La sorpresa de Marisa Sánchez fue enorme cuando terminó de contar a los niños y descubrió que en el comedor Caritas Felices que ella tiene a cargo, en el barrio La Calera, acababa de darle la cena a 80 pequeños.
Pasó el último viernes, cuando festejaron la Pascua, y hace 20 días también, pese a que el número de chicos que asistía normalmente antes de esto era de unos 60.
“En estos últimos días creció más el número, y creo que va a seguir creciendo por la necesidad que tiene la gente acá, los niños vienen porque tienen hambre, porque los papás no pueden, porque en la casa no hay… y ellos saben que acá tienen su plato de comida”, consideró Marisa.
Fue imposible para Marisa no recordar que en julio estará cumpliendo tres años con el comedor, y que empezó con una copa de leche, los sábados, y recibiendo a 15 niños. “Es impresionante, ya no sabemos dónde poner niños, pero gracias a Dios siempre nos alcanza la comida para todos”, sostuvo.
Para Marisa, esos 80 niños que están asistiendo a Caritas Felices desde hace 20 días “no son todos los chicos del barrio que podrían venir, estoy segura de que faltan más de venir porque la necesidad está y nosotros estamos con muchas ganas de trabajar y atenderlos, siempre se les da lo que tenemos”.
“El número que manejamos siempre fue de más o menos 60 chicos, pero gracias a Dios comen todos, que es lo importante”, manifestó desde el lugar en el que los chicos reciben la cena los lunes, miércoles y viernes.
Para atender a tantos niños hacen falta muchas manos. “Somos bastante los que estamos acá, éramos cuatro mamás las que colaborábamos siempre, pero el viernes llegamos a ser unas diez personas gracias a Dios”, recordó.
Además, destacó la colaboración que recibe la gente de la ciudad, comercios que prefieren quedar en el anonimato pero que siempre hacen su aporte de comida, a la gente de la región que se las arregla para acercar donaciones y “a toda la gente que responde ante cada pedido que hago en Facebook”.
En la semana los chicos tienen a disposición talleres como murga, apoyo escolar, danza para las niñas y la idea es ir sumando talleres en el transcurso del año. “Hay gente de la Fundación Sí que se comprometió a hacer un taller, y gente de la Extensión de la Universidad que también van a dar algún taller”. “La idea es que puedan ir aprendiendo algo y que no estén tanto en la calle, eso es lo importante, el lugar está, y las ganas están”, afirmó Marisa.
Lo que falta
Hay cosas básicas que le faltan al comedor y que podrían mejorar la estadía de los chicos en el lugar, como paredes y gas.
“Estamos con la expectativa de poder cerrar adelante, donde nos faltan las paredes, porque el invierno se viene bravo y los chicos tienen que tener un lugar”, enfatizó.
“Ahora vamos a pelear por el gas, es la meta que me puse para este año, porque con este aumento se nos va mucha plata, es imposible porque tenemos un quemador y una cocinita, es mucho, hoy estoy cocinando once paquetes de fideos, y no tenemos gas, saldremos a golpear puertas”, adelantó.
De festejo
En el comedor festejaron la Pascua con 80 niños el viernes por la noche. “Les cocinamos tarta en el horno de barro y después de la cena cada uno de los niños tuvieron su huevito de Pascua que se los hicieron las chicas del comedor Sembrando Sueños con colaboración de la gente de la ANSES, a través de Tito Godoy que siempre colabora con nosotros y en este caso les compró el chocolate y algunos ingredientes”, señaló Marisa.
“Hubo gente que vino a traer huevos pero no dan el nombre, colaboran en forma anónima y hoy (por ayer) los chicos del Interact también trajeron torta y huevos”, agradeció.