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12 de Marzo de 2015
Juicio por jurados - Por el brutal crimen de una vecina de Pozo del Molle
Se complica la situación de Rojas y va camino a la prisión perpetua
Aunque no está dicha la última palabra, el joven que está acusado de asesinar a Catalina Bernardiz quedó a un paso de ser condenado a la pena máxima. Ayer se escucharon 10 testimonios, hoy se receptarán tres más y mañana, alegatos y sentencia
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La situación procesal de Marcos Rubén Rojas (25) se complicó sustancialmente ayer tras la declaración de su hermano menor y del funcionario policial que encabezó la investigación del crimen de Catalina Bernardiz viuda de Navarro (72), ocurrido el 2 de octubre de 2012 en Pozo del Molle.
José Luis Rojas y el comisario Maximiliano Daniel Funes fueron dos de los 10 testigos que comparecieron en la segunda audiencia del juicio oral y público que se le sigue al joven oriundo de Carrilobo, quien está imputado como presunto autor de “homicidio calificado por críminis causa”, un delito que es reprimido con prisión perpetua.
Al testimoniar en la Cámara del Crimen local, el hermano del acusado incurrió en contradicciones al momento de intentar sostener lo que había dicho en su segunda declaración judicial, mediante la cual revirtió lo que había dicho en su primera exposición.
En efecto, José Luis Rojas declaró por primera vez el 3 de noviembre de 2012, es decir, al día siguiente del asesinato, oportunidad en la que en la Subcomisaría de Pozo del Molle le dijo al policía Funes que su hermano le había contado que dio muerte a la septuagenaria tras aplicarle un golpe en la cabeza y clavarle un cuchillo en el cuello, por lo que estaba “arrepentido”.
Sin embargo, apenas 20 días después, cuando se presentó en los Tribunales locales para testimoniar ante el fiscal Gustavo Atienza, Rojas cambió su declaración y dijo que a Marcos le habían pegado para que se hiciera cargo del homicidio. Incluso señaló que un policía le advirtió que debía decir que su hermano era culpable.
Cuando el fiscal Francisco Márquez le leyó aquellas dos declaraciones, el testigo titubeó varias veces y por momentos optó por quedarse callado. No obstante, cada vez que el acusador público le preguntaba si lo que estaba leyendo había sido declarado por él, Rojas nunca se desmintió y reconoció que eran sus dichos.
En tanto, el comisario Funes ratificó lo que había declarado durante la instrucción de la causa, sobre todo en relación a la confesión espontánea realizada por Marcos Rojas cuando fue citado para prestar testimonio en la dependencia policial mollense.
Consultado por EL DIARIO cuando concluyó la audiencia, el fiscal Márquez precisó que aquella declaración de Rojas ante el policía comisionado para investigar el hecho tiene valor probatorio porque el joven había comparecido entonces en calidad de testigo y no como imputado.
Sin embargo, luego de que Marcos Rojas se autoincriminara, aduciendo que había matado a Bernardiz “porque estaba poseído por el demonio” (ver nota aparte), el propio Funes le advirtió que estaba bajo arresto y que no debía continuar declarando.
Poco después, ya con conocimiento del fiscal Atienza, la Policía allanó la casa de la familia Rojas, donde se secuestraron 2.500 pesos en efectivo (supuestamente robados a la víctima) y un anillo de metal dorado que luego fue reconocido por una hermana de Bernardiz como perteneciente a la mujer muerta.
En otro pasaje de su exposición, el comisario Funes negó terminantemente que él o alguno de los efectivos a su cargo hayan golpeado al acusado.
Como el funcionario policial no recordaba algunos aspectos de su declaración, el fiscal de Cámara solicitó dar lectura a la misma. Y en ella, Funes refirió que cuando entrevistó a José Luis Rojas, éste le dijo que Catalina Bernardiz le había ofrecido dinero a su hermano a cambio de mantener relaciones sexuales, pero que Marcos se había negado.
 
“Mi hijo es inocente”
 
