Lo difícil que es ser peatón en la ciudad
Al señor intendente o a quien corresponda:
Es sabido que los pueblos bien constituidos hacen gala de su organización ciudadana, por eso es que usted, como jefe comunal, ha recibido más de una felicitación por semejante ciudad, especialmente en tiempos de fiesta festivalera, ejemplo para muchos y coincido en esa apreciación, pero me es menester hacerle ver lo que muchas veces no queremos ver, que los pueblos adhieren a la diversidad de pensamientos como democráticos que son, pero bien es sabido que la superestructura domina subjetivamente el accionar de las personas y que la dominación de clases subsiste solapadamente entre las instituciones que nos gobiernan, fomentando las desigualdades de las masas a través de sutiles estructuras, desde monumentos o trazados de calles, etcétera, reproduciendo lo que llamamos la permanencia del status quo y sobre esta observación quiero inferir.
Siendo un ciudadano de esta prestigiosa ciudad, me he encontrado en sus calles con esta diferencia sutil, pero de franca desigualdad. ¿O es que esta ciudad sólo está construida para aquellos que tienen medios de movilidad? ¿O yo cuando me bajo de un automóvil o algún medio de movilidad no soy un simple transeúnte, un simple peatón? ¿Cómo puedo entender entonces que sobre toda la avenida Alem e Yrigoyen no haya ni un solo paso peatonal que me indique que debo cruzar o no? Es toda una odisea, y los más ancianos coincidirán conmigo, en esto de cruzar esas avenidas en horarios pico de tránsito, tratando de adivinar cuándo debo cruzar, según el movimiento de los vehículos que transitan.
Sabemos desde el pensamiento colectivo el caro sentimiento que nos causan las desobediencias e imprudencias a las leyes de tránsito, el costo de vidas causadas por ello y es de observar que un país que se considere moderno ha reivindicado al peatón como el más importante dentro de esa escala de privilegios; por lo tanto, consideraría prudente, si nos consideramos ciudad moderna, cambiar el paradigma para sentirnos orgullosos de ser la primera ciudad de Argentina que reivindica al peatón, al individuo, a la persona en toda su dignidad. Muchas gracias.
Heves M. Naish
DNI 13.457.907
Falta de respeto e inoperancia de entes oficiales
Si desde la Municipalidad no pueden terminar con una fiesta ilegal, sin habilitación, hecha en el patio de una casa y que implica una falta total de respeto a los demás vecinos, ¿quién va a hacerlo? El domingo 22 del corriente, en el barrio Barrancas del Río, más precisamente en la vivienda ubicada sobre avenida Savio al 2270, realizaron una fiesta con luces y sonido a la altura de cualquier boliche, sin importar romper con la total armonía y tranquilidad que, gracias a Dios, tiene el barrio hoy. Fuimos varios los vecinos que nos comunicamos con la Guardia de la Municipalidad para pedir que intentaran hacer que estos desconsiderados vecinos, al menos, bajaran el volumen de la música, que era tan alto que hasta hacía vibrar los vidrios de la casa.
Después de la tercera llamada, alrededor de las 2.30 de la madrugada, apareció el primer móvil de seguridad ciudadana, donde dos personas sólo dijeron: “No podemos hacer nada más que intimarlos y ya lo hicimos”.
Primer planteo: ¿No pueden hacer nada, pese a constatar que se trata de una falta total de respeto a los demás vecinos? Estas mismas dos personas recordaron que tiempo atrás, en esa misma vivienda, ocurrió una situación similar en la que una fiesta en el patio de dicha casa terminó con un enorme operativo policial en el que se detuvieron y pusieron a disposición de sus padres a muchos menores y donde constataron abundante presencia de alcohol y marihuana. Y, sin embargo, ¿no pueden hacer nada?
Media hora más tarde, y ante el cuarto llamado a la Guardia de la Municipalidad, la persona a cargo planteo: ¿Y por qué no llamás a la Policía?
Lógicamente, al llamar al 101 dijeron que ese tipo de problemas, de “ruidos molestos”, era competencia de la Municipalidad, pero que ante la falta de acción de estos, iban a hacerse cargo, y también recordó aquel procedimiento de meses atrás por otra fiesta sin habilitación.
Quince minutos después llegaron dos móviles a la vivienda y la música se cortó por un corto período. Pero cuando se retiraron, la fiesta siguió su curso hasta las 6 de la mañana e incluyó también la dedicación de insultos, vía micrófono y altoparlante, para todos los vecinos que intentamos que, al menos, bajen el volumen.
Ni la Municipalidad ni la Policía hicieron algo por los vecinos, pese a que ambos se llegaron al lugar y constataron por sus propios medios la magnitud de la fiesta y la falta de respeto hacia los demás, en una vivienda con antecedentes de haber tenido varios días una faja de clausura en la puerta por otro hecho de iguales características.
Uno puede aceptar la falta de respeto de estos vecinos, otra vez, pero no comprender cómo dos estamentos como la Policía y la Municipalidad no puedan detener semejante agravio a todo un barrio.
J. S.
DNI 11.527.476