Daniel:
No me enteré a tiempo que te has ido a otro espacio, lo mismo tengo la oportunidad de comunicarme contigo y quiero expresarte lo que has significado en mi vida. Las cosas a veces no se dicen en el momento oportuno, pero la amistad siempre ha estado latente y seguirá de la misma forma.
Frente a la realidad de estos hechos, nos produce angustia y dolor y se piensa que la vida se terminó, pero no es así, los que tienen fe, como la tenías vos, dejan de andar por estos lugares donde nos veíamos siempre, sólo has dejado este cascarón que te visualizaba y pasaste a otro nivel, a otra dimensión, más cerca de Dios.
Cuando llegue a Alumni en 1977 en plena dictadura, el club me acogió como un viejo amigo que retorna a su casa, sin embargo era la primera vez que me acercaba y entre tantos amigos que encontré, estabas vos, con quien pude compartir momentos agradables y de gran compañerismo.
No puedo dejar de comentar una anécdota, entre las tareas que realicé te propuse hacer una escuela de fútbol y por supuesto me diste el ok, al poco tiempo me comentaste entre risas y angustia, que te había llamado el “jefe” del terrorismo de Estado de Villa María, para decirte que si seguíamos con la idea de llevar adelante ese proyecto, los dos íbamos a terminar en la cárcel por subversivos, por cierto desistimos de llevarlo adelante.
Tantos episodios gratos como éstos podría relatar, que expresan tu bondadosa y comprometida personalidad que serían necesarias muchas páginas, sin embargo, sólo quiero decirte, que sin vernos todos los días, seguiremos juntos para hacer ese Alumni que soñabas. Un abrazo y hasta siempre.
Omar Toscano