familiar, pero luego de unos minutos se quebró, empezó a sollozar y me habló de la criatura que habían encontrado muerta el día anterior. Me dijo que no podía decir mucho, pero que el bebé era de ella; que había mantenido en secreto el embarazo y que para ocultarlo había usado una faja”.
Luego de unos minutos Ortiz le dijo que había dado a luz en soledad, en el dormitorio de su casa, y que la niña “nació, lloró y se murió”.
“Después me dijo que al cuerpo lo guardó adentro de la mesita de luz y que periódicamente lo lavaba con lavandina para que no despidiera olor”, agregó el oficial principal, tras lo cual le confesó que pasados unos días lo abandonó en el Parque de Villa Nueva, cerca del río.
Según los dichos de la mujer, el lunes 5, a las 6.30 de la mañana, puso el cuerpo en una bolsa, salió de la vivienda de calle Carlos Pellegrini, recorrió los 200 metros que la separan del Ctalamochita y lo abandonó entre unos pastizales, cerca de unos asadores.
Sigue a las 9
El juicio continuará hoy a partir de las 9 con el comparendo de otros cuatro testigos, entre ellos el suegro de Ortiz.
En tanto, durante la audiencia de ayer el fiscal Francisco Márquez pidió que se cite al ginecólogo local Eduardo Buffadossi, quien asistió en el Hospital Pasteur a la mujer en los tres embarazos de sus hijos, y solicitó que el nosocomio envíe la historia clínica de la acusada.
Otros detalles
Al declarar sobre condiciones personales, la acusada dijo que nació en Villa María el 29 de marzo de 1983, que lleva el apellido de su mamá y que jamás conoció a su padre.
Señaló también que antes de ser detenida, se ganaba la vida como empleada doméstica.
Finalmente, cabe señalar que Ortiz es asistida por la defensora oficial Silvina Muñoz, mientras que el secretario actuante es Guillermo Picco.