Escribe:
Licenciado Alfredo Konkurat
ESPECIAL para su consultora
y EL DIARIO/Peso específico
El año no podía empezar con mayor turbulencia, con la política y la economía marcando una dinámica muy singular.
A falta de pocos meses para el recambio del Ejecutivo en la Casa Rosada, la muerte del fiscal Alberto Nisman y sus derivaciones puso el escenario en una olla a presión; mientras la economía sigue latente, sin indicios claros, la actividad se muestra agazapada en un manto de dudas que paralizan la toma de decisiones.
Y es que nadie quiere quedar en offside, y ante esa falta de certezas las empresas continúan sus planes por inercia, a la espera de señas claras que les indique el mejor rumbo a tomar.
La situación es más difícil para las economías regionales que, a falta de un mercado interno de envergadura y dado su relevante capacidad instalada, necesitan exportar.
La realidad es complicada por la suba de los costos internos derivado de la estrategia del Gobierno de mantener planchado al dólar mientras la mayoría de las monedas se devalúan con respecto a la moneda yanqui, lo que profundiza la pérdida de competitividad (Ver gráfico de Competitividad Global).
Lamentablemente, la eficiencia y productividad de las empresas no ha avanzado lo suficiente estos años para suplir el retraso cambiario.
En medio de una guerra contra la inflación y en un escenario de tanta incertidumbre es impensado que una devaluación tenga un éxito real, y el gobierno lo sabe. La cotización oficial estable es usada como ancla a la suba de precios; por lo que es improbable un cambio brusco y repentino del tipo de cambio en los próximos meses.
Sectores
Sin entrar en una crisis terminal ni mucho menos, el 2014 fue sin lugar a dudas el peor año desde la triste y abrupta desbarrancada de 2001.
A las propias dificultades de la economía doméstica se le sumaron la debilidad e incertidumbre de la economía mundial que no termina de recuperarse y por supuesto las tensas negociaciones con los fondos buitre.
El año 2015 nos encontró con una economía jaqueada por desequilibrios internos, pero principalmente por la falta de confianza general, elemento clave para el éxito de cualquier futura medida política que se deba tomar.
La necesidad del desarrollo industrial
Las estimaciones para este 2015 son múltiples y variados, el abanico de pronósticos muestra gran ambigüedad, detractores y oficialistas ven el vaso a su gusto: medio vacío o medio lleno, sin embargo mirando más allá del dato duro que arrojará la economía este año, más tarde o más temprano se deberá consensuar el desarrollo industrial como prioridad, como política de Estado a largo plazo si se pretende un desarrollo sano y sostenible para Argentina.