Un vecino de barrio San Martín fue condenado ayer a ocho meses de prisión efectiva, pero como ya cumplió la pena impuesta, recuperó la libertad ni bien concluyó la audiencia de debate.
En el marco de un juicio oral y público sustanciado en la Cámara del Crimen local, Mario Miguel Mercado (47) fue declarado autor responsable de “lesiones leves”, “atentado a la autoridad” y “tenencia de arma de fuego de uso civil sin autorización”, por hechos ocurridos a primera hora de la mañana del 1 de agosto del año pasado en su domicilio.
En efecto, durante un allanamiento que realizaba la Policía en la vivienda ubicada en Gorriti 125, casi esquina Entre Ríos, en busca de un hijo de Mercado por su presunta vinculación con un “robo calificado”, el dueño de casa le asestó un golpe de puño en el rostro al sargento Hernán Darío Giusiano y lo dejó inconsciente.
Como el acusado se declaró culpable de los hechos que se le atribuían, el juicio se realizó bajo la modalidad de trámite abreviado, con lo cual se omitió la recepción de pruebas testimoniales en la sala del quinto piso de Tribunales.
Condena pactada
Tras la confesión de Mercado, el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, informó al juez Félix Martínez que, previo al debate, con el abogado defensor, Juan Antonio Rusconi, habían acordado una pena de ocho meses de prisión efectiva por los delitos cometidos.
Como hace dos semanas se cumplieron ocho meses de ocurrido los hechos, se le dio por compurgada la condena y se ordenó su libertad, la que se efectivizó instantes después que el secretario Guillermo Picco diera lectura de la parte resolutiva de la sentencia.
Mario Mercado también fue declarado reincidente, porque registra otras tres condenas (la última hace menos de cinco años) y se le impuso una multa de 1.000 pesos.
Forcejeo y golpes
De acuerdo con la pieza acusatoria, cuando efectivos de la División Investigaciones de la Unidad Departamental llegaron al inmueble de barrio San Martín y tras lograr la detención del joven que estaban buscando, los hermanos del sospechoso acometieron contra los efectivos policiales y se produjo un violento forcejeo.
En esas circunstancias, una hija de Mercado le rompió un palo de escobas en la espalda a uno de los uniformados que se llevaba detenido a su hermano, lo que generó la intempestiva reacción del sargento Giusiano. Fue entonces cuando Mercado arrojó un violento golpe de puño que impactó en la boca del funcionario, quien cayó pesadamente al suelo, a tal punto que perdió la conciencia durante algunos minutos.
Mario Mercado fue detenido y trasladado a la Comisaría de Distrito, al igual que dos de sus ocho hijos (el muchacho que estaban buscando y la joven que golpeó a un policía con el palo de escoba), mientras que Giusiano debió ser atendido en un centro asistencial porque presentaba una herida cortante en el labio inferior.
Durante el procedimiento, la Policía secuestró un revólver calibre 32 corto, por lo que el dueño de casa también fue procesado -y ayer condenado- por “tenencia de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización”.
El allanamiento
El tumultuoso operativo policial se concretó a las 7.30 de la mañana de aquel primer día de agosto de 2014, dando cumplimiento a una orden de allanamiento expedida por la Justicia en procura de esclarecer un asalto perpetrado el 26 de marzo de ese mismo año en una verdulería ubicada en la esquina de Mendoza y Ayacucho, también en barrio San Martín y a sólo una cuadra del Hospital Regional Pasteur.
De acuerdo con la información oficial difundida por la Policía el mismo día del allanamiento, el individuo que buscaban por su presunta participación en el robo a la verdulería se resistió al arresto, lo que motivó que intervinieran algunos familiares, quienes “sin mediar palabra agredieron físicamente al personal policial actuante”, precisó la Departamental en el comunicado de prensa.
Luego se hicieron presentes efectivos de la Patrulla Preventiva, quienes detuvieron al dueño de casa, de 47 años, y a su hija de 24. Y al realizarse el palpado correspondiente, se constató que el mayor tenía entre sus ropas un revólver.