Escribe: Juan Manuel Gorno
Fotos: Víctor Alvez
El día que Villa Nueva “se mudó” a Pilar quedará grabado a fuego como un capítulo histórico, que pasará de oreja a oreja entre los futboleros que recuerden algunos momentos épicos de Alem.
Si alguien pregunta cómo se edifica un finalista, alguno de esos más de 500 villanovenses que coparon el humilde estadio de Central Córdoba podrá testificar cómo el capitán, símbolo y técnico del equipo, Cristian Agosto -con un fuerte golpe en la cabeza y bañado en sudor- se jugó lisa y llanamente “la vida” para salvar una pelota a los 55 minutos del segundo tiempo, segundos antes del pitazo final, y defender el empate (2-2) como un verdadero león consagrado.
Esa imagen fue la última gesta individual de un equipo solidario en el sacrificio y en el compromiso para clasificar a la gran final del Provincial. Pero no fue la única imagen.
Al partido chivo desde el arranque, Alem le puso el corazón, con errores y virtudes, imprecisiones, nerviosismo y esa cuota de oficio y picardía para manejar el partido desde lo psicológico cuando la cosa pintaba complicada.
Central Córdoba, el rival, no quiso vender barata su derrota. Después del 4-3 que consiguió el “León” en Plaza Ocampo, el “Ferroviario” de Pilar también salió a poner garra y dar pelea, envuelto en problemas para jugar, en un piso desparejo y una tarde ventosa. Entonces la revancha se hizo sucia, picante, caliente...
A los 4 minutos nomás, el volante Jorge Fonseca le aplicó una trompada a Pablo Fernández enfrente del árbitro Maximiliano López, quien no se animó a expulsarlo y pareció darle libertad a la agresión.
Cuando hubo algo de juego, Alem insinuó con Maximiliano Le Roux y algún arrebato individual de Tadeo Albiero. Todo fue por derecha, donde la fricción causó jugadas con pelota detenida que fueron lo más peligroso del “León”.
La pegada de Le Roux, en dos tiros de esquina y un tiro libre, puso en jaque al arco local, pero primero el portero Lucas Tabernero la sacó al córner y después nadie llegó a conectar centros envenados para abrir el marcador.
Por la misma vía de la pelota parada se asomó Central Córdoba, cuando un centro pegó en el taco de Nicolás Altamira y se fue por encima del travesaño.
En lo demás, nadie triangulaba con precisión y las parejitas de pequeñas riñas se magnificaban hasta que el árbitro se acordó de sacar tarjetas y, a los 16 minutos, hizo la más fácil, expulsando con roja directa a uno por cada lado: Mayco Dichiara en Alem y Mariano Benítez en el local, por agresión mutua.
Pareció que la decisión arbitral podía encaminar la situación, pero el partido cambió por algunas cuestiones posicionales que Alem no pudo solucionar rápido.
Es que Emanuel Coria dejó de ser el enganche definido para jugar por izquierda, careciendo de retroceso con marcación. Y tras sus espaldas, a los 33 minutos, Leandro Benítez encabezó un contragolpe que terminó en centro para nadie, pero la pelota rozó en Diego Pedernera, descolocó al arquero Matías Gómez y fue el 1 a 0 para Central Córdoba.
Pablito clavó un golcito
Sin reacción clara en lo futbolístico, igual Alem respondió presionando más adelante, con los dientes apretados. Y 10 minutos después de la desgracia del gol en contra, llegó lo más lindo de la tarde: un golazo tremendo de Pablo Fernández, quien captó un rebote tras una guapeada de Le Roux y, desde afuera del área, sacó un remate de derecha, cruzado, que hizo inútil el esfuerzo del arquero.
Atrás de ese arco, con el empate explotó la hinchada villanovense, contagiando tanto entusiasmo que cuando empezó el segundo tiempo, llegó el 2 a 1 rápidamente, después de un córner que encontró la cabeza goleadora de Tadeo Albiero, de gran partido.
Obligado a convertir dos goles, Central Córdoba se tiró de lleno al arco de Matías Gómez y logró cierto impulso con los cambios, por la búsqueda clara que imprimieron los ingresados Mariano Carrera y Michael Domínguez, sostenidos desde atrás por el volante central, Yamil Cantaruti.
Alem aguantó sin poder cuidar la pelota, sobre todo cuando fueron saliendo los delanteros que podían aguantarla arriba. Y Central Córdoba fue.
El empate se hizo desear, pero llegó a los 37 minutos, cuando un tiro libre de Villalón se estrelló en el travesaño, el rebote fue captado por Domínguez, que le dio un frentazo hacia el medio y Carrera, también de cabeza, la mandó a guardar.
Así, el final fue para alquilar balcones (o techos, como hicieron algunos habitantes de Pilar, entusiasmados por el partido).
Central Córdoba insistió y estuvo cerca, más que nada con un nuevo tiro libre de Villalón (la pelota pasó besando el poste) y un par de centros que supo neutralizar el arquero Gómez.
Tras una serie de circunstancias que hicieron detener el encuentro, el árbitro adicionó 5 minutos y luego 5 más, poniendo en punto de ebullición el corazón de todos los villanovenses, que iban a mil revoluciones por segundo.
Gómez, los hermanos Pedernera, el “Indiecito” Martínez y Agosto, con esa estirada formidable del final, le hicieron frente a cualquier monstruo. Y Alem, con el pitazo final, terminó construyendo un Pilar humano de emociones, con la final en el horizonte.
La figura
Tadeo Albeiro
El delantero estuvo en duda hasta el final, pero fue titular, no se cansó de preocupar a la defensa, aguantó todo y marcó el segundo gol. También se lució el arquero Matías Gómez, en el segundo tiempo. Y bien Le Roux en el primer tiempo.
El árbitro
Maximiliano López
El juez de San Francisco no penó con roja directa una agresión de Fonseca a Fernández y después, cuando el partido se le había ido de las manos, debió expulsar con roja directa a Dichiara y Mariano Benítez, por golpes menos violentos. Le faltó mostrar la amarilla en otras faltas fuertes. En lo demás, se mostró atento en un partido difícil para dirigir.