Todo conectado. Un concepto medianamente fácil, pero que implica sin dudas un profundo cambio cultural. Y ya está aquí para quedarse, al menos eso pretenden los fabricantes de tecnología que, con el objetivo de renovar el catálogo, ha creado la tendencia a la que nos enfocamos, la llamada era del “Internet de las cosas”.
Velocidad, comodidad y “sin cables” son las características de los nuevos inventos, que intentan superar la “inteligencia” de los teléfonos móviles actuales, hacia un camino de artefactos que se comunican y entienden entre ellos mismos. El abanico de posibilidades es cada vez más amplio y están en pleno desarrollo y aplicación en el sector de salud, la infraestructura urbana y control ambiental.
Sin embargo, esto que parece macro tiene su correlato en lo micro, lo diario, lo doméstico: la lámpara del hogar se conectará al celular. El usuario podrá controlar la iluminación de manera remota, al igual que el termostato, que estará programado para que, de forma automática, caliente o enfríe el hogar antes de nuestra llegada y acorde a la estación en que se encuentre.
El desafío de los fabricantes es adaptar cualquier objeto electrónico, cualquiera sea su naturaleza, en un sistema integrado al que se le podrá pedir diferentes cosas. La heladera, la tostadora, el lavarropas, los equipos de climatización, etcétera, comienzan a estar preparadas desde sus fábricas para este nuevo mundo, como así también para lo que vendrá.
Internet de las cosas no sólo es tendencia, sino que es el “futuro” de la tecnología. Con la multinacional alemana SAP, de la cual la empresa local BIT SA es Partner, se puede ver un ejemplo práctico de cómo una válvula de la fuente mágica de Barcelona, que detiene el flujo del agua, se soluciona sin provocar dolores de cabeza. Antes que el problema sea serio y todo el circuito se detenga, el sistema emite una señal a la nube.
Ahí, los técnicos del ayuntamiento (Municipalidad) pueden recibir la alerta, de los circuitos que se han estropeado, qué herramientas y, además, los repuestos que necesitarán para hacer la reparación. “La eficiencia que se consigue así, es considerable, sin esa información, tendrían que haber esperado a que la fuente se detuviese para detectar el problema, el técnico tendría que haber ido y buscar qué falla, mirar qué repuestos necesita, pedirlos o ir a buscarlos y luego volver para hacer los arreglos”, explicó Carolyn Coad, director product marketing mobile apps de SAP al blog de la empresa alemana.
Ahorro energético
La “smart home” (casa inteligente, donde se ponen en práctica todos estos aparatos), forma parte del entramado del “Internet de las cosas”. La puerta de entrada para alcanzar el futuro, cuyas aplicaciones también revisten en la eficiencia energética de los edificios. Para entenderlo: se almacenan en la nube los datos del consumo del inmueble. Y se controla todo, desde el contador, el clima, la iluminación. Para ello, se conectan una red de sensores que envía la información a través de Internet. Una vez implementado estos equipos para este tipo de soluciones un edificio puede ahorrar hasta en 40% en el consumo de energía.
En poco tiempo los ciudadanos y la administración estarán conectados a través de una capa de sensores que mandan información que, a su vez, servirá de apoyo para dar salida a servicios como la recolección de residuos. El servicio por ejemplo dice qué contenedores hay que recoger cuando están llenos. Así se reducen costos y la empresa se vuelve más eficiente.
Todos estos sistemas ya están funcionando, aunque aún de manera diferente, y una muestra de ello es DK Track, sistema creado por la empresa BIT SA que se encuentra a la vanguardia de todos estos procesos mencionados que, en definitiva, representan al futuro no muy lejano. En este caso DK Track representa al futuro que ya llegó.
Para mayor información,
www.dktrack.com