Hay un dato por demás curioso, y es que el año pasado el 20% de los asistentes a la Cátedra de Filosofía del doctor Carlos Lasa no eran estudiantes universitarios. La estadística muestra a las claras el alcance de un curso que, al ofrecerse abierto, responde también a una demanda social.
¿Cómo será el espíritu del curso de este año?
-El enfoque del curso no será historicista, ya que para nuestra cátedra el concepto de “la verdad” no es histórico, sino uno que tiene un carácter inmutable. Un filósofo dijo que si bien la inteligencia humana no puede agotar el conocimiento de “la verdad”, en cambio sí puede alcanzar algunas verdades que le permitan responder a los grandes interrogantes de su existencia.
El año pasado se inició con una pregunta…
-Sí, la que todo filósofo se ha hecho a lo largo de la historia y que aún no ha terminado de responder. Esa pregunta fundamental se interroga por la unidad de lo múltiple y se puede sintetizar así: ¿qué es lo que permanece a través del cambio? De la respuesta dada a ese interrogante se desprenderá la filosofía de cada pensador junto a su antropología, su ética, su política, su economía, su idea del arte. De allí que el programa tenga un carácter histórico-sistemático y no historicista.
¿Cómo es esto?
-Será histórico porque presentaremos algunos filósofos de cada época: Platón y Aristóteles de la antigüedad, Agustín y Tomás de Aquino del medioevo, Descartes y Kant de la modernidad y Marx y Nietzsche de la contemporaneidad. En cuanto a lo sistemático, es porque mostraremos qué respuesta ha dado cada uno de ellos al problema de la unidad y de la multiplicidad.
¿Cuál es, a su juicio, la importancia de este curso para los estudiantes universitarios?
-Tanto en la universidad como en la escuela de hoy se ha perdido casi por completo aquel acto propiamente humano que nos permite responder a los grandes interrogantes de la existencia y que nos da la posibilidad de ser auténticamente libres: el pensar. Este acto, que debiera ser el método por excelencia de la universidad, ha sido remplazado por el adoctrinamiento. Y esto no resulta sorprendente dentro de una cultura que, dominada por el poder, ha abandonado todo afán por buscar “la verdad”. De allí nuestro intento de introducir al alumno en el círculo de la pregunta-respuesta a partir de los grandes maestros de Occidente.
¿Qué dificultades advierte hoy en el ámbito educativo?
-Muchas, pero haré referencia a una que conspira contra toda forma de enseñanza: la poca disposición a aprender que caracteriza al hombre actual.
¿A qué cree que se debe esa falta de disposición?
-Posiblemente, a esa actitud progresista de ver el acto de aprender como una forma de esclavitud. Pero lo cierto es que ningún hombre puede incorporar algo a su espíritu sin tener una actitud pasiva, una disposición de apertura hacia el que oficia de enseñante. De allí que los grandes centros de estudios en Occidente hayan buscado afanosamente a los grandes maestros. Sólo un gran maestro, y estoy pensando en los grandes filósofos, enseña a otro a pensar y a modelarse como hombre en plenitud.
Iván Wielikosielek
Especial UNVM