Un dispenser con un agua de calidad dejó de ser algo que sólo podía encontrarse en salas de espera o comercios. Desde hace algunos años aumentó significativamente el consumo de agua envasada por parte de los villamarienses y son cada vez más los que eligen tener en sus hogares este servicio.
Para Cecilia Vega, de Mariense, esto se debe a que “la gente está cada vez más demandante en cuanto a calidad” y aclaró que “eligen consumir cada vez más agua envasada porque necesitan un poco más de cuidado en el consumo, pero esto no va en contra de la Cooperativa, porque me parece que en Villa María lo que tenemos en cuanto a cooperativa de agua es espectacular”.
“Año a año tenemos más usuarios, es una constante el crecimiento permanente y una demanda diaria en cuanto a calidad por el cuidado de los niños o enfermos; hoy la gente quiere esa agua en su casa”, describió.
Lo mismo apreció Daniel Porta, de Agua Dani-Mar, quien aseguró que “hace dos o tres años que viene aumentando la demanda” y dijo que “se nota mes a mes”.
Para Porta, pasó a ser algo común el hecho de que las casas de familia opten por pedir un dispenser y ejemplificó: “Hay gente humilde y que uno puede ver que anda en bicicleta y no le sobra nada, pero piden un dispenser, porque para mucha gente es una prioridad”.
Además, otro factor que influyó, según relata, en el incremento del consumo del agua envasada es que “a las empresas la ART las obligan a que se consuma esta agua, de hecho, las empresas grandes por cierta cantidad de empleados tienen que tener determinada cantidad de dispensers y en las obras grandes, también”.
Hacer ejercicio, salir a caminar o andar en bicicleta también son tendencias que van en aumento y que para Mauricio Datta, de Fres-K-Gua, influyen en que se tome más agua envasada. “Corresponde a gente que decide cuidarse más y el que hace deporte lo acompaña con productos cristalinos, elige tomar menos azúcar o gaseosas por algo más liviano y transparente”, opinó.
Tratamientos
Las tres empresas villamarienses tienen más de 15 años en la ciudad, aunque cada uno ofrece un producto similar, pero con tratamientos diferentes.
En Mariense, por ejemplo, tienen una máquina traída del exterior que “no las vas a encontrar en 80 a 100 kilómetros a la redonda”, afirmó Vega. “La máquina garantiza que el agua va a salir con los parámetros que nosotros pedimos y también asegura el proceso y tratamiento de lavado y llenado de los bidones”.
Desde Fres-K-Gua, en cambio, se ofrece un producto tal como sale de pozo. “Es agua mineral natural, por lo que no la podemos tocar, como se extrae de pozo se envasa, es así por código”. La empresa tiene dos pozos “desde mediado de los 70”, recordó Datta.
El agua es sometida a un tratamiento por osmosis inversa en Dani-Mar. “La máquina tiene una maya que no deja pasar el arsénico y el agua que no sirve la desecha. Por ejemplo, de 10 litros de un agua fea, te tira ocho”, apuntó sobre el sistema.
Desde cada una de las empresas realizan periódicamente análisis en los centros de estudios locales para constatar que los valores sean los requeridos.