Desde una mirada crítica acerca del abordaje mediático del “Día de la Mujer”, recientemente, disertó en el Campus de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) la especialista en Género e investigadora del Conicet, licenciada Paula Morales Monguillot.
El área de Prensa de la casa de altos estudios, publicó una entrevista con la disertante. Este es el contenido:
Las efemérides son fechas simbólicas establecidas para conmemorar, homenajear y, por qué no, repensar los orígenes de ciertos temas y sus debates actuales. Así, el “Día Internacional de la Mujer”, establecido mundialmente para evocar la lucha y asesinato de obreras neoyorquinas en 1908 ha sido tomado mayoritariamente por los medios desde una lógica de consumo, o bien, para reproducir una idea de “mujer asociada a lo romántico, a lo sensible, a lo femenino, a la maternidad. Lo que se enaltece en esta fecha es su condición de género y se dejan de lado otros aspectos, mucho más importantes, que superan este sexismo”, comentó la especialista Morales Monguillot.
“Nunca vamos a ver en estas construcciones, por ejemplo, a una mujer joven decidiendo sobre su cuerpo, su sexualidad, su plan de vida. Difícilmente exista el testimonio de una mujer que abortó, que fue o es víctima de violencia de género. Por lo general, la fecha se pinta de rosa y de pastel, se despolitiza”, manifestó.
La maquinaria mediática, en la que se circunscriben la TV, la prensa gráfica, la radio y las redes sociales, reproducen estereotipos acerca de la mujer y, más precisamente, cada 8 de marzo promueven la celebración, el festejo, el agasajo. Frente a este tipo de producciones, Monguillot sostuvo “la existencia de una tergiversación que hoy, en el contexto legal y cultural, es grave. Eso significa invisibilización, es decir, la construcción de una idea sesgada de las mujeres y la reproducción de patrones socioculturales dominantes de índole machista”.
Para la especialista de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la conmemoración de esta fecha requeriría contextualizar aquellas luchas y reactualizarlas.
“Si en aquel momento las obreras reclamaban por salarios dignos, por la posibilidad de agremiarse, por el tiempo para permanecer con sus hijos, hoy se deberían cuestionar, por ejemplo, las exigencias existentes para las mujeres al momento de acceder a un empleo”. En este sentido, enumeró un conjunto de preguntas que comúnmente integran los cuestionarios de cualquier entrevista laboral: “Cuestiones como la edad, la condición marital, la disponibilidad y si es mamá o no, están naturalizadas socialmente y no debería ser así”, afirmó.
Ficción versus realidad
Si lo que reproducen los medios dista de ser lo que sucede en la vida cotidiana en el sentido de la construcción de una “súper - ideal mujer”, ¿por qué se insiste en esa construcción? Para Monguillot la respuesta tiene que ver, por un lado, con la lógica mediática de construcción de perfiles y, por el otro, con la construcción de audiencias a partir de ciertos contratos de lectura que se retroalimentan.
“Es por ello que se debe tener sumo cuidado cuando organizaciones feministas u otros colectivos defensores de los derechos de la mujer, reclaman espacios en los medios, ya que éstos pueden responder, pero reproduciendo el binarismo y el sexismo o construyendo la idea de una mujer con características que se acercan al consumo y que tiene, básicamente, un sentido económico”, advirtió la docente universitaria e investigadora del Conicet.
Propuestas
A partir de la entrada en vigencia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Nº 26.522, el marco jurídico sancionado en 2009 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (Ley de Protección Integral a las Mujeres Nº 26.485), los decálogos puestos a circular con la implementación de los Observatorios de Medios, junto a las recomendaciones elaboradas por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) acerca del abordaje sobre cuestiones de género, Monguillot sostuvo que “existe un incipiente acercamiento acerca de cómo deberían ser abordadas estas cuestiones a través de los medios”.
“Es un paso, pero desde el ámbito académico debemos insistir en la formación de los comunicadores y de audiencias críticas, porque el camino está dado desde la formación y la apropiación práctica de nuevos contenidos mediáticos, teniendo en cuenta códigos deontológicos, decálogos, recomendaciones y prestando atención al trabajo que debe realizar el Estado a través de observatorios o veedurías”, evaluó.