Un joven cordobés que padece un grave problema de adicción fue condenado ayer a tres años de prisión de cumplimiento efectivo luego de reconocer su responsabilidad en los hechos por los que llegó a juicio, aunque atribuyó su conducta delictiva al consumo de drogas.
Se trata de Sergio Ramón Pérez Castro, de 27 años, quien al hacer uso de la “última palabra” reclamó una urgente asistencia médica porque de otro modo volverá a delinquir cuando recupere la libertad.
“Por favor, necesito un tratamiento para recuperarme de mi adicción a las drogas... y también la ayuda de un psicólogo porque cuando salga de la cárcel voy a volver a cometer el mismo error”, suplicó el convicto reincidente, quien se encuentra detenido desde el 1 de septiembre del año pasado, apenas 28 días después de haber abandonado el penal de barrio Belgrano.
Pérez Castro, alias “Checho” o “Keko”, nació en la capital provincial el 25 de enero de 1988, aunque estuvo radicado varios años en Oliva. Allí, entre 2006 y 2012, protagonizó numerosos delitos contra la propiedad por los que fue juzgado y condenado en cuatro oportunidades. La última vez, el 13 de junio de 2012, cuando se le aplicó una condena unificada de tres años y dos meses de prisión por haberle robado el teléfono celular a la hermana de un amigo.
Este joven presidiario, que padece una severa adicción a las drogas desde que tenía tan sólo 11 años, recuperó la libertad el 4 de agosto de 2014 y volvió a las andadas el 30 del mismo mes, cuando amenazó a una vecina de barrio General Roca, donde se había radicado a poco de salir de la cárcel.
En efecto, mientras se encontraba sentado en el umbral de la casa de su concubina, ubicada en calle Estados Unidos al 1300, insultó a la mujer que se encontraba en la vereda de enfrente: “¡Qué mirás, vieja cu…! ¿Te debo algo, acaso?”, le dijo en tono amenazante al tiempo que le exhibía un revólver.
Y apenas dos días después, junto a otro delincuente que no pudo ser detenido ni individualizado, perpetró un asalto a mano armada en el domicilio de Analía Piazza, sito en San Juan 1450, de donde se llevó poco más de mil pesos en efectivo, dos relojes y un iPhone luego de reducir y maniatar a la dueña de casa.
Sin embargo, la suerte de Pérez Castro quedó echada esa misma noche, ya que los hermanos de la víctima localizaron el smartphone gracias al GPS, a través de una computadora, por lo que momentos más tarde la Policía lo detuvo sobre calle General Paz al 500, a sólo un par de cuadras de la Comisaría de Distrito.
Por estos hechos, el joven fue condenado a tres años de prisión, con declaración de reincidencia, tras ser declarado autor de “amenazas” y coautor de “robo calificado por uso de arma de fuego” cuya operatividad no se pudo acreditar.
Sucede que, al ser periciado, se comprobó que el revólver utilizado en el asalto no estaba en condiciones de ser disparado, ya que -curiosamente- las balas cargadas en el tambor estaban envueltas con pequeños trozos de tela, mientras que el percutor se hallaba trabado con una madera. En definitiva, el arma no funcionaba.
La audiencia de debate fue presidida por el camarista Félix Martínez y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez y del abogado defensor Jorge Bustos, mientras que el secretario actuante fue Guillermo Picco.
La confesión lisa y llana de los hechos por parte del acusado posibilitó que el juicio se realizara bajo la modalidad de trámite abreviado y producto de ello la Fiscalía y la Defensa habían acordado la pena finalmente impuesta.
Pérez Castro estará en condiciones de obtener la “libertad asistida” (que permite la excarcelación seis meses antes del cumplimiento total de la pena) el 1 de marzo de 2017.Sin embargo, como hasta el momento la conducta del joven presidiario no es buena, lo más probable es que tenga que completar la sentencia (los tres años), por lo que dejaría el penal recién el 1 de septiembre de ese mismo año.