La desaparición de personas marca la brutalidad del régimen militar al tiempo que se volvió un tortura para las familias y amigos que no encontraban respuestas, que no sabían qué pasó, adónde los habían llevado, si iban a aparecer, si estaban vivos o muertos.
Trece familias villamarienses pasaron por ese calvario y con el paso de los años y de las luchas, nació en ellas la necesidad de tener un lugar, un espacio para recordarlos, para que estén siempre presentes.
Roberto Fontanarrosa sostuvo que entiende como “imprescindible la existencia de este referente para aquellos jóvenes o pibes que tienen, si se quiere, la dicha de no haber vivido en esos tiempos de tragedia. Para ellos sí, entonces, esta evidencia material que los lleva a preguntar, a indagar y a interesarse sobre una época sombría que no debe repetirse”.
Y allí está, desde el 27 de febrero de 1993 y a la vera del río Ctalamochita, el monumento con siete piedras que los recuerdan y un reloj que no deja que el tiempo se detenga.
Un par de años más tarde se instaló otro monumento en honor a los mártires villamarienses en el que se incluyeron los nombres de los 13 desaparecidos. El monumento “Nunca Más”, en el ingreso del puente Vélez Sarsfield, completó una etapa que nos recuerda que el golpe de Estado de 1976 también dolió en esta ciudad.
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El Reloj de Sol recuerda a los villamarienses desaparecidos Teodoro Rüedi, Eduardo Raúl Requena, Esther Felipe, Luis Mónaco, Elda María Francisetti, María Elena Viola, Eduardo Valverde, Aldo Apfelbaum, Noemí Graciela Francisetti, Juan Ledesma, María Marta Badano; Susana Beatriz Livedinzky y José Oreste Sorzana.