Ubicada en las inmediaciones de Villa Rumipal, sobre la ruta provincial N° 5 y a unos 180 kilómetros de Villa María, reposa entre los montes la Reserva Natural Pumakawa. Una asociación civil sin fines de lucro cuyo fin existencial es proteger a las especies de flora y fauna autóctonas de la región centro de Argentina. Si bien su emblema es el puma, y de allí le surge el nombre (en quechua pumakawa significa “El que cuida con sigilo al puma”), el emprendimiento atesora cantidad de especies de interesante figura para apreciar, como la llama, el gato montés o el águila mora, por caso. Lo más importante, en todo caso, es el trabajo logrado protegiendo a éstos y otros muchos animales antes de devolverlos a su hábitat natural.
Anteriormente conocido como El edén flora y fauna, el parque tiene una extensión de dos hectáreas, dentro de las cuales la naturaleza se enciende. Al amparo de las sierras y los codiciados aires del Valle de Calamuchita, surge un sendero que recorre las virtudes del lugar, rodeado de verdes, sol y sombras. La vuelta se estira fácil, convidando a cada paso con bichos de la más variada gama.
En ese sentido, destacan el mono caí, el zorro gris, el lagarto overo, el lechuzón orejudo, la llama, el carpincho, el guanaco, la tortuga, el hurón, el carancho, la oveja y diversos animales de granja. El puma, ícono del ambiente salvaje pampeano, sobresale en el inicio mismo del paseo. Muchos de estos especímenes han sido rescatados del maltrato o de casas particulares, donde se los tenía en cautiverio, como mascotas. Los naturalistas que regentean Pumakawa conocen cada una de sus historias y se muestran felices de darlas a conocer al público.
Y es que la concientización es uno de los pilares fundamentales de este espacio dedicado a enaltecer el medio ambiente. Las otras columnas filosóficas de la reserva son la conservación, la educación, la recreación y la investigación. Ideales que ayudan a mantener el funcionamiento de las cosas y estimular su crecimiento. Sobre el particular, vale mencionar que quienes manejan Pumakawa vienen trabajando desde largo tiempo en un terreno en la zona que multiplicará los frutos ya alcanzados.
Múltiples aromas
En lo que respecta a la flora, el circuito permite disfrutar la traza y los aromas de talas, chañares, robles, piquillines, cocos, peperinas, manzanas y duraznos del campo, pasionarias, molles, moradillos y guayacanes. Todos protagonistas de las serranías cordobesas, que se despliegan aquí de forma armónica con los elementos realizados por los voluntarios, como los habitáculos donde residen algunos de los “inquilinos” más célebres.
También forman parte del complejo un Restaurante de Campo (que ofrece comidas artesanales y platos realizados en horno de barro), un Cine de Campo (donde se proyectan videos relacionados con la conservación y el cuidado de los animales), una huerta orgánica, un puesto de artesanos y regalos, baños y hasta un hostel.