No es fácil escribir, cuando tiemblan las manos y se nublan los ojos.
No es fácil informar una muerte, cuando invade la tristeza.
No es fácil despedir para siempre a un amigo.
Ayer por la mañana, cuando abril anunciaba su cumpleaños, se fue al Cielo de los recuerdos Daniel Esper.
Y dejó su legado bohemio, de tablón y de fútbol, de bares y debates. Dejó su ejemplo llano, simple, humilde y solidario.
Que nadie le tocara a su Alumni querido. Ese Alumni adornado de anécdotas inolvidables y de una memoria envidiable.
Daniel Esper fue uno de los audaces de los años 70, cuando ir a golpear las puertas del fútbol de Córdoba no era para cualquiera.
Fue dirigente del club una y mil veces y hasta la hora de su muerte no dejó de serlo.
Fue amigo de día y de noche, consejero audaz, fiel compañero de su esposa y permanente custodio de sus hijas y sus nietos.
Caminó la ciudad por todas sus veredas y los días nostálgicos descansaba su angustia en la Gruta, apenas un par de minutos, porque “me hace bien”.
Fue creyente de su Virgencita y amigo de los curas que le daban el agua bendita para derramarla en los arcos de la Plaza Ocampo porque “Alumni tiene que salir del fondo de la tabla”.
Tenía la pasión repartida entre el fútbol y las tardes o noches de frontón en el Sport. Creía tener la edad de los pibes y los enfrentaba burlando sus 70 y pico.
El “Turquito” Esper, como lo llamaban cariñosamente, era el más popular de los dirigentes del fútbol de Villa María y el más conocido. Se paraba en cualquier lugar para hablar de Alumni y le brotaba la pasión inmediatamente.
En los bares del centro o de algún barrio, reclutaba socios, adherentes o hinchas para llevarlos a la sede de la calle Mendoza, esa sede donde sembró cientos de aventuras.
Será recordado por haber animado cada fiesta con sus anécdotas o sus tangos y haber recibido, en un aniversario del club no muy lejano, la mayor ovación cuando lo hicieron subir al escenario para dirigir unas palabras.
Fue emblema, referente y empedernido amante de Alumni. No estaba un minuto sin hablar del club y soñaba con jugar contra Boca o River por la Copa Argentina. Eran sueños, porque siempre soñaba.
Esta tarde, seguramente, los jugadores de Alumni que se presentarán en Villa Ascasubi por el Torneo Provincial llevarán en sus brazos la señal de luto. Porque estos pibes, tal vez sin haberlo conocido, lo han sentido nombrar. Porque, además, vale ese homenaje, al menos.
Ha muerto buena parte de la historia del fútbol villamariense y habrá canchas con césped mojado, como habrá amigos con rostros perdidos.
Se fue un bohemio de tablón y de fútbol y se fue un amigo.
Ayer por la mañana emprendió su viaje al Cielo de los recuerdos Daniel Esper y se hace difícil escribir con manos que tiemblan y ojos que se nublan.
Raúl José
SI HASTA PARECE MENTIRA...
El Club Atlético Alumni cumplió ayer 81 años de vida institucional y deportiva, justo el día que falleció su más emblemático dirigente. Cosas del destino, curiosidades de la vida. Daniel Esper dejó de existir a los 77 años. Sus restos son velados en la Sala Van Gogh de la casa central de la Empresa Paviotti y serán inhumados hoy, a las 11, en el cementerio La Piedad de Villa María.
Desde la Municipalidad: Recordaron al dirigente fallecido
El intendente municipal de Villa María, Eduardo Accastello, recordó ayer en su cuenta de Twitter al desaparecido dirigente de Alumni, Daniel Esper, con estas palabras:
“Recordaremos a Daniel Esper con cariño, respeto y sin tristezas, porque a su paso dejó pasión y alegría. Villa María despide a un histórico dirigente deportivo, que fue leal a sus dos amores: la familia y Alumni. Nuestro afecto a la familia”.
En tanto, el presidente de la Unidad Ejecutora Villa María Deporte y Turismo, Marcos Bovo, se refirió al deceso de Esper de la siguiente manera, a través de un comunicado: “Se fue una entrañable persona, una de aquellas que marcó el desarrollo comunitario deportivo de la ciudad, especialmente del fútbol.
Aquel que puso norte a los sueños colectivos de muchos fortineros en la década del 70, que con su pasión y carisma encolumnó a sus pares hacia objetivos superadores que llevaron a Alumni desde aquella gira por Chile hasta las finales para ingresar al viejo Torneo Nacional de AFA.
Daniel Esper fue objeto de diferentes reconocimientos por parte de su querido Alumni y de tantas instituciones deportivas de la ciudad y la provincia. Todos esos galardones, justificados y merecidos, por cierto, dan cuenta del afecto que el fútbol cordobés sentía y sentirá por un verdadero dirigente deportivo.
En estos últimos años, pude conocerlo y descubrir su sapiencia, bonhomía y su amor incondicional por el club de Villa Aurora. Daniel fue toda una institución dentro de Alumni”.