Otro de los testimonios relevantes de la jornada fue el del papá del acusado, Rubén Bartolo Rojas, quien aseguró que su hijo “es totalmente inocente” y que “todo el pueblo (en alusión a los habitantes de Pozo del Molle) está a favor de Marcos y en contra de la otra persona”, dando a entender que el sospechoso es otro vecino del pueblo.
Cuando el fiscal Márquez le preguntó a quién se refería, el testigo le respondió “no se lo puedo decir”, y tras cartón opinó que “es una injusticia lo que le han hecho a mi hijo”.
Fue en ese momento que Marcos Rojas, visiblemente conmovido por la presencia de su padre, comenzó a sollozar y agachó la cabeza. Ante ello, el abogado Francisco Lavisse, uno de sus codefensores, solicitó autorización al tribunal para que fuera retirado ya que no se sentía bien.
Más adelante, Rubén Rojas sostuvo que su hijo “se declaró culpable para que le dejaran de pegar” (en la Policía), para luego señalar puntualmente que Marcos “es un perejil igual al del ‘caso Dalmasso’ de Río Cuarto”. Fue entonces cuando el fiscal de Cámara interrumpió su declaración, enfatizando que “esa misma expresión utilizó el doctor Lavisse cuando presentó el caso el lunes pasado”.
Con respecto a los 2.500 pesos que la Policía secuestró en su casa al momento de del allanamiento, Rubén Rojas aseguró que era dinero que había cobrado por su trabajo como sereno y que buena parte de ese monto (2.200 pesos concretamente) era para pagarle una deuda al carnicero. “Es más, todavía se lo debo”, agregó el testigo, lo que generó sonrisas entre los presentes en la sala.
Finalmente, el padre del acusado dijo que una vecina del pueblo le había contado a su yerno que el día del crimen había visto salir de la casa de Bernardiz a los jóvenes Abel Ernesto Bossio y Francisco Manuel Colazo. Sin embargo, la versión no tuvo mayor asidero, ya que la propia vecina invocada, Sandra Mercedes Perret, la desmintió de manera enfática al comparecer ante la Justicia.
Perret iba a declarar hoy, en la tercera audiencia de este juicio, pero como hubo acuerdo entre las partes, se decidió incorporar su testimonio por lectura y no tendrá que comparecer.
En tanto, los aludidos Bossio y Colazo también declararon ayer en la sala del quinto piso de Tribunales, aunque en las actuaciones no surgió ningún elemento de prueba que los involucre en el caso. Es más, el primero de ellos compareció por unos pocos minutos, mientras que Colazo dijo que “quería mucho a Cata”, de la que era sobrino nieto ya que la víctima era hermana de su abuela.
El testigo dijo que siempre le hacía mandados a Bernardiz, como ir a comprarle mercadería o pagarle la boleta de la luz, y que por esas tareas ella le daba 20 ó 30 pesos.
 
Los otros testigos
 
Convocada para las 9, la audiencia de debate se inició a las 10.15 con la declaración de la agente Laura Lorena Centeno, quien el día del crimen fue puesta como consigna en la puerta de entrada a la vivienda de la víctima, sita en Tucumán 235 de Pozo del Molle.
Otro testigo que compareció fue Antonio Hugo Chávez, quien a la fecha del hecho levantaba apuestas de quiniela y concurría diariamente a la casa de Bernardiz porque siempre jugaba el mismo número.
También declararon ayer Susana Beatriz Navarro, sobrina de Catalina, y Juan Carlos Villalba, cuñado de Rojas, pero no aportaron datos de mayor relevancia.
El que sí lo hizo fue el médico policial José Luis Garatea, quien examinó al acusado al día siguiente de ser detenido y constató que no presentaba lesiones de ningún tipo.
 
La confesión que lo incrimina: “La maté porque estaba poseído por el demonio”
Cuando todavía no estaba imputado y mientras declaraba como un testigo más de la causa, Marcos Rojas se quebró emocionalmente y formuló una impactante declaración espontánea ante el policía que había sido comisionado por el fiscal Gustavo Atienza para investigar el crimen.
Fue al caer la noche del 3 de octubre de 2012, es decir, al día siguiente de que Catalina Bernardiz fuera asesinada de un golpe en su casa, que el por entonces subcomisario Maximiliano Funes comenzó a interrogarlo en la mismísima dependencia policial mollense.
“La maté porque estaba poseído por el demonio” fue la sorprendente frase que espetó Rojas ante la expectante mirada del investigador. Y continuó: “Me desperté a eso de las 3 de la tarde y me fui a la casa de doña Cata; ella estaba descansando, pero como le dije que andaba buscando una camisa (que la septuagenaria tenía para la venta), me abrió la puerta”.
Palabras más, palabras menos, el joven le confesó a Funes que cuando Bernardiz se dio vuelta para ir en busca de la prenda de vestir, él la golpeó violentamente en la cabeza por la espalda, por lo que la mujer cayó mortalmente herida al suelo.
“El diablo me dijo que arrastrara el cuerpo y que lo dejara debajo de la cama”, continuó diciendo el acusado, tras lo cual el funcionario policial le advirtió que estaba detenido y notificó lo que acababa de suceder a la secretaria Elba Oyola, de la Fiscalía a cargo de Atienza.
A partir de allí, Rojas quedó a disposición de la Justicia, aunque esa declaración fue luego objetada por la Defensa, al asegurar que el joven oriundo de Carrilobo había confesado “bajo presión” de la Policía y luego de ser golpeado para que se autoincriminara en el hecho.
 
Ultimos testigos y mañana alegatos y sentencia
El juicio a Marcos Rojas continuará hoy a partior de las 10 con la recepción de los últimos tres testimonios, aunque el único confirmado es el médico forense Gustavo Rodríguez. Los otros son un policía de apellido Ludueña y un vecino mollense identificado como “Chirola” Bollatti, quienes iban a ser citados ayer mismo. Para mañana, en tanto, está previsto que formulen sus alegatos el fiscal, el querellante y los defensores y por la tarde se conocerá el veredicto.
 
Imágenes:
F1: El comisario Funes dijo que Rojas le confesó el crimen y que mató porque estaba “poseído por el demonio”.
F2: Francisco Colazo era sobrino nieto de Catalina Bernardiz y dijo que “la quería mucho”.
F3: Los 12 miembros del jurado popular siguen atentamente las alternativas del juicio oral.
F4: Luego de que Rubén Rojas afirmara que su hijo es inocente, el joven comenzó a llorar.
F5: Con el rostro desencajado, Marcos Rojas fue retirado de la sala porque no se sentía bien.
F6: Los abogados bellvillenses Francisco Lavisse (a la izquierda) y Darío Baggini, codefensores de Marcos Rojas.

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