“Venir con la mente abierta”. Ese fue el primer mandamiento que la “profe Jose” transmitió a sus talleristas en la primera clase. Con esta premisa, la artista local dio inicio a uno de los cursos más exitosos del PEUAM en 2014. A tal punto que las coordinadoras del Programa de Estudios Universitarios para Adultos Mayores, Adriana Rochetti y Ana Francia, le pidieron que lo replique.
-¿Cómo te decidiste a dictar un taller de estas características?
-Por una inquietud personal. Creo que fue de tanto escuchar en el circuito artístico que la gente se había alejado de los museos. Me di cuenta de que era muy difícil para el espectador “inocente” ir a una muestra y entenderla, pero a su vez la gente que viaja al exterior o Capital lo primero que hace es entrar a un museo. Y cuando van al Gugenheim de Nueva York o al Malba de Buenos Aires se quieren morir porque los nuevos lenguajes no son fáciles, aunque tienen una razón de ser. Si te quedaste en el impresionismo y te enfrentás a una instalación, se te hace cuesta arriba comprender.
-¿Cuál fue tu propuesta para salvar ese desfasaje?
-Me dije que si una persona pudiese tener un gran pantallazo de la evolución del arte podía entender cualquier muestra. Así que para estudiar el mundo actual y las vanguardias arranqué desde el Paleolítico. Luego visitamos museos de Córdoba y Buenos Aires, vimos powerpoints y películas, pero sobre todo cotejamos el pasado con el presente. Si veíamos las Cuevas de Altamira, comparábamos los bisontes rupestres con los toros de Picasso.
-¿Tus alumnos ya traían una formación artística?
-Ninguno era especialista, pero eran exdirectoras de escuelas, docentes de Historia, de Inglés o de Literatura; todas mujeres muy viajadas. Fue un feedback muy enriquecedor.
-Este año repetís el curso. ¿Empezás de cero o es una segunda parte?
-Como el proyecto era muy ambicioso, propuse dejar de lado algunos movimientos para llegar a las vanguardias con la promesa de completarlo este año. Debido a la demanda, vamos a hacer una nivelación para los nuevos y luego arrancamos con la parte dos. La novedad es que el curso no sólo será para adultos mayores, sino para todo público, ya que se lo ha incluido en la oferta de Extensión Universitaria.
“Atraso inevitable”
-¿Hoy se necesita más información que hace 20 años para entrar a un museo?
-Sí, pero incluso cuando tenés esa información te perdés. Los textos curatoriales de las exposiciones suelen ser tan herméticos que confunden. Por eso hay que tener una base mínima de Historia del Arte. Algunos ante una instalación dicen “esto no es arte”, o “esto es una porquería”. Y yo les pido que erradiquen esas expresiones, que comencemos a adquirir herramientas para analizar de manera desapasionada. Y luego, por supuesto, la obra te gusta o no te gusta.
-¿Argentina está “atrasada” en la apreciación del arte de vanguardia?
-Sí, porque tantos años de represión implicaron un atraso inevitable. Además, cerraron el Instituto Di Tella. Y si eso no hubiera pasado, el arte vanguardista actual sería más popular. Mucha gente va a una muestra, ve que queman colchones y dice: “¡Mirá qué novedoso!”. Pero a eso ya lo hacía Marta Minujín en los años 60. Esa sorpresa demuestra el atraso.
-¿Cómo ves el arte de vanguardia en Villa María?
-Es impresionante cómo ha crecido y tiene que ver con la cantidad de artistas jóvenes que hay. El año pasado fuimos continuamente a muestras y propuse ir al atelier de un artista profesional: Sofía Toribio. Ella habló del rol del artista en la ciudad y fue una charla muy reveladora.
-Algunos apocalípticos pronostican el fin de la pintura ¿Qué pensás?
-Que la pintura nunca va a morir. Mi teoría está basada en un dato antropológico: desde el Paleolítico el ser humano esculpe, pinta, graba y dibuja. Y seguimos haciendo lo mismo 20 mil años después. Esas actividades nacieron con el hombre y con él se irán de este mundo.
Más información. En Santiago del Estero 1365 o al teléfono 4539116.
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-