El sábado, EL DIARIO dio a conocer el caso de una señora que denunció a su hija por ejercer violencia contra ella, lo que, luego del fallo de la Justicia, se determinó que la misma no se pueda acercar a su progenitora (la denunciante). Esa restricción de contacto dictada comúnmente de manera inmediata al conocerse denuncias de violencia, tuvo repercusiones sociales de gravedad porque la hija vivía detrás de la casa de su madre. “Como tengo que estar a cierta cantidad de metros de distancia, me tengo que ir de mi casa”, contó la joven de 28 años, quien en la nota publicada agregó: “Nunca vino ni una asistente social ni la jueza ni nadie. La jueza escuchó una sola campana en vez de investigar, analizar, venir a hablar con la gente que me conoce”, añadió.
Precisamente, la jueza de Paz de Villa Nueva, María Ester Farías, salió al cruce de estas declaraciones, dio su versión y buscó aclarar.
“Yo no puedo dejar a una persona que es violenta en la casa porque no tiene adónde ir, porque tampoco puedo dejarlos juntos para que se maten”, explicó la jueza de Paz después de remarcar que la decisión tomada llegó “desde tribunales, donde la jueza de violencia familiar, Cecilia Fernández, me ordena, porque es un superior, que haga la exclusión y restricción de acercamiento, no es una decisión tomada por mí solamente”.
Farías recalcó que ni la familia, ni mucho menos los niños, quedaron en la calle. “Los niños no quedaron sin hogar, quedaron con la madre, que es con quien debían estar, porque los padres de esos niños, que son tres, no está ninguno con ella, pero todos les pasan su cuota alimentaria”, explicó, y agregó: “Quedaron en la casa de un hermano de la denunciada”.
Con respecto a los dichos de la implicada en donde afirma que “nunca vino ni una asistente social ni la jueza ni nadie”, Farías recordó: “A esta chica no es que no la haya ido a ver, sino que ella ha estado en el juzgado varias veces, de hecho como la madre venía constantemente por violencia, maltrato, insultos y demás, la cité y le recomendé que se fuera a otro lugar, donde tuviera pieza, cocina y baño por lo menos, le estuve hablando con anterioridad para no tener que llegar a esta instancia porque la madre estaba todos los días acá”.
De hecho, enfatizó que “fueron varias las denuncias que hizo la madre y en un momento el tribunal consideró que era una conflictividad familiar, entonces no daba lugar a que se la saque; pero en la última denuncia sí, porque la señora no sólo quería que se fuera ella sino también su pareja”.
“De los treinta y algún años que tiene la chica, yo conozco la situación de esta familia desde que la chica tenía 14 y ya tenían conflictos familiares, no sólo con la madre sino también con los hermanos, mirá si conoceré el caso”, apuntó.
Sobre la situación, que tenía como escenario una vivienda ubicada en la calle Almirante Brown, entre Córdoba y Comercio, en el barrio Medalla Milagrosa, dijo que “el hogar era una pieza donde vivían tres niños, una madre y el concubino, tenía baño afuera, era un desastre el estado en donde vivían, tendrán que ver la forma de ir a otro lugar, y si no la pueden pagar verá la parte de Acción Social a ver si la pueden ayudar”.