El Convento de San Carlos es una joya en sí mismo por sus características arquitectónicas, las que le endosaron los frailes franciscanos a la hora de levantarlo, en 1796. Sin embargo, su importancia cardinal excede los aspectos estéticos (y de hecho los supera en trascendencia), apoyándose en un suceso histórico que tuvo al inmueble como protagonista: la batalla de San Lorenzo. Y es que el templo sirvió de cuartel general a los integrantes del Regimiento de Granaderos a Caballo, capitaneados por un tal José de San Martín, en las horas previas al célebre combate. Mucha sabia de marchas y proezas habita en el ambiente.
Ubicado en la médula de San Lorenzo, provincia de Santa Fe (25 kilómetros al norte de Rosario, 280 al sureste de Villa María), el convento no estaba terminado cuando el “Gran Jefe” y sus granaderos llegaron casi en puntitas de pie, la noche del 2 de febrero de 1813. Allí se agazaparon esperando al amanecer y los candores de la beligerancia, mientras oteaban los barcos realistas estacionados en el Paraná. De eso y de otras cosas habla el edificio, evocando uno de los capítulos cruciales de las guerras independentistas argentinas, la única contienda librada por San Martín en suelo patrio.
Al respecto, destacan en el interior de la abadía (que también funciona como museo), sitios como la “celda” (así se denomina a las habitaciones construidas para los religiosos) que ocupó el máximo héroe de la Patria (la sala incluye objetos personales de éste), la capilla (donde se celebró el triunfo y luego una misa en memoria de los caídos), el cementerio (que incluye una urna con los restos de algunos soldados muertos en combate), y el refectorio o comedor (que sirvió como improvisado hospital durante las escaramuzas, y en el que falleció el sargento Cabral luego de defender a su general, en perpetuada gesta).
Otros espacios de especial interés, aunque no tan íntimamente relacionados con la batalla, los corporizan el patio central (de múltiples arcos, muy colonial en su estilo), los colegios religiosos, las exhibiciones de arte sacro, el claustro cerrado, el seminario, las salas de profundis y de armas y la llamada Galería de los Escudos (así denominada a partir de los escudos de las 23 provincias argentinas que acoge).
Campo de la Gloria
Justo frente al Convento San Carlos, el Campo de la Gloria convida con más leyenda y aura histórica. Se trata del punto específico donde las tropas criollas se enfrentaron a las realistas aquel 3 de febrero, en apenas 20 minutos de fragores. Hoy, el lugar hospeda un agraciado monumento conmemorativo, que da a las aguas del Paraná y al paseo costanero.
También lindante al templo, el pino histórico colabora con la contemplación del ayer. Plantado por los franciscanos ni bien llegaron a la zona, fue bajo su sombra que San Martín escribió el parte del combate. Ese que todavía los colegiales siguen trayendo a la vida, cantando que febo asoma, ya sus rayos.