Oscar Alberto Pessuto (43), el hombre que está acusado de haber intervenido en el violento incidente callejero que terminó costándole la vida a Marcos Negro (44), fue alojado ayer en la cárcel de barrio Belgrano, donde aguardará las medidas procesales que adopte en los próximos días la fiscal Silvia Maldonado, entre ellas la declaración indagatoria, que se llevará a cabo el lunes o martes.
En tanto, el abogado Eduardo Luis Rodríguez, quien en la víspera asumió la Defensa de Pessuto, presentará hoy en la Comisaría de Distrito a la otra persona implicada en el episodio registrado el pasado martes 17. Se trata de un hijo de Pessuto, de apenas 15 años de edad, quien comparecerá en la Ayudantía Fiscal que funciona en la dependencia policial y está a cargo de Eugenia Caón.
Según pudo saber EL DIARIO, el menor irá acompañado por su madre (esposa del único detenido que tiene la causa, Verónica Tisera), y luego de ser notificado de la imputación que se le atribuye, regresará a su domicilio en Villa Nueva.
Durante la mañana de ayer, en la Fiscalía de Instrucción del Primer Turno se produjeron importantes novedades en torno al caso que, por estos días, conmueve a la opinión pública: además de Rodríguez, también concurrieron los letrados Luis Caronni y Florencia Arcángelo, quienes desde ahora representan a la esposa (Ivana Gaspar) y las cuatro hijas de Negro, constituidas en la causa como querellantes particulares.
Poco después se hizo presente el médico forense de Tribunales, Gustavo Rodríguez, quien entregó a la fiscal Maldonado un informe preliminar de la autopsia realizada el pasado lunes sobre el cadáver de Negro, aunque todavía no está concluido el trabajo pericial, lo que se produciría hoy o mañana.
El marco legal
Una vez que el facultativo emita su dictamen definitivo, la funcionaria recalificará la causa, que por el momento está formalmente caratulara como “lesiones graves”, tal como se venía tramitando en sede policial. Claro que a partir del fallecimiento de Negro, el expediente continuará su curso bajo la acusación de “homicidio”, aunque habrá que ver si queda como “homicidio simple” (castigado con prisión de ocho a 25 años) o tal vez como “homicidio preterintencional” (cuya pena es mucho más leve: de tres a seis años de cárcel).
Esta última calificación legal describe un hecho en el que el agresor actúa con la intención de provocar lesiones a otra persona, con un medio idóneo para ello, aunque finalmente le provoca la muerte.
De ese modo se tiene en cuenta que la intención no es la de matar y el medio empleado no debía, razonablemente, ocasionar la muerte.
A modo de ejemplo, puede referirse que una persona golpea a otra para causarle un daño físico, pero el agredido muere porque su cabeza pega contra el cordón de la vereda. En este caso, el agresor sería responsable de un “homicidio preterintencional” porque no tuvo la intención de causar la muerte y, al mismo tiempo, porque el golpe en sí mismo no tenía la entidad para provocar el deceso.
Hasta el momento, la fiscal Maldonado, con la asistencia del secretario Leonardo García Tomas, receptó varias declaraciones testimoniales, aunque dos de ellas son las más importantes en cuanto a la mecánica del incidente. Dichos testigos coinciden en que, previo a la agresión física entre Pessuto y Negro, ambos conductores intercambiaron bocinazos e insultos, y cuando detuvieron la marcha de sus respectivos vehículos (sendos Peugeot 504, uno rojo y el otro azul), la emprendieron a golpes de puño.
En esas circunstancias, intervino el menor de 15 años, aunque no está claro de qué manera lo hizo: se sospecha que golpeó a Negro por la espalda con algún elemento contundente y que cuando éste se desplomó al suelo, padre e hijo lo patearon en el suelo. La otra versión indica que el adolescente empujó a Negro, lo hizo trastabillar y cayó al pavimento, golpeándose duramente la cabeza.
