Hace cinco años que Julián Fisciletti vive en Vista Verde. En 2014 sufrió la inundación y no se quedó tranquilo. No sólo por él, que tiene su casa con defensas suficientes, sino por el resto del barrio.
Fue por eso que no dejó nunca de estar alerta y vio que el martes a la tarde el agua estaba a 50 centímetros de la parte final del terraplén. “Si no hacíamos nada, hoy teníamos agua en todas las casas”, dijo.
Avisó a una vecina y comenzaron así la tarea mancomunada para contener el agua.
“Es inundólogo”, bromea un vecino que le agradece que sea “el salvador del barrio”. “Soy un mecánico que aprendo haciendo”, dijo, humilde, Fisciletti.
Pero no fue sólo el que advirtió que el agua estaba ganando el espacio en que no estaba concluido el terraplén: también fue el que se ofreció para arreglar la compuerta del Balneario que por años estuvo rota. Empezó en marzo y en junio el trabajo estaba listo.
“Me puse y con mi hijo reparamos primero la máquina completa”, renovando el mecanismo que permite elevarla en 30 minutos. “Las otras abren en 15 minutos. Yo lo hice más lento porque así dura más la máquina”, explicó. Luego reparó el resto, colgó las lingas, bajó al río y desde allí la levantó para que volviera a funcionar.
“Si esa compuerta hoy no hubiese estado arreglada, acá tendríamos medio metro más de agua, porque cada una libera 160 metros cúbicos por segundo. Hoy, gracias a que funciona, tenemos un 30% menos de agua y el río tiene un 30% más de velocidad”, concluyó.