La tontería cultural que abunda es ver qué circo puedo montar para que yo, político, triunfe, pero a la gestión cultural lo que le tiene que importar es que cada ciudadano sienta que su vida cuenta.

Con esas palabras de Toni Puig, un especialista español en gestión cultural que difunde el concepto de "marca ciudad", empieza a hablar Marina Bossa, mujer sinónimo de apuesta al arte villamariense desde "Los cuatro gatos" y "Polaroid", emprendimiento este último del que se alejó (era la asesora) agotada por la postura del municipio.

Ayer abrió las puertas de su casa y en la mesa se sentaron los músicos José Azocar, Juli y Rafi Mosoni, Facundo Seppey y el artista plástico Diego Carriazo. En ese marco sostuvieron que el Gobierno local es indiferente a las necesidades culturales de un vasto sector de la población y que no incitó un circuito en ese sentido.  

"En otras ciudades te dejan ser y acá te moldean, manipulan y vulneran. Y digo vulneran porque ignoran por completo las necesidades culturales de un amplio sector que está ávido de consumir propuestas más sanas que no se dan en otros espacios. Yo me pregunto si hay algo más sano que los lugares de difusión para estudiantes y egresados de la universidad, si hay algo más sano que ceder tu espacio físico para que los artistas se manifiesten y con lo recaudado poder seguir creciendo y creando, si hay algo más sano que trabajar y que respeten tu trabajo y lo que amás hacer. Así como el amor sana, estos sitios también lo hacen y generan más trabajo, tributan a los tres estados, pagan por los espectáculos, porque para los shows tenés que pagar y no es poca plata. Y no pedís nada a cambio, sólo que respeten, que te respeten", declaró Bossa.çComo cara opuesta de esa situación, se interrogó si no resulta "arbitrario permitir que ciertos bares cerquen veredas completas y obstruyan el paso con toldos para sector fumadores" y que los límites de algunos sean distintos a los de otros siendo que "la normativa los regula a todos por igual". "Es algo doloroso", señaló.

"¿Acaso -continuó- no es triste que "El Estilóbato" no exista más, que la Jam Session de los jueves no se haga más, que los artistas plásticos no puedan mostrar sus producciones dentro de los espacios privados, que un amigo de mi papá se haya suicidado por perder todo en el casino? ¿No es triste que exista un casino en la ciudad? No es manipulador que a la hora de elegir tu modo de recreación te limiten a tomar algo sentado prolijamente, susurrando casi al hablar porque la música está tan baja que aturde", dijo con una ironía al final.

Marina aceptó que probablemente "muchos vecinos de bares no coincidirán en nada con esta mirada, como no debe coincidir casi el 100% de los vecinos de los nuevos emprendimientos de construcciones en altura, hecho que atraviesa el resto de sus vidas, sin embargo contra el progreso no se puede luchar, la ciudad avanza". Precisamente en ese aspecto se planteó si "no sería un acertado avance que la localidad tenga un circuito cultural más abierto, con artistas creciendo" y resaltó que dos bandas locales con efecto nacional -Rayos Láser y De la Rivera- empezaron tocando en bares villamarienses, como en su momento una movida de "los usos de la imagen" en Los cuatro Gatos superó las fronteras o artistas escénicos logran representarnos en otras latitudes.

"Cuando un grupo de artistas plásticos se unió y logró el apoyo del municipio, la ciudad se llenó de colores hermosos. Así es como funciona, apoyando, no trabando opciones", recalcó.

-Ustedes consideran que no sólo no hay estímulo, sino que también se presentan obstáculos.

-Todos: -Sí.

-MB: -Claramente es así. Es un sentir general que para el municipio los shows son una especie de enemigo. Si mi modo de recreación es escuchar una banda de heavy metal, ¿porque no puedo hacerlo? No quiero ir al café céntrico, no me presenta ninguna propuesta. A los espacios que sí me ofrecen cosas a cambio, como una banda que me está dando todo, la Municipalidad no la permite.

-¿Con qué acciones concretas la comuna conspira contra estos emprendimientos?

-MB: Son muy arbitrarios respecto a la denuncia que hacen los vecinos, partiendo de la base de que “Mundo” no tiene ningún vecino. No sé a quienes les pueden molestar los decibeles, sin embargo le ponen trabas. Si el vecino se queja, que mande controles con decibelímetros, pero los pedimos para “Polaroid” mil veces y no lo mandaban. Entonces son arbitrarios, porque le creen a un vecino y no a mí que sé que estoy poniendo la música baja. Hemos luchado mucho para que las propuestas fueran sin batería, para que no fuera tanto el bardo. Entiendo plenamente que al vecino le moleste, pero son dos noches por semana, una torre te molesta toda la vida, el Anfi una semana entera y se siente desde acá en Villa Nueva. Hay bares que sin las bandas no existen.

-DC: Este tema atraviesa a todo el arte, no sólo lo sufren bares y bandas. Así como a las bandas les ocurre esto, nosotros no podemos hacer un solo mural en la calle porque te mandan la Policía o porque tenemos que pasar previamente el boceto por el municipio, que pareciera que tiene que analizar todo. Entiendo su rol, pero que lo hagan con coherencia y lógica, porque para algunos bares están permitidas algunas cosas y para otros no, para algunos artistas sí, para otros no. Y por otro lado, el concepto de cultura para la comuna es sólo el que ellos creen. No apoyan lo under.

-¿Por qué creen que ocurre esto?

-DC: Porque el municipio es chato y limitado.

-MB: Tienen algo en contra del rock. El arte no debería ser de propaganda política. Las decisiones que toma el municipio les deben competer a todos, no a un grupo cerrado.

-¿Han hablado con las autoridades de Cultura?

-DC: Sí, cuando se dio lo de industrias culturales en el Campus Universitario saltó el tema de “Mundo” y (Sebastián) Capurro dijo que se abriría el Leonardo Favio, en donde todas las bandas iban a ir a tocar. Eso no sucedió. ¿Quién va a ir a ver una banda sentado en una butaca?

-FC: Y en el Favio ya cobran alquiler, es un hecho.

-DC: Creo que el diálogo existe, pero el municipio se queda en las palabras, en las promesas y no pasa a los hechos.

- MB: Me entristece que para hacer su muestra de teatro anual, El Globo Rojo tenga que salir a vender publicidad. Laburan todo el año y tienen que salir a vender. Me duele saber que el hostel Girando quiso hacer algo y no pudo. ¿A quién le molesta que alguien se siente a tocar con la guitarra? Hoy todos los locales tienen salida de emergencia, sensores de humo, extintores, y sin embargo hay cada vez menos emprendimientos porque te agotan la cabeza. Renegué muchísimo.

Diego Bengoa

Fotos: María Victoria Araujo