Me recuerdo caminando las calles de Río Gallegos. El viento zumbándome los oídos y la urgencia de llegar a destino. Estaba apresurado, pero la vi colgada en la vidriera de un negocio. El primer número de la rimbombante revista. Había escuchado de su existencia por un profesor de la cátedra de Literatura Argentina. Yo era un simple estudiante de letras que tuvo la suerte de poder asistir al XII Congreso Nacional de Literatura Argentina realizado en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) entre el 15 y el 17 de octubre de 2003. Para ese entonces, mi apetito cultural recién empezaba a sentirse aquí adentro, y aún no había debutado en los medios gráficos locales (lo haría dos meses después en este matutino). La revista cultural costaba cincuenta centavos, precio inimaginable para la situación económica del país o de sus habitantes: un regalo. En ese momento no compré el ejemplar, porque llegaba tarde a una de las exposiciones, pero me quedó haciendo ruido esa publicación. Al volver a estas tierras, ya con más tiempo, la adquirí y me deleité con un producto de altísima calidad. Una revista que envasa en sus páginas las artes más diversas, entrevistas a los más grandes pensadores de la actualidad, crónicas, críticas, agenda cultural, literatura y una abultada vidriera con las novedades editoriales clasificada y ordenada. A partir de allí no dejé de comprarla. De la manía de leer los staffs de cada una de las publicaciones que llegan a mis manos, comenzaría a sonarme el nombre de Juan Bedoian. Si bien es cierto que la carrera del editor de la Revista de Cultura Ñ de Clarín tiene un largo recorrido (mucho antes de hacerse responsable del primer número y hasta la actualidad), ese fue el momento en que lo grabé a fuego. Correría el tiempo y varias serían las ocasiones en la que pensaría intentar contactarlo, para consultarle su visión del mundo cultural editorial y de otros aspectos. No fue fácil. No porque Bedoian se negase, simplemente porque las demandas de su gran labor y, a veces la salud, lo impedían. Finalmente pudimos lograr el contacto con quien tiene a su cargo la revista cultural más importante de Argentina. Esta publicación semanal que va camino a cumplir 300 ediciones en la calle y que, si bien ha logrado sus objetivos, como dice Bedoian, no escatima sus esfuerzos en brindarnos cada vez su mejor producto. Para que todos los sábados podamos leerla se imprimen entre 60.000 y 70.000 ejemplares por semana, de las cuales se distribuye el 65% en la Capital Federal y gran Buenos Aires y el resto en los distintos recovecos de nuestro país.
—Con más de cinco años en la calle, ¿considera que "Ñ" cumplió y está cumpliendo con sus objetivos? —Sí, creo que los ha cumplido. Nuestro objetivo era, en 2003, crear una revista de cultura masiva, periodística en el buen sentido de la palabra, inteligible, dirigida a distintos universos de lectores y, al mismo tiempo, seria, rigurosa del mejor nivel que pudiéramos alcanzar.
—¿Cuál es la misión de "Ñ"? ¿Quiénes son los destinatarios de la revista? ¿Quiénes colaboran y pueden hacerlo en dicho espacio? —Más que misión diría propósito. Nuestro propósito es lograr que los contenidos y fenómenos culturales lleguen a un amplio mundo de lectores. Ñ no está dirigida a unos pocos, no es una revista "cerrada" para un grupo de alto nivel cultural. También nos dirigimos a él, pero pensamos en todos los niveles. Por eso mismo, los colaboradores de la revista también admiten esa diversidad. En la revista hemos hecho entrevistas a los principales protagonistas de la cultura (ideas, literatura, arte, escenarios) de la Argentina y del mundo. Y muchas de estas personalidades de la cultura han escrito notas para la revista.
—¿Cuál es su visión sobre el mundo editorial en Argentina? ¿Cree que hemos crecido en cuanto a producción y calidad de textos y de autores? —Como se sabe -lo dicen las cifras- el mercado editorial está en una crisis. Cada vez se lee menos y eso también lo sabe cualquiera. Sin embargo, siempre aparecen nuevos autores que enriquecen la literatura y el pensamiento argentinos. El reciente ganador del premio Alfaguara de Novela, Andrés Neuman, es un argentino. También lo fue el año pasado el ganador del Premio Planeta de latinoamérica, Pablo de Santis. Y ya van dos autores argentinos (Alan Pauls y Martín Kohan) que ganan el premio Herralde de España.
No puedo dejar de mencionar que varios de los autores que recibieron el Premio Clarín de Novela son muy buenos escritores. O sea que hay, a pesar de la crisis que menciono, un grupo interesante de nuevos autores que forman parte de la buena literatura argentina.
—¿Cómo ve la actualidad de las revistas culturales? ¿Qué opinión le merecen las revistas autogestionadas? —Las revistas culturales son absolutamente necesarias y cada una se dirige a un grupo determinado con intereses editoriales muy marcados. Nosotros elegimos un camino que nos parece válido y no me parece pertinente decir cuál es buena o mala. Aunque tengo una opinión al respecto. Me parece loable, por otro lado, la aparición de revistas autogestionadas. Toda publicación cultural que aparece, ayuda -exagerando un poco- a que nuestra sociedad sea mejor, piense más, lea más. Y eso siempre es bueno.
—¿Cuáles son los principales inconvenientes con los que se encuentra el editor de una revista como "Ñ"? —Son muchos pero mencionaría un par de ellos: mantener la independencia de criterio (o dicho de otra manera la libertad de criterio) de los contenidos de la revista respecto de los poderes y tratar de que la revista no pierda su línea de producto serio, accesible pero riguroso, con temas que le interesen a una gran cantidad de lectores.
—¿Están pensando proyectos futuros a partir de Ñ (edición de libros, nuevas secciones, edición de DVD con las ediciones anteriores, etcétera). —Siempre hay proyectos dando vueltas en lo que llamaríamos los opcionales de la revista. En estos cinco años hemos lanzado al mercado por lo menos 10 productos opcionales y centenares de insert (de 4, 8 y 12 páginas) con coleccionables que se distribuían gratuitamente con la revista.
—Aunque parezca un tema trillado siempre está esa cuestión de que la gente del interior no tiene cabida en medios importantes, ¿cree que esto es así? ¿Se deberá a una cuestión de calidad o será necesario afincarse en las grandes urbes para poder desarrollar una carrera literaria y de medios? —Es así: la gente del interior no tiene demasiada cabida en los medios importantes y esa es una deuda que nosotros, desde la revista Ñ, asumimos. Hemos hecho en su momento 23 suplementos sobre la cultura del interior y Ñ tiene semanalmente una página dedicada a la cultura de las provincias. Pero es insuficiente. Respecto de los autores, no es una cuestión de calidad. Hay muy buenos autores y pensadores en las provincias que muchas veces no llegan a los medios importantes de la Capital porque los que hacen esas revistas desconocen esos mundos. Hay una tremenda falta de comunicación entre la Capital y el resto del país.
—¿Qué tan importante pueden llegar a ser un suplemento cultural o páginas culturales en diarios chicos del interior del país? —Todos los diarios -los chicos y los grandes- deberían darle más espacio a la cultura en sus páginas. Muchos responsables de esos diarios creen que la cultura "no vende". Esa es una gran equivocación.
JUAN BEDOIAN
Es editor responsable de la Revista de Cultura Ñ de Clarín, desde octubre de 2003 hasta la fecha, y editor jefe del suplemento "Viajes" del mismo periódico, desde 1996 hasta la fecha. También fue editor jefe de rediseño de productos del mismo diario (1993–1996), jefe de sección del suplemento "II Sección" (1990–1993), jefe de sección de proyectos especiales (1986–1989), jefe de sección del suplemento cultural (1984-1985), redactor especial de Clarín (1977-1984) y de la revista Primera Plana (1983-1984), crítico de cine del diario El Pueblo de Tucumán (1973-1974), de la revista Generación 83 (1983-1984) y de Canal 10 de la UNT (1973-1974). Es bachiller humanístico superior, egresado del Gimnasium Universitario de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) en 1966 y profesor en Letras, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras (UNT) en 1974. Ha sido pro-secretario de redacción del diario Clarín desde 1989; jefe de sección del mismo diario (1984-1989) y redactor especial (1977–1984). Fue profesor de Literatura Extranjera II de la Escuela Superior de Periodismo del Instituto Grafotécnico, desde 1977 hasta 1980. Ha realizado seminarios para el Doctorado en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), además de cursos y seminarios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y en otros centros de estudio. Ha publicado numerosas notas, reportajes, críticas de cine y de libros, columnas de opinión y artículos de diversos géneros en diarios y revistas de Argentina y del exterior desde 1973 hasta la fecha.
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