Una poco grata sorpresa se llevaron esta semana los niños (y padres) que habitualmente se acercan a pasar un momento de entretenimiento y dispersión en los juegos infantiles que están instalados sobre la costanera, cercanos al Anfiteatro Municipal.
Es que fueron varios los vecinos que alertaron del pésimo estado en que se encuentran muchos de estos juegos que forman parte de uno de los pequeños parques que el municipio tiene instalado sobre la rivera del río y se trata, sobre todo, de uno de los más concurridos.
Un recorrido por el lugar sirvió para observar el deterioro de la infraestructura para los más chicos. “Yo no me explico como llegan a romperse así, si son usados por niños e, incluso, hay una mujer cuidando el lugar permanentemente”, cuestionó una mamá mientras controlaba a sus dos pequeños.
Primero, cabe recordar que en esos juegos hay un sector que está “clausurado” hace mucho tiempo y se trata de el puente de madera que une dos partes de los juegos instalados sobre montañas de tierra y tiene sus puertas cerradas para impedir el paso, puesto que es visible el riesgo de caminar por ahí por el deterioro de la madera. La postal que hoy ofrece este sector arroja un tobogán amarillo al cual se le destruyó la plataforma de madera elevada desde donde los niños puede arrojarse, por lo que tiene una cinta cruzada para evitar su uso.
Una de las hamacas, que están colgadas con cadenas, está literalmente atada de uno de los postes, pero no tiene nada que restringa su uso, por lo que es un inminente peligro para quien no se percata del precario arreglo. “La semana pasada ya había juegos así, pero esta semana aparecieron más rotos; yo vengo seguido con mis chicos porque vivo cerca y es una lástima cómo dejaron que esto se venga abajo así”, apuntó una joven.
Entre otras cosas que se pueden observar en varios de los pequeños toboganes, la base de cemento donde apoyan presentan pésimas terminaciones y, además, se encuentran demasiado separadas del piso, lo que implica caer de un breve “precipicio” para los niños que se arrojan desde allí.
Finalmente, a la calesita hecha especialmente para niños en sillas de ruedas le faltan algunas partes que se pueden encontrar siendo utilizadas para bloquear otros juegos averiados. “No se han tomado la molestia de, ya que no los arreglan, al menos bloquearlos mejor, porque algunos están rotos, pero ni siquiera hay algo que impida usarlos”, se quejó otra vecina.
Probablemente, este fin de semana serán muchos más los niños que se encontrarán con este pálido panorama en los juegos que decenas aprovechan para jugar en plena costanera.