Escribe Jesús Chirino
El domingo 15 de febrero de este año la noticia comenzó a dejar corazones heridos, Daniel Cardozo había muerto en un accidente de automóvil en la autopista, cerca de Ballesteros. Junto a él fallecieron su compañero Gerardo Pattuzzi y el menor Tomás Páez. Las muertes de Pattuzzi y Cardozo impactaron mucho en los villamarienses, eran muy conocidos por las actividades que cumplían en la vida comunitaria, el primero en la Cooperativa Solidaria vinculada a la Asociación Mutual Mercantil Argentina (AMMA) y la Asociación Villamariense de Trote. En tanto Cardozo era la cara visible del noticiero de Mirate, uno de los canales televisivos de la ciudad, participaba en el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren) y militaba por la diversidad sexual.
Es parte de nuestra historia
En la Biblioteca Popular y Municipal “Mariano Moreno” puede consultarse el material audiovisual generado desde el proyecto “Historia oral y memorias locales” que fuera coordinado por Natalia Magrín. Se trata de un acervo que consiste en entrevistas individuales a villamarienses que cuentan sus vidas y la participación en algunos de los recortes en los cuales el proyecto ha dividido la vida social. Así es que uno de los entrevistados en relación a la “diversidad sexual” fue Daniel Cardozo. La propia Magrín ofició de entrevistadora y también participó de la investigación junto a Virginia Reyneri y Renata Falchetto.
Mirando esa entrevista, realizada el 23 de junio de 2014, nos volvemos a encontrar con la sonrisa franca de Daniel. Allí cuenta que nació en la ciudad de Leones, el 22 de diciembre de 1983. Vivió en el humilde barrio La Fortuna, al calor de una amplia familia integrada por sus padres y cuatro hermanos. De su ciudad natal destaca el orgullo que despierta la Fiesta Nacional del Trigo, la misma fiesta a la que pretendía llegar cuando ocurrió el accidente que nos robó la alegría de este militante por la igualdad que trabajó, junto a otros muchos de la ciudad, para que se visualizara la realidad de un colectivo que sufría discriminación por su orientación sexual.
Llegada al Inescer
En el año 2005 llegó a Villa María y comenzó a estudiar Comunicación Social en el Inescer “Dr. Angel Diego Márquez”, allí hizo amigos entre los miembros de la comunidad educativa de esa casa de estudios. Con otros compañeros de carrera integró una comisión de estudiantes que denominaron “Horizontal”, en la cual no existían integrantes con mayor rango. Desde esa comisión, formada entre otros por Natalia Sorzana, Esteban Matievich, Iohana Arias e Ivana Ferrero, organizaron varias actividades y apoyaron algunas realizadas desde otros claustros en el Inescer. Por ejemplo, en setiembre de 2006, en oportunidad de que la CTA, el Inescer y EL DIARIO organizaron el Pre-Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, de Madres de Plaza de Mayo, en Villa María, la comisión de estudiantes apoyó. Incluso le entregó un presente a Hebe de Bonafini, a la vez que la misma aceptó ser la madrina de esa organización de jóvenes a la que pertenecía Daniel.
Tiempo después llegó, al Inescer, una invitación para una charla abierta acerca de la diversidad sexual que tendría lugar en el Centro Cultural donde funciona la denominada Universidad Popular. Allí fue Daniel junto a compañeras de estudios, a las que les había pedido que concurrieran con él al evento. Ese fue como el puntapié inicial de su militancia, algo que dice le otorgó una perspectiva distinta. Si bien, mirado a la distancia, recordemos que la entrevista referida fue realizada en 2014, consideró que se hablaba de cosas que luego superarían la evolución del grupo, es allí donde despertó su militancia. De aquel Grupo de Diversidad Sexual recuerda a Irma Carrizo y a Pablo Saavedra.
La militancia
Declara que la militancia le aportó “una nueva cosmovisión. Fue reconocer que uno no estaba solo, encontrar un grupo al cual uno sentía que pertenecía”. Esa fue una etapa impregnada de lo colectivo, muy diferente a la vivida cuando comenzó a asumir su orientación sexual. Sobre este otro momento dice que primero lo vivió muy solo, “no fue la decisión más óptima”. Luego comenzó a hablarlo con su hermana, entonces se dio cuenta de que le servía mucho compartirlo. La aceptación de su núcleo familiar le ayudó para espantar los fantasmas que podía tener alguien que venía de una cultura católica y había participado activamente en grupos de jóvenes organizados por esa Iglesia. Pero un día llegó un amor por un muchacho. Daniel tenía 19 años, y eso, dice, le hizo pensar muchas cosas. En la entrevista que se guarda en la Biblioteca “Mariano Moreno” recuerda “creo que es desde el amor, desde aquel primer metejón fuerte, por así decirlo, que empecé esa construcción (la identidad de género). Con toda la cuestión de cuestionarme y decir, bueno ¿dónde estoy parado? ¿es lo mío? ¿es pecado, o no? ¿Mi deseo es válido o no es válido? ¿Será cuestión del momento, será para toda la vida?” Y todas esas preguntas que se hizo, cuando aún vivía en Leones, tuvieron respuestas que fueron soldadas con el amor de su familia, y claro que era válido lo suyo. Luego, como dijimos, en Villa María desarrolla la militancia en el Grupo de Diversidad Sexual. Cuenta que alrededor de 2006/2007 con ese grupo salieron a plantear el debate respecto a la sexualidad, que la heterosexualidad no es la única orientación sexual. Entonces, señala, trataban de educar para que no se discriminara. También participaban de eventos, daban charlas en las escuelas donde encontraron gran apertura, la misma que habían tenido de parte de la Intendencia local. Cuenta que por entonces, dentro del Grupo de Diversidad existían diferentes opiniones, posicionamientos que eran discutidos internamente y que al encarar el debate les ofrecía la oportunidad de crecer. Entonces se autoreferenciaban como minorías sexuales, luego fueron asumiendo que en realidad eran parte de un colectivo que entendía la sexualidad de forma diferente y que ese colectivo estaba integrado por personas de diversas orientaciones como, entre otros, transexuales, homosexuales, lesbianas… y también heterosexuales. Esas discusiones hicieron que algunos militantes se fueran, en tantos otros continuaron con la lucha. En un momento, cuenta Daniel, entablaron relación con una organización de Rosario que mantenía vínculos con el Gobierno socialista de esa ciudad. Ellos habían avanzado en políticas municipales amigables con la diversidad sexual. Los invitaron a charlas, debates y otras actividades en Rosario. Los militantes de Villa María se encontraron conque allí no sólo hablaban de no discriminar, se militaba por la igualdad de derechos.
En el año 2007 el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, visitó la ciudad. El grupo de diversidad sexual concurrió. En un momento Daniel pudo tomar de la mano al presidente y decirle que había que avanzar con los derechos del colectivo. Néstor Kirchner le respondió que a pesar del lobby de la Iglesia se avanzaría. Los tiempos fueron mostrando un gran progreso en la construcción legal de la igualdad, mediante la Ley de Matrimonio Igualitario y la de Identidad de Género. El grupo villamariense militó esos avances, incluso, destaca Daniel, en algún momento vieron cómo Villa María poseía una militancia más organizada que la capital provincial.
En el acervo atesorado en la Biblioteca Municipal, Daniel cuenta toda esta historia de militancia. Cuando se prende la computadora se dibuja su sonrisa franca y nos habla de esa lucha colectiva por el derecho a ser, de la cual participó. Se define como un militante de los derechos humanos y dice que “mientras haya un pobre no podemos hablar de igualdad”, nombra problemáticas por las cuales debe continuar el trabajo. Así es que menciona la violencia contra las mujeres, la trata de personas, el aborto legal, la aplicación del Código de Faltas de la provincia… En sus últimas palabras en la entrevista manifiesta una certeza que tenía. Dice, “estoy convencido que más temprano que tarde vamos a llegar a una sociedad con mayor igualdad”.