Dejó de existir ayer, a los 80 años, Francisco Figuera, tal vez el fotógrafo más popular y famoso que tuvo la ciudad durante décadas y que fue conocidísimo como Francis.
Los restos del simpático personaje, recordado por andar siempre con su cámara colgada al cuello hasta los últimos días de su vida, son velados en la Sala A de la Empresa Paviotti, en Catamarca y Parajón Ortiz, y serán sepultados hoy a las 11.30 en el cementerio parque La Naturaleza.
Francis era un amante de las fiestas sociales y los espectáculos en el Anfiteatro y en los clubes y se hizo famoso por sus poses para tomar las fotografías, sin importarle hacer lo que algunos podían considerar “el ridículo”, al subirse a una silla, escalera, un árbol o un techo para buscar la mejor imagen.
Roberto Zayas, fotógrafo de nuestro matutino, lo recuerda por las largas charlas en cenas de colegas que se repetían semana a semana, allá por la década del 80. Según el colega, a Francis le gustaba contar su paso por Buenos Aires cuando era fotógrafo de una de las revistas de folclore más importante del país, retratando las grandes estrellas de la música, allá por los años 60 y 70.
Así, el popular fotógrafo entraba con su cámara a todas las radios y en la incipiente televisión, porque por aquellos años la revista era el espejo del género folclórico en la Argentina.
“Precisamente, adquirió el nombre de Francis por aquel entonces a través de su roce con tantos y tantos artistas”, rememora Roberto.
Francisco Figuera nació en la localidad de Noetinger y en su adolescencia llegó a Villa María como interno de la Escuela de Artes y Oficio, luego Escuela del Trabajo, donde se recibió de modelista y nunca más se fue.
Inmediatamente abrazó la profesión de fotógrafo, su verdadera pasión, y adquirió rápida notoriedad por sus posturas extravagantes y desenfadadas en actos y lugares públicos.
“Sin dudas Francis llegó a ser el fotógrafo social más reconocido en su época, trascendiendo por sus tomas desde altos edificios o lugares poco accesibles”, señala Zayas al recordarlo.
El desaparecido personaje de la ciudad era un hombre sociable y cada foto que tenía de tiempos pasados en su amplísimo archivo, la acercaba a EL DIARIO, como, por ejemplo, cuando murió Sandro (lo había retratado en un recital de los 60) o cuando se produjeron los atentados a las Torres Gemelas (se las veía a su espalda en una fotografía que se había tomado en lo alto del Empire State).
Días atrás, sufrió un Accidente Cerebro Vascular (ACV) que lo llevó a estar internado en una clínica privada de la calle Chile, donde a pesar de los esfuerzos de los médicos que lo atendieron no se pudo recuperar.
Su arma
El 15 de febrero de 2004, en un cafecito-entrevista que Francis tuvo con el periodista de EL DIARIO, Sergio Stocchero, dejó muchas frases para el recuerdo. Entre todas ellas, una: “Mi hijo me dice dejá la cámara. Hijo, ¿y si pasa algo? Tengo que tener la cámara, si no qué le digo a la gente? Es como si un delincuente no tuviera el chumbo”.
Así era Francis, padre de Ester (de su primer matrimonio) y Juan Manuel (del segundo). Fue abuelo de mellizas, a las que llenó de amor y de fotos. Todo un personaje que ayer se puso la cámara al hombro, para subir a lo más alto y hacernos la mejor foto.