Asistir a un recital de Manu Chao encierra condimentos que exceden la mera crítica de la performance musical.
Tanto la palabra (cantada y declarada) como la acción del exlíder de Mano Negra comprenden la defensa de causas sociales y luchas populares. Compromiso que no sólo brota en el escenario, sino que muchas veces se traduce en concurrencia directa a marchas o manifestaciones.
Esa misma entereza profesional, como era de suponer, fue acompañada por las bandas soporte, tanto la villamariense Madre Chicha como -en términos mucho más explícitos- por Perro Verde de Córdoba.
Minutos después de las 20 subía a escena el grupo de electrocumbia local cuando recién ingresaban los primeros espectadores al Anfi. La formación, que llegó a ser telonera gracias al contacto de un amiga en común con el artista, plasmó su set explosivo de "ritmo morocho". Comandada por la dupla de voces a cargo de Pedro Cabal y Fausto Vercellino, la banda interpretó "Madre Gatica" (en homenaje a Sofía Gatica, madre en lucha contra Monsanto) y hasta dio cuenta de la falta de espacios para tocar en la ciudad.
Por su parte, Perro Verde -que actuó cerca de las 21- lanzó una verdadera bomba contestataria mixturada con rock, ska y reggae. La contundente y ácida verba del cantante no ahorró saliva para disparar con munición gruesa contra la Policía de Córdoba y su "gatillo fácil", De la Sota y su Código de Faltas, la multinacional Monsanto (correlativo a su coreado grito de batalla "Fuera Monsanto"), la fábrica Porta (acusada de contaminar el barrio cordobés San Antonio), medios masivos (desde TN hasta 678), Cristina y Néstor Kirchner (junto a la mención de los “cinco mil desaparecidos en democracia") asta el propio intendente Accastello.
En contraste, reivindicó abiertamente a Félix Díaz de la comunidad qom y a Sofía Gatica, además de recordar a Luciano Arruga, Facundo Rivera Alegre, Ismael Sosa y José "el Gordo" López, jóvenes asesinados o marginados por el Estado provincial. El grupo se despidió con la cumbia "Rey marihuanero y cervecero", en consonancia con su reclamo de cultivo no penalizado para consumo personal.
A las 22 en punto se desató finalmente la fiesta esperada con el cantante franco-español y su aceitada banda La Ventura. Con el característico y gigantesco mural de fondo ("Nuestra lucha es por la vida"), banderas whipala a los costados y un probado repertorio de rock, fusión y rumba española que lo acompaña hace varias giras, Manu encendió a una audiencia que por momentos se mostró un tanto tibia.
Su coctelera sonora, casi intermitente, intercaló temas de sus discos más reconocidos como "Clandestino", "Próxima estación: esperanza" y "Radiolina". Arrancó con "Cinco razones (se fuerza la máquina)", "Día luna, día pena", "La vida tómbola (si yo fuera Maradona)", "Qué hora son mi corazón" y "Me gustas tú". Secundado por sus históricos músicos, arengó contra la corrupción y a favor de "soñar otro mundo". Tras percutir el micrófono contra su pecho homenajeó a su amada Colifata (la radio a cargo de los internos del neuropsiquiátrico Borda), con vientos y "bronces" bien al frente.
Tras "Clandestino", regaló otros clásicos como "Mi vida" y "King of the bongo", "Machine gun (Si la tierra tiembla)" y "Por la carretera", entre otros. Luego de una hora y 40 minutos de presentación, subió la Abuela de Plaza de Mayo Sonia Torres (quien reclamó por la aparición de su nieto), miembros de HIJOS que recordaron a las víctimas de la masacre en Ayotzinapa, México, y referentes de madres del barrio Ituzaingó contra Monsanto.