Faltan 30 segundos para el final. Luis Martina de Nueve de Julio de Morteros toma el balón y dice, “ya está, no da para más”. Los visitantes saludan al ganador. En la tribuna local hacía más de un minuto que ya festejaba a cuentas; ahora ya era un delirio. El tablero expresa 79 a 60, el festejo y el “Dale campeón, dale campeón”, se mezcla entre abrazos, gritos y lágrimas de emoción.
Ameghino es campeón y Villa María vuelve a tener un equipo en una liga de nivel nacional de básquetbol, después de 20 años.
En el sexto partido de una serie al mejor de siete encuentros, Ameghino se impuso por 4 a 2, y se quedó con el título de la Liga Cordobesa. Pasaron casi 12 meses después de aquella final ante Complejo, donde quedaron a un paso, pero a la bronca la transformaron en garra y la tristeza en sed de revancha.
El encuentro tuvo un primer cuarto en ambos equipos, buscaron anotar en el aro contrario, pensando poco en la defensa. Quigley (8 puntos en ese parcial) empezó con todo y Ameghino anunció que la zona pintada iba a ser de su dominio. Se sumó Aristimuño con otros 6 y todos con la conducción de Gorostiaga (el mejor del partido), que aportó 9 puntos, entre ellos dos triples, en ese segmento También Iglesias apareció sorprendiendo y sumó otros 5. El local lastimaba y el visitante lo sufría. Salvo una ráfaga de Martina y tres triples de Festa, Conti y Toledo, le permitieron al “Celeste” mover el tablero, pero lejos estaba de encontrar su juego.
¿Habrá sido una cábala? El “Celeste” anoche se vistió de rojo, igual que en el cuarto partido de la serie que ganó en esta ciudad. Pero ni eso le alcanzó. El 31-20 de ese cuarto, le dio un gran envión anímico al local.
El segundo cuarto, bajó la intensidad en el goleo, pero Ameghino siguió lastimando, ahora desde el perímetro con “Ricky” Lástrico, que con un triple puso 36 – 22 el marcador. El “León” defendía cada pelota como la última y le cerró todos los caminos a los de Morteros, para encontrar el mejor tiro. Otro triple de Iglesias, sacudió a la visita e hizo saltar a la tribuna local. Ameghino ganaba 45-26 y sacaba 19 de diferencia, a falta de 1 m 31 s para el cierre de ese segmento. El 46-26 del final del primer tiempo, con un parcial 15-6 en ese segundo cuarto, fue una muestra contundente del trabajo ofensivo de los dirigidos por Pablo Castro y el desgaste que le generó al visitante.
En el tercer cuarto, Ameghino seguía concentrado, dándole intensidad ofensiva a cada posesión y dominaba la pintura donde era dueño de todos los rebotes y lastimaba desde el perímetro. Otro triple de Iglesias y un doble de Duval, le permitieron sacar la máxima diferencia: 26 puntos.
La visita mejoró el trabajo defensivo y un buen pasaje de Toledo, más un triple de Conti le permitió mejorar el parcial, pero enseguida Gorostiaga castigó con otro triple (60-35), que los volvió a la realidad para hacer notar que la reacción visitante parecía cada vez más difícil. El tercer cuarto terminó 66-44 para Ameghino y la ilusión de los locales parecía cada vez más cerca de su objetivo.
Parecía que el cuarto final iba a estar de más, pero con mucho amor propio el “9” de Morteros defendió mejor, y aprovecharon la ansiedad de Ameghino que dejaba la sensación que ya pensaban en los festejo. Quigley se fue por cinco faltas y el visitante achicó la diferencia en el tablero a 12 puntos (72-60), que le ponía algo de suspenso al cierre (faltaban 3 m 30 s).
Iglesias y Gorostiaga, desde la línea, despertaron a los locales que recuperaron parte de la ventaja y le pusieron un broche al cierre, un par de minutos antes del final.
El sacrificio del visitante no era suficiente. El “León” con templanza y concentración fue cerrando el juego para abrir la puerta de los festejos.
Faltaban 30 segundos cuando la pelota cayó en manos de Luis Martina, el guerrero de las mil batallas del equipo de Morteros. Como hidalgo gladiador, se rindió y dijo “Ya está. ¿Para qué más?”. Les dio la pelota a los jueces y le tendió la mano a cada uno de los campeones.
“Es la noche soñada”, comenta Iglesias. “Somos campeones. Hace un año que soñamos con sacarnos esta espina”, dice Renzi. “Vamos a jugar el Torneo Federal, sea como sea”, dice un emocionado Pablo Giraudo, dirigente de Ameghino. “Yo te dije, hoy iba a ser un gran día”, recuerda el técnico Pablo Castro.
Aplaudan señores, el básquetbol de Villa María vuelve a tener un representante en una liga nacional, como Unión en 1986, como con Ameghino, en 1995. ¡Salud campeones!.