Faltando pocos meses para que finalizara 2014, al profesor Germán Macía se le ocurre que el espectáculo de cierre del año de su academia debía girar en torno a un merecido homenaje a sus padres, los fundadores de Flor de Ceibo.
El 45º aniversario de la escuela creada en Justiniano Posse por Nelso y Mabel era motivo suficiente para dicho tributo postergado.
Días después de dos jornadas intensas realizadas en el Teatro Verdi (denominadas justamente “Somos familia” con más de 250 personas en escena), y una velada más que especial desarrollada en Posse, Mabel fallece. “Creo que fue una mano de arriba la que me puso en la cabeza la idea de hacer ese homenaje”, reflexiona Germán en diálogo con EL DIARIO.
“La intención de ese espectáculo era mostrar la escuela desde su interior, no sólo la danza sino su alma, los ideales, los valores y las premisas que sostuvieron mis viejos. Además, que ellos mismos pudieran bailar y contar la historia desde sus inicios. Fue una suerte dentro de la desgracia”.
Más estilos y más alumnos
Actualmente la academia se encuentra dentro de una nueva etapa de expansión. Aunque se encuentra funcionando en Villa María desde hace 15 años, siendo la séptima filial de Flor de Ceibo, recién el año pasado logró abrir su propio salón (Passión, sobre avenida Yrigoyen) luego de utilizar todo ese tiempo las instalaciones del Centro de Educación por el Arte de Raúl Oliva.
“Desde que abrimos esta sede, las matrículas se han multiplicado y hemos incorporado más ritmos para enseñar”, comenta Germán.
Para esta temporada se han sumado al tango, la salsa, la bachata y el reggaetón, disciplinas como el hip hop para adolescentes, el funky brasileño, el estilo femenino, el free dance y, para la segunda mitad del año, kizomba.
De todos modos, Macía aclara que “no nos interesa formar ni folcloristas, ni bachateros, ni salseros, ni tangueros, sino bailarines. Es decir que puedan incorporar conocimiento de todo para nutrir a la especialidad que sí luego decidan seguir y perfeccionarse”. Además, indicó que la escuela no sólo prepara bailarines para un show sino que prepara personas con vocación de docentes”.
En cuanto a la formación, ¿no es lo mismo saber bailar que ser bailarín?
- Saber bailar apuntaría a tener las técnicas y herramientas para poder improvisar en un baile social, mientras que ser bailarín te prepara para un escenario, por ejemplo. Aunque tengan la misma estilización, se requiere otra forma de trabajo.
¿Cómo fueron incorporándose los ritmos latinos a la academia?
- Flor de Ceibo nació con el folclore y luego se le añadió el tango. Pero cuando yo fui a Buenos Aires a las másters de tango en la Escuela Argentina de Tango, cerca de quince años atrás, aproveché para cursar otros ritmos. En aquel entonces estaba muy de moda la salsa. Por eso, para esa época, empezamos a traer no sólo salsa, sino merengue, rumba y mambo.
¿Ahí empieza Marcos (su hermano) con los ritmos latinos?
- El era un gran bailarín y coreógrafo de folclore y excelentísimo bailarín de tango hasta que descubrió la salsa. Tanto se apasionó que empezó a abandonar los otros estilos y se metió en Sangre Latina en Córdoba, llegando a formar parte del elenco. Ahora es acaso el mejor de toda la región.
¿Cuáles son los próximos proyectos de la escuela?
- Por lo pronto, continuar con la enseñanza en las diferentes filiales en toda la región, seguir en las aperturas en el Festival de Peñas (en la reciente edición participaron en tres noches) y ver si se pueden concretar dos propuestas muy importantes en el exterior, en Brasil y en Europa.
La historia
La academia Flor de Ceibo se crea en 1969 en Justiniano Posse, a cargo del flamante matrimonio de Nelso y Mabel Macía. Ambos fueron esmerados folcloristas: ella había estudiado con López Díaz y él había seguido los pasos de Lázaro Flury, un destacado folclorólogo que lo alienta a fundar la escuela bajo los lineamientos pedagógicos del Instituto Argentino de Folclore.
Vale destacar que años atrás, Nelso ya había germinado el primer ballet de Tierra del Fuego, cuando fuera trasladado por su labor de bancario. La escuela, en el devenir de su trayectoria, logró tener filiales en casi toda la región, en la ciudad de Córdoba, en Santa Fe y hasta en San Luis capital.