El clásico cabralense se vistió de rojo y negro, porque el Sport Club Colón superó como visitante a Rivadavia por dos a uno con goles de José Fernández, la figura de la cancha. El “Verde” tuvo una gran chance para empatar, pero Joaquín Peretti se quedó con el penal de Guillermo Arce y con las esperanzas locales.

Esta versión del clásico, con muchos chicos de inferiores y apellidos conocidos del pueblo, entregó un partido duro, trabado y aguerrido. No fue bien jugado, pero tuvo todos los condimentos de una ocasión especial: mucha gente, emociones, discusiones y la eterna sed de triunfo sobre su rival de siempre.

Y así lo entendieron los protagonistas, que salieron a no regalar nada, a jugar con los dientes apretados. Y cuando poco había pasado, a los 17 minutos, José Fernández empezó a gambetear gente por izquierda, entró al área y fue derribado por Frus. La clara falta fue sancionada por el árbitro Pereyra, y el propio “Suruno” cambió penal por gol.

Rivadavia intentó ir, de la mano de un intermitente Castro, que tiene mucho talento, pero cae en muchas lagunas. A los 26’, el pibe estuvo cerca con un remate de media distancia que se fue afuera, pero un minuto después, el retornado Juan Doñabeitía dejó a su equipo con uno menos al golpear sin pelota a Santiago Rodríguez.

Allí se animó el partido, porque el “verde” no se amilanó por la pérdida de un hombre y fue más ambicioso que Colón. Así, empezaron a llegar las opciones de gol. A los 32’, un centro encontró a Arce ingresando al área chica apareado con un defensores. El goleador alcanzó a impactar la pelota, pero el balón terminó pegando en el palo cuando el arquero Peretti estaba vencido.

A los 34’, un error de Bergese dejó el balón en los pies de José Fernández, quien vio adelantado a García y pateó por elevación, pero la pelota impactó en el travesaño.

Ya en los cinco minutos finales, Arce estuvo cerca desde la puerta del área, y en la jugada siguiente, Castro entró franco por izquierda, pero remató desviado desde muy buena posición.

En el descuento, Rivadavia intensificó la presión, y Castro con un tiro libre obligó a la estirada de Peretti para mandar la redonda al corner. De la salida del tiro de esquina, casi marca Nieto, pero recién a los 47’ llegó el premio para los de Fernando Alba, cuando una muy buena acción de Nieto encontró una gran definición de Castro para igualar la historia y poner justicia en el marcador.

El inicio del segundo tiempo no pareció muy propicio para el rojinegro, que en el primer minuto perdió por roja directa a José Giordano por una infracción de atrás. Sin embargo, a los nueve, encontró otra vez la ventaja con un tiro libre de José Fernández al palo del arquero.

Era volver a empezar para Rivadavia, que a los 12 se encontró con una clara mano en el área de Alvarez que puso cara a cara a Guillermo Arce y Joaquín Peretti, separados por 11 metros. El fuerte remate del delantero al medio del arco pegó en las piernas del arquero, que se vistió de héroe y mantuvo la ventaja de su equipo.

Colón se replegó y dejó que su rival tomara la iniciativa, y aunque no sobraban ideas, el local fue por el empate que se le negaba. A los 21, un centro de Demarchi lo superó a Arce, pero por detrás apareció solo Abrile, quien definió mal y la mandó afuera.

A los 31, Fernández, de taco, habilitó a Marín, pero el tiro débil quedó en las manos de García, quien volvería a ser protagonista cinco minutos más tarde, cuando, en un mano a mano, le ahogó el grito a Pablo Alvarez.

Rivadavia seguía yendo, pero cada centro caía en las cabezas de la dupla Fernández-Alvarez, que sacaban todo, mientras que Aguirre clausuraba la franja izquierda. Así y todo, las ganas de los pibes locales hicieron que, ya sobre la hora, Arce estuviera cerca, cuando voleó una pelota rechazada por los puños de Peretti. Sin embargo, no era la tarde del delantero, que desvió el remate.

Tras cinco minutos de adición, el pitazo final del juez desató la locura de los jugadores y la hinchada rojinegra, que se llevó tres puntos de oro en un partido muy chivo. La parcialidad local también despidió con aplausos a los suyos, que vendieron muy cara y dignamente su derrota.

La figura