Se comete un femicidio cada 30 horas en la Argentina, relevó la ONG La Casa del Encuentro. El último, el de una mujer joven que fue víctima del ataque de su novio mientras discutían en un bar de Puerto Madero, en la Ciudad de Buenos Aires.

Este femicidio se suma a los más de 1.808 asesinatos machistas cometidos contra mujeres en nuestro país registrados por la ONG La Casa del Encuentro desde el año 2008 hasta el 2014. 

Vale la pena recordar que muchas de las mujeres asesinadas habían realizado denuncias previas contra sus agresores, pero nadie las escucho y mucho menos intervino para evitar sus muertes anunciadas. Todas, muertes evitables. 

Hace un mes, las Mujeres de la Matria Latinoamericana presentamos un informe en el que dimos a conocer los datos obtenidos en diez provincias de la Argentina sobre el monitoreo de los principales aspectos de la Ley 26.485 de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, vigente desde abril de 2009. 

Los mismos confirmaron que el Estado nacional y los estados provinciales poco y nada hacen para terminar con la violencia contra las mujeres. La muestra más significativa de ello es el escaso presupuesto asignado al Consejo Nacional de Mujeres (CNM), órgano de aplicación de la Ley 26.485, para la elaboración y ejecución de políticas publicas en todo el territorio naciona: el mismo contó durante 2014 con tan sólo el 0,0018% del total del presupuesto nacional, lo que representa la insignificante suma de 0,80 centavos por cada una de nosotras para garantizar nuestro derecho a vivir una vida libre de violencia. 

La falta de asistencia integral a mujeres en situación de violencia, la escasez de casas-refugio, la ausencia de patrocinios jurídicos gratuitos especializados, la falta de jerarquización de áreas específicas son algunos de los datos que surgen del informe. 

La ley 26.485, que significó un avance en nuestro país, es letra muerta; su falta de aplicación es sumamente grave, la ausencia de políticas públicas pone en riesgo nuestra autodeterminación, nuestra salud y nuestra vida. 

Como sociedad debemos reflexionar profundamente acerca de esta problemática, ya que afecta a más del 50% de la población, y exigir el cumplimiento de las leyes vigentes.

Cada una de nosotras, nuestras hijas, hermanas, madres, tías, sobrinas, amigas, vecinas, compañeras de trabajo, atravesamos cotidianamente distintas formas de discriminación y violencia sexista por el sólo hecho de ser mujeres, pero de esa inseguridad nadie habla. 

Los femicidios son la forma más extrema que toma la violencia contra las mujeres, son los asesinatos de mujeres por el sólo hecho de serlo, pero también existen otras formas de violencia (definidas en la Ley 26.485) que están naturalizadas por todos y atentan igualmente contra los derechos humanos de las mujeres. 

La violencia simbólica, por ejemplo, sostiene el resto de las formas que toma la violencia machista, está muy presente y se oculta en palabras disfrazadas de "piropos", en chistes que nos denigran, en imágenes que nos cosifican, en estereotipos que intentan unificarnos anulando nuestra diversidad, en libros que no nos mencionan, etcétera... Hagámosla visible para que se respeten nuestros derechos humanos y digamos basta de violencia contra las mujeres. 

Ni una muerta más por ser mujer en la Argentina.

 

Raquel Vivanco

Coordinadora nacional del movimiento
Mujeres de la Matria Latinoamericana