La emprendedora Marina Bossa, quien hasta unos meses atrás estuvo a cargo del pub Polaroid y, mucho antes, de la galería de arte Los Cuatro Gatos, ha plasmado en Facebook una lectura crítica sobre el respaldo municipal hacia los proyectos privados de cultura. A continuación su postura.
“¿Por qué una ciudad que anhela ser turística, que “siente cultura”, que crece y se expande, que tiene una universidad maravillosa con dos carreras específicas en el área cultural -Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual y Licenciatura en Composición Musical con Orientación en Música Popular- no apoya los proyectos de gestión privada que promueven eventos “culturales” en su mayoría locales, independientes y en evolución, los cuales son necesarios, muy necesarios, para el crecimiento socio-cultural? ¿Por qué no apoyan a estos emprendedores que con muchísimo esfuerzo intentan (y han intentado) sostenerse en el tiempo para transformar a la ciudad en un circuito abierto a nuevos públicos, con nuevas tendencias de consumo, que a su vez buscan encontrarse con otros que estén en lo mismo?
Si el ente municipal que regula las normativas vigentes para la existencia de estos espacios no se hermana con ellos, no los ayuda en su crecimiento ni los promueve (sin ponerles trabas absurdas), esto demuestra que a Villa María le falta rato para “singularizarse y entrar en el concepto de marca de ciudad, una idea fuerza alrededor de la cual toda urbe debe convocarse y hacerse visible para ofrecer a sus habitantes un sentido de pertenencia y un horizonte común” (cita de Toni Puig Picard). Vamos municipio, hay muchos bares, pubs, teatros, esperando un cambio profundo, que no sólo pase por la gestión pública, la costanera y el casino (¡a metros de una escuela y del mismísimo municipio, por cierto!)”.