El 28 de febrero se atendió por primera vez en el nuevo edificio del Hospital Pasteur. Ahora, la Guardia y algunos consultorios son lo único que aún convoca gente al viejo edificio, que está cada vez más lejos de mostrar la postal de pasillos llenos de gente, ruido, y movimiento constante.

Hoy la esquina de Mendoza y Seppey y su entorno asimilan de a poco la partida del centro de salud, que fue dándose en forma paulatina.

La gente que estaba haciéndose atender allí cuando este medio realizó una recorrida manifestó un desconocimiento total acerca de cuándo van a mudar al nuevo edificio los consultorios que aún permanecen allí y adonde estaban esperando ser atendidos.

Además, salvo casos puntuales, la mayoría de los comerciantes de la zona indicó no haber sentido en sus ventas ni en el flujo de clientes la reducción del número de personas que asiste al viejo Pasteur.

“A nosotras nos queda más cerca el nuevo Hospital, pero anoche fuimos allá para hacernos atender de urgencia y no nos dejaron pasar, funciona en horario de comercio parece, tuvimos que venir a la Guardia de acá”, apuntaron dos vecinas.

Por su parte, otra de las señoras que dijo aguardar ser atendida por un gastroenterólogo, reclamó: “Me atiendo hace muchos años acá, pese a que soy de Villa Nueva, porque el hospital de allá se convirtió en una clínica, te cobran por todo”.

“No tengo idea hasta cuándo atienden acá, no nos han dicho nada y ni los médicos saben exactamente, así que ahora sigo viniendo, me queda más cómodo porque vivo a dos cuadras”, sostuvo Claudia.

 

Qué dicen los comercios

 

La apreciación de los comerciantes que rodean el edificio del viejo Hospital es variable. 

Desde la farmacia que está justo en frente reconocieron que ellos sintieron en sus ventas el menor movimiento de pacientes: “La mayoría de los consultorios ya se trasladó, lo único que sigue es la Guardia, las ventas han bajado un 50% por lo menos, pero no nos vamos a mover de acá porque tenemos una buena clientela en el barrio y tratamos de ampliar nuestros servicios y diversificarlos para ellos”, apuntaron.

En cambio, la joven a cargo del quiosco de revistas de al lado consideró que “no se ha notado menos movimiento, la gente va y viene y no se sintió en las ventas, de hecho, podría decir que pasa más gente por acá”.

En el café de la esquina dicen que “se ha sentido un poco, sobre todo a la mañana, pero tenemos esperanza de que vayan a poner otra cosa”. 

Roxana, de una panadería a metros del viejo Hospital Pasteur, aclaró que “mis ventas siguen igual, no trabajaba tanto con el Hospital, sino más con los barrios que están acá atrás, así que se ha sentido poco el traslado al edificio nuevo”. 

 

La frase: "Esta es una calle muy de paso, continuamente hay movimiento. A lo mejor antes se veía que se paraban mucho los remiseros esperando que la gente salga y ahora es como que se le facilita a la gente poder parar a comprar porque hay un poco más de lugar para estacionar y eso me benefició y se sintió muy poco el traslado al nuevo edificio”. Roxana, comerciante