El informe final de un estudio epidemiológico realizado por la Universidad de Córdoba en la localidad de Monte Maíz, cuyos resultados preliminares arrojaron que la población tenía una incidencia cinco veces mayor de casos de cáncer que el común, será presentado mañana sábado, a pocos días de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicara que el glifosato puede causar cáncer.
“Los resultados preliminares fueron alarmantes: la población de Monte Maíz tiene cinco veces más casos de cáncer que los estimados en la OMS, un 25% más de problemas respiratorios tipo asma y casi cinco veces más de abortos espontáneos”, describió ayer a Télam el pediatra Medardo Avila Vázquez, integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
Indicó, además, que “la población también registra el doble de casos de diabetes tipo II y de hipotiroidismo que las estadísticas medias y casi tres veces más frecuencia de colagenopatías“.
El relevamiento llevado adelante en la localidad cordobesa, ubicada a 300 kilómetros de la capital provincial, se realizó en octubre de 2014 por un equipo universitario que durante cinco días realizó un Campamento Sanitario en el que se observó la historia clínica de al menos 594 personas de una población total de ocho mil habitantes.
“Se relevaron, además, condiciones de tipo geo-espacial arrojando que había contaminación aérea intensa por acopio de cereales en el centro del pueblo, contaminación con pesticidas en calles, depósitos de plaguicidas entre las casas de los pobladores y fumigaciones en la periferia urbana a escasos metros de las viviendas”, describió Avila Vázquez.
En 2007, alertados por la cantidad de casos de familiares y conocidos con cáncer, los vecinos de Monte Maíz habían realizado un primer relevamiento pero, tras obtener los resultados, no habían conseguido entonces quién los ayudara en el análisis de los datos.
“Unas 75 personas del pueblo trabajaron casa por casa, y nos quedamos ahí con todos esos datos, sin poder tabularlos, pero ya sabíamos, por ejemplo, de 15 casos de lupus en una población de ocho mil habitantes”, recordó Sergio Linares, de la Red de Prevención Ambiental y por la Salud de Monte Maíz.
De aquel relevamiento, el vecino conocía ya que tenía tres tipos de agroquímicos en la sangre, en tanto una mujer llegaba hasta diez tipos.
Conviviendo día a día con la enfermedad de familiares, amigos y conocidos y con el olor tras las fumigaciones en la puerta de sus casas, los vecinos siguieron organizados hasta que en 2014 un diario publicó un mapa en el que se visualizaban la incidencia de cáncer en la población cordobesa.
“Vimos que Monte Maíz era de las poblaciones más afectadas y pudimos comenzar a trabajar con el Concejo Deliberante y con el intendente, Luis María Trotte, y realizamos el contacto con la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba”, describió Linares.
Y continuó: “Cuando ellos llegaron a hacer el relevamiento se asombraron de cosas que para nosotros eran habituales, por ejemplo, no podían creer la cantidad de niños que había con problemas de salud mental”.
El informe epidemiológico de Monte Maíz se presenta ocho días después que se conociera un informe de la International Agency for Research on Cáncer (IARC), la agencia especializada en cáncer de la OMS.
“Desconocíamos por completo que se iba a presentar este informe. Lo que dice concretamente el IARC es que el glifosato, principal herbicida con el que se fumiga, pasa a ser categorizado como del grupo 2A, que son aquellos pesticidas de los que existe una ‘probabilidad’ de que causen cáncer”, explicó Avila Vázquez.
Y continuó: “Esta probabilidad se basa en que existen ya estudios de tipo sanitario, como el nuestro y de laboratorio que confirmaron cómo impacta el glifosato en el desarrollo de enfermedades cancerígenas”.
El especialista concluyó que “ésta es una gran herramienta en contra del discurso de los agrotóxicos, cuyas empresas se defendían diciendo que era inocuo; a partir de ahora nadie podría fumigar al menos a 500 ó 1.000 metros de cualquier población como mínimo”.