Ala experiencia y el corazón de siempre, el centrocampista Pablo Fernández, considerado clave en el andamiaje de Alem, le agregó ayer un gol impresionante que sirvió para el empate en un momento clave del partido.
“El gol se lo dedico a mi señora, a mi familia, que me hacen el aguante, a los dirigentes que siempre nos apoyan; a los colaboradores, desde los que nos alcanzan la ropa hasta los que nos dan la botella de agua y, en especial, se lo dedicamos al Colorado Negro, un hincha y un amigo”, manifestó después Fernández, en diálogo con EL DIARIO.
Sin parar de secarse la transpiración, como una muestra de todo lo que tuvo que correr, Fernández recalcó que se ganó: “Con el corazón, a lo Alem, sufriendo, como siempre”.
No obstante, aclaró: “Estuvimos tranquilos y, aunque por momentos perdimos la pelota, después de estar un gol abajo, tuvimos lo nuestro, la metimos y nos manejamos bien, confiando en nosotros”.
“Estábamos 1 a 0 abajo, pero no bajamos los brazos y cuando tuvimos que jugar, jugamos, y cuando tuvimos que meter, metimos. Terminamos como siempre, jugando a lo Alem”, agregó.
Consultado sobre la fortaleza mental que mostró el equipo, el volante fue claro: “Estos partidos no son para los bolu... Los partidos se ganan adentro de la cancha, no afuera. Hay que ser vivo, inteligente; enfrente teníamos un rival inteligente también, que jugaba. Pero supimos mantener la calma, estar bien paraditos y así lo pudimos sacar adelante”.
El símbolo
Cuando terminó el partido, después de haber salvado una jugada de riesgo, Cristian Agosto quedó arrodillado en el área chica y hacia él fueron todos sus compañeros, lo abrazaron y formaron una montaña humana emotiva, de frente al público de Alem, que deliraba.
“Hoy, en Jovita, en Laboulaye... Esta gente se merece esto y mucho más, así que ojalá Dios y la Virgen nos ayuden a brindarles el campeonato, ya que acá hay muchos hombres que ayudan, dirigentes que se rompen para darnos todo y un grupo que se bancó un montón de cosas”, expresó minutos después Agosto, mientras recibía el saludo de los compañeros, pero también de los rivales, reconociendo su hombría de bien.
“Sabíamos que nadie nos iba a regalar nada, se complicó, pero había que pelear, la peleamos, no nos quedamos atrás en ninguna disputa por la pelota, lo sacamos adelante y esto es fruto de la humildad y el sacrificio que tiene este equipo”, añadió el capitán y técnico del equipo.
En ese sentido, el equipo es lo suyo, por eso juntó a todos después del triunfo y dio un discurso emotivo, comprometiendo al grupo para lo que viene.
Después sí hizo tiempo para la dedicatoria personal: “A mi familia, a mi viejo, a mi señora, a mi hijo, a mis hijas y a toda esta gente hermosa que nos sigue a todos lados”, finalizó.
Un Albiero en alto
Previo al partido, el técnico Diego Rivera dijo que, entre Federico Figueroa y Tadeo Albiero, se había inclinado por este último de titular, atendiendo al juego por arriba, buscando mejorar en la pelota parada.
La decisión, explicada de antemano, salió de maravillas. Albiero marcó de cabeza, tras un tiro de esquina, el segundo gol de Alem y terminó erigiéndose en una de las piezas claves de la clasificación en Pilar.
“Gracias a Dios y a la Virgen pude marcar. Y gracias a Catoca (Rivera) que me puso en un partido importante para la pelota parada; se nos había complicado eso en la ida, esta vez tratamos de mejorar y, por suerte, pude convertir de cabeza”, explicó luego el atacante.
En cuanto al desenlace del encuentro, Albiero expresó: “Esto es así; en Alem si no se sufre, no se gana”. “Quedamos abajo en el marcador, después lo empatamos y en el segundo tiempo, apenas arrancó, pudimos sacar el punto que nos llevó a la clasificación, aunque se nos complicó al final”, resumió el ex-Bell y Alumni.
Además, indicó que “el mismo partido nos llevó a no tener la pelota; los espacios eran muy chicos, íbamos de un arco al otro; se nos complicó mucho, pero lo pudimos manejar”.
Por último, hubo un tiempo para la dedicatoria del gol: “A mi vieja, que se quedó en Ballesteros; a todos mis compañeros que estuvieron y a los que no pudieron venir y se quedaron en Villa Nueva; lo mismo para toda la gente”.